jueves, 22 de septiembre de 2016

Valentín Vergara

Una gran trayectoria con convicción, ética y moral

                  Valentín Vergara nació en Diamante, Provincia de Entre Ríos en el año 1879, pertenecía a una familia de escasos recursos económicos, en un hogar humilde y con grandes dificultades, como toda familia que por aquellos tiempos sufría importantes carencias de índole económico, pero ésta, era una familia de grandes conceptos morales y de gran esfuerzo y sacrificio, que daría sus frutos al poder brindar a su hijo una digna educación, produciendo el gran y tan ansiado ascenso social.
                Desarrolló su niñez en la provincia de Entre Ríos, realizando sus primeros estudios en la ciudad de Concepción del Uruguay, donde los culminó con el título de bachiller en el Colegio del Uruguay que fundara, años antes, el General Justo José de Urquiza. Con el título secundario, se trasladó a Buenos Aires, donde ingresó a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Buenos Aires, allí estudió y obtuvo el título de abogado, primero, y el de Doctor en Jurisprudencia, en el año 1904. Su tesis doctoral se basó en el tema de la posesión hereditaria, y por ella, fue distinguido con el diploma de honor
                Desde su juventud fue militante de la Unión Cívica Radical, y ya desde esa primera época, comenzó a adquirir notoriedad y relieve por su personalidad política, su inteligencia, su gran capacidad de oratoria y fundamentalmente por los altos valores éticos y morales que se condescendían con los principios que sostenía la Unión Cívica Radical desde su nacimiento. Participó en la revolución de 1905 contra el gobierno de Manuel Quintana, del cual, participando en los enfrentamientos, salvó su vida de manera providencial. Su firme convicción radical, su innegable formación jurídica que hacía de la Constitución Nacional una regla de vida y de su defensa una bandera de lucha, hicieron que Vergara, a los 26 años, tomara parte de esta gesta revolucionaria que la Unión Cívica Radical, comandada por Hipólito Yrigoyen llevó adelante en 1905.
                Terminados sus estudios universitarios, se radicó en la Ciudad bonaerense de Bahía Blanca junto a su hermano José María, también abogado, ambos habían sido contratados por Ferrocarriles del Sud y Valentín, no tardó en convertirse en una de las populares figuras del radicalismo de la zona.
                Contrajo matrimonio con Aurora González, con quien compartiría el resto de su vida, una mujer que lo acompañó y apuntaló en todo momento con respecto a su actividad política y pública.
                Fue en Bahía Blanca donde se rodeó de un gran prestigio profesional y afecto popular, siempre arraigado dentro de la U.C.R. al Yrigoyenismo, comenzó su accionar público primero, desde un escaño del Consejo Deliberante, luego ocupando el cargo de Intendente Municipal. Sus obras más importantes como Intendente de Bahía Blanca cuentan de: El Teatro Municipal, pavimentación de los caminos al cementerio, al puerto Ingeniero White y al matadero municipal, convirtió el “cementerio viejo” en la actual plaza Pellegrini.
                Terminada su gestión al frente del gobierno municipal, Vergara se dedicó de lleno a transitar la vida partidaria, llegando a ocupar por primera vez una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, para la que fue elegido en los comicios del 3 de marzo de 1918, hasta 1922. Fue elegido con motivo del triunfo radical en las elecciones legislativas de 1918, con el 59% de los sufragios, contra el 35% del partido conservador.
                Su tarea legislativa tuvo como uno de sus objetivos centrales, luchar contra el centralismo ejercido por la ciudad de Buenos Aires en el país. Además, en 1919, presentó el proyecto de ley de Obras de saneamiento para la ciudad de Bahía Blanca; en el período legislativo de 1920, fue autor del proyecto de ley de construcción de un edificio para la Escuela Normalista de Bahía Blanca; otro, en igual sentido, para la construcción de un edificio destinado a la Escuela Normal Mixta de Olavarría; y otro, para la construcción de un edificio destinado a la Escuela Normal de Las Flores. En ese mismo año suscribió los proyectos sobre construcción de un pabellón de infecciosos en el Hospital San José de Bahía Blanca y otro de construcción de los cuarteles de Azul. Durante el año 1921 presentó el proyecto de ley para construir un ferrocarril desde San Luis hasta Bahía Blanca, que tenía por objeto generar un polo de salida para las mercaderías de la zona de Cuyo. En 1922, sus proyectos de ley presentados fueron sobre la reforma a la Ley de Pensiones y Jubilaciones de empleados de empresas particulares y de servicios públicos; y, otro sobre la creación de la Cooperativa Nacional de Hacendados.
                Este trabajo parlamentario se vio acompañado de importantes participaciones en el recinto donde Vergara defendió, siempre, los principios de la Unión Cívica Radical. De una oratoria ejemplar fue siempre la vos del radicalismo en el congreso, una de sus intervenciones con respecto al centralismo dice:
                “soy un convencido de que solamente con el engrandecimiento moral y material de las ciudades con vida propia y situadas a gran distancia de la Capital Federal, se conseguirá en el futuro realizar la aspiración nacional de descentralizar esta gran urbe que absorbe toda la República por la falta de aliciente, estímulo y atractivos de que se resienten la mayoría de los centros y ciudades del interior”.
                Presentó infinidad de proyectos de ley, donde también se pueden destacar: adquisición de semillas para los colonos de la provincia, construcción de seis edificios en Bahía Blanca, destinados a la escuela normal mixta, el colegio nacional, la escuela nacional de comercio, correos, telégrafos y palacio de tribunales.
                En 1922, encabezó la Lista de Candidatos a Diputados Nacionales en las elecciones llevadas a cabo el 2 de abril de ese año, y en las que la lista de la Unión Cívica Radical, encabezada por el doctor Vergara, obtuvo 114.504 votos (60,6%) contra 61.795 (32,7%) del Partido Conservador, obteniendo así la reelección. En este segundo mandato, fue nombrado presidente de la comisión de asuntos constitucionales, presidente del bloque de diputados radicales y vicepresidente de la Cámara. De ese segundo mandato legislativo es importante rescatar sus proyectos de ley sobre Jubilaciones y Pensiones para el personal de empresas periodísticas y sociedades anónimas; el de modificación de la ley sobre el ejercicio de la procuración; el de intervención federal a las provincias de Mendoza y San Juan; y el de construcción de un edificio para la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
                En 1924, al producirse la división de la UCR en dos partidos, yrigoyenista y anti-personalista, Vergara formó parte del primero de los bloques, como siempre, desde sus inicios en política.
                El 31 de octubre de 1925 la Convención Provincial de la Unión Cívica Radical aprobó la Fórmula Vergara-Ortúzar para las elecciones a Gobernador que se iban a desarrollar en 1926. En la mencionada elección, el binomio radical se impuso con 109.110 votos, por sobre el binomio socialista integrado por  Repetto-Lemos quienes obtuvieron 25.239 sufragios, mientras que el Partido Conservador no presentó candidatos, anunciando la abstención.
                Fueron palabras de Vergara en aquella ocasión: “Pertenezco a un partido que se ha debatido en toda la República por el imperio del sufragio libre, los escrutinios puros, y la honradez dentro de la administración, y sería indigno de él y de su confianza, si dominado por un torpe sensualismo hiciera sentir la influencia oficial para contrariar la voluntad popular.”
                Valentín Vergara asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires el 1º de mayo de 1926, su compañero de fórmula como vicegobernador fue Victoriano de Ortúzar, fueron sus ministros: Ministro de Gobierno, doctor Obdulio Siri. Hacienda, señor Francisco Ratto. O. Públicas, ingeniero Ernesto C. Boatti.
                Al asumir, anunció que proseguiría el vasto plan de obras de su antecesor, José Luis Cantilo, que fomentaría el esfuerzo de los hombres que enriquecían la provincia con su labor agrícola y ganadera; que daría impulso a las industrias y propendería a la radicación de otras nuevas; que entregaría a la colonización y al trabajo ricas extensiones de tierra pública; que sería una de sus grandes preocupaciones la regularización de las finanzas provinciales, como asimismo el mejoramiento del régimen municipal vigente mediante la revisión constitucional. Prometiendo un gobierno digno de las predilecciones de que lo hacía objeto el electorado.
                Todo el gobierno de Vergara tuvo como telón de fondo el problema de la división del radicalismo, la amenaza permanente de la intervención federal y una complicada situación financiera para el distrito que arrojaba un déficit para el período de 17 millones de pesos y obligaciones a mediano plazo que superaban los 60 millones. Vergara trató de resolver los problemas fiscales aplicando una reducción de los gastos. Sabía que no podía hacer reducciones drásticas que estabilizaran el presupuesto. La decisión que tomó fue, la de pedir un préstamo para cubrir el déficit de ese año e impulsar el revalúo fiscal, aprobado en el último tramo de la gestión de Cantilo, para que se pudiera comenzar a cobrar en el ejercicio siguiente, de modo de sincerar el sistema tributario provincial y de ese modo generar un flujo mayor de recursos genuinos.
                Así como la intervención federal fue un tema que sobrevoló todo su mandato, también lo fue la cuestión de los juegos de azar. Para ambos casos, se puede afirmar que fueron cuestiones utilizadas por los "antipersonalistas" en pos de debilitar la candidatura del doctor Yrigoyen. En el conflicto de los juegos de azar, ideológicamente acompañados por los socialistas.
                Al margen de estas cuestiones, Vergara logró equilibrar las finanzas de la Provincia de Buenos Aires y además generó grandes obras de infraestructura que posibilitaron el crecimiento de la zona como podemos destacar: los Caminos que unían las ciudades de Morón con Luján, y Avellaneda con Quilmes, pavimentación en Mar del Plata, Ayacucho, San Isidro, Pehuajó y Zárate. Obras sanitarias en Chivilcoy, Arrecifes, Mercedes, Saladillo, La Plata y Avellaneda. Ampliación de la red del ferrocarril estatal de la provincia. Hospitales regionales en Bahía Blanca, Lobos, Pergamino, Junín y Zárate. Muelle de atraque en San Fernando, de 560 metros de largo. El estado provincial regía 2.000 escuelas primarias y 101 hospitales. No descuidó la adopción de medidas de profilaxis en aquellos lugares donde pudieran producirse epidemias debido a aglomeraciones accidentales, auspiciando también las distintas campañas realizadas por entidades científicas para contrarrestar los avances de enfermedades como la tuberculosis, avariosis, etc. La educación popular mereció preferente atención del gobierno que nos ocupa. El número de escuelas aumentó proporcionalmente al crecimiento de la inscripción en toda la provincia.
                Produjo un trabajo ejemplar al frente de la Provincia de Buenos Aires, sin haber perdido ninguna elección a lo largo de su mandato y garantizando la continuidad de la Unión Cívica Radical en el gobierno de la provincia, el 30 de abril de 1930, el Dr. Valentín Vergara dejaba la primera magistratura de la Provincia de Buenos Aires en manos de su sucesor, Nereo Crovetto.
                Sus palabras al finalizar su mandato fueron: “En el ejercicio del gobierno me he ajustado a los tres principios básicos que expresé al asumir: en lo político he tenido en cuenta la Constitución, a cuya sombra viven generosas todas las garantías y todas las libertades ciudadanas; en lo administrativo, he seguido el orden social; y en lo social la solidaridad y la igualdad”. Para finalizar diciendo que “El estado de Buenos Aires tiene constituida tal unidad y tal poderío económico y político que no habrá fuerza ni partido que pueda ya retrotraerlo al pasado”.
                Decidió poner un paréntesis a su actividad política. Para tal fin, había comenzado a reacondicionar su residencia en Bahía Blanca para retomar su trabajo de abogado. Desde La Plata viajó a Paraguay para descansar, y luego fue a su ciudad natal, Diamante, donde después de una cacería, contrajo una neumonía de la que no pudo recuperarse. Falleció el 22 setiembre 1930. Fue sepultado en el cementerio de Chacarita, en Capital.


Pablo Eduardo Vázquez