miércoles, 30 de noviembre de 2016

ESTEBAN ADARO: Gobernador y Diputado Nacional – San Luis


                Esteban Adaro, nació en San Luis el 29 de junio de 1875. Era nieto de Antonio Esteban Adaro, quien fuera un militar que luchó en la Guerra de Independencia Argentina y que participó en las guerras civiles argentinas en el bando del partido unitario. Además, era el mejor amigo del Coronel Pringles.

                Se recibió de médico y ejerció en su vida profesional como médico cirujano. Desde muy joven se unió a la Unión Cívica Radical, adhiriéndose en un principio a la política de la abstención electoral preconizada por Hipólito Yrigoyen. Fue un conspicuo dirigente de la U.C.R. Después de la revolución radical de 1905, sin embargo, vio una oportunidad para su partido a nivel provincial, estableciendo una alianza con sectores descontentos del Partido Autonomista Nacional junto a grupos derivados del mitrismo, conocidos en San Luis como republicanos y nacionalistas.

                De esta forma, fue el primer Gobernador de San Luis de tendencia radical. Llegó al poder en 1907, mediante una coalición entre radicales, nacionalistas, autonomistas y republicanos. Ganó las elecciones provinciales por amplio margen, pero al formar su gabinete se valió únicamente de radicales y escasas figuras autonomistas, dejando fuera a republicanos y nacionalistas como Adolfo Rodríguez Saá, Alberto Arancibia Rodríguez, Juan Daract y Guillermo Levingston, quienes produjeron un conato revolucionario el 24 de agosto de 1907, día en que debía asumir Adaro. No obstante, Adaro se reunió con los legisladores adeptos y juró en su presencia en un galpón de un acopiador de cueros y prestó juramento, designando como ministros al doctor Ramón Suárez y al ingeniero José Alric, entre otros. El 6 de setiembre se interviene la provincia y se nombra Interventor Nacional a Manuel de Iriondo. Adaro, no logró ocupar las instalaciones del gobierno hasta la llegada del interventor federal Manuel de Iriondo; éste obligó a los revolucionarios a abandonar la capital y reunió a los legisladores, que tomaron nuevamente juramento el 16 de septiembre. Pero nuevas dificultades políticas provocaron una nueva intervención en 1909, el 16 de marzo se lanza un nuevo levantamiento revolucionario contra el Dr. Adaro con una posterior Convocatoria a electores de gobernador, dando por terminada su gestión administrativa cuando se nombra Interventor Nacional a Julio Botet, debido al descontento en la Legislatura por la vigilancia policial impuesta por Adaro.

                El Dr. Adaro sobresalió por su honradez y amplia cultura y por haber desarrollado una ponderosa obra a pesar de las dificultades que trabaron su gobierno. Entre las que sobresalen el camino al Potrero de los Funes, La mensura de las colonias de Martín de Loyola, Nueva Constitución y Porvenir, ubicadas en la región sur del Departamento La Capital, además, se fundaron las colonias La Verde y La Calzada. También se delineó el pueblo de Coronel Rodríguez, y la construcción del acueducto "Vulpiani" en San Roque y los trabajos de captación del agua del Conlara, en el mismo lugar que se captara por primera vez en 1858. En la capital estimuló la creación de talleres de carpintería, talabartería, armería y herrería.

                En Mercedes inauguró una gran escuela graduada y en San Luis la escuela Lafinur, cuyo edificio había sido levantado por su antecesor en el centro de la plaza 25 de Mayo. Creó una comisión especial para fijar definitivamente las fronteras con la Provincia de Córdoba, reorganizó y equipó cuidadosamente a la policía provincial, creó colonias agrícolas y abrió caminos en el interior de la provincia. La actividad literaria tuvo durante su período de gobierno un auge notable, inspirada en la figura de Juan Crisóstomo Lafinur, que en esa época comenzó a ser considerado un prócer provincial; el gobierno adhirió a este estallido cultural adquiriendo vastas colecciones de libros para las bibliotecas provinciales. También mandó difundir el Código de Procedimientos Criminales para la provincia y se edificaron escuelas en varias localidades.

                El gobierno de Adaro nunca logró mantenerse a salvo de conflictos de poderes, tanto con la legislatura como con las municipalidades más poderosas, como las de la capital y Villa Mercedes, en las cuales predominaban los conservadores. La situación se tornó insostenible cuando el presidente José Figueroa Alcorta tomó abiertamente partido por sus opositores, decidido a ganar las siguientes elecciones.

                Posteriormente ingresó a Sanidad Militar. Más tarde, fue elegido Diputado Nacional por San Luis desde 1924 a 1928.

                Después de una larga trayectoria defendiendo los principios ideológicos, éticos y morales de la Unión Cívica Radical, dejó una gran obra pública para san Luis, pero sobre todas las cosas, dio una clara muestra de honradez y servicio para toda la sociedad puntana, falleció el 30 de noviembre de 1934.


Pablo Eduardo Vázquez

viernes, 25 de noviembre de 2016

PABLO CELESTINO LÓPEZ – UCR Córdoba


                Pablo Celestino López, nació en 1873 en Calamuchita, provincia de Córdoba. Contrajo matrimonio con Demofila Rodríguez en 1901 en la ciudad de Córdoba. Su ocupación fue la de procurador y su oficina se hallaba en la calle Jujuy 64. Su residencia estaba ubicada en la calle Deán Funes 485.

                La Unión Cívica Radical de Córdoba desde su nacimiento, estuvo muy ligada a la iglesia católica, al menos a un sector de ella, muchos de los católicos militantes de aquella época fueron también fundadores y engrosaron las filas del radicalismo cordobés en sus primeros años. Pablo Celestino López no escapa a este caso, ya que desde joven fue un ferviente y activo militante católico. Se asoció al Círculo Obrero Católico (COC) por intermedio de Ramón Sánchez cuando tenía 33 años (1898); por entonces trabajaba como “empleado” y se domiciliaba en Santa Rosa 226. Su actividad en la institución fue sumamente trascendente y estuvo asociado a la misma durante toda su vida. Siempre estuvo presente ocupando diversos cargos. En el Circulo Obrero Católico (COC), en la etapa 1897-1912 se desempeñó en funciones de mayor responsabilidad que las de vocal, lo mismo sucedió entre 1913 y 1921. En la fase siguiente, 1922-1930 y 1932-33 lo observamos en cargos similares. Además, fue presidente interino por unos meses en 1922, entre la renuncia de Ignacio M. Garzón y la elección de Germán L. Echenique.

                Según Ricardo Caballero, Pablo C. López pertenecía a viejas familias del federalismo de Córdoba, que habían tenido trascendental actuación en los eventos de la época.

                Hacia 1890 se había embanderado con la Unión Cívica y luego militó desde el mismo nacimiento de la Unión Cívica Radical, convencido que el nobel partido simbolizaba los más puros y claros ideales de ética, moral, libertad y justicia, y que eran principios básicos y fundamentales junto a la libertad de sufragio y respeto a las instituciones que necesitaba la Nación Argentina para encarar el nuevo siglo como una Nación emergente; siempre se mantuvo como un confeso admirador de Leandro Alem  y de Pedro C. Molina a quien en la militancia radical en córdoba lo siguió y apoyó durante aquellos primeros años en donde Molina se destacaba como un dirigente de primera línea dentro del radicalismo cordobés.

                Tuvo participación activa en las revoluciones radicales de 1890 y 1893, pero en la Revolución de 1905 tuvo una actuación importante y destacada en Córdoba donde se produjeron alguno de los enfrentamientos más fuertes entre las tropas que defendían el Gobierno Nacional y los Revolucionarios radicales.

                Al año siguiente fue miembro de la Comisión de Propaganda del Comité Central de la Provincia y Vicepresidente primero del Comité de la Juventud. Al crearse el comité Radical en la localidad de Ballesteros por influencia proveniente de la provincia de Santa Fe, Pablo C. López estuvo presente en dicho acontecimiento. Cuando se desató la polémica entre Pedro C. Molina e Hipólito Yrigoyen en 1909, López permaneció alineado con este último.

                En 1912 fue designado delegado por el departamento Cruz del Eje a la Convención Provincial y Elector de Gobernador por el departamento Santa María. Desde 1914 ejerció un cargo en el Comité Central de la Provincia y continuaba en el mismo cuando este destituyó a la Junta Locista en 1916. En este mismo año tuvo a su cargo la función de Elector de Presidente. Finalmente, se adhirió al Radicalismo Rojo cuando se produjo el quiebre del partido en Córdoba en 1916, negando explícitamente que esta fracción fuera anticatólica. En 1918, como consecuencia de esta división y de la postura que adoptó Hipólito Yrigoyen en favor de la unidad entre radicales azules y rojos, López le escribió una carta abierta al Presidente de la República que dice así:

                “Excelentísimo Sr.: con inmensa complacencia he presenciado el estrepitoso y merecido derrumbe de esta situación provincial apoyada por V.E., creyéndola baluarte inexpugnable de su gobierno y que había llegado ya “a la culminación de sus patéticas miserabilidades”; no obstante haber contribuido a su exaltación con todos mis entusiasmos y mis energías, en la memorable campaña electoral de 1915, como contribuí a la de V.E. en 1916. Y he dicho “con inmensa complacencia” porque este hecho a la vez que elocuente, es sintomático de la capacidad que ha adquirido el pueblo para reivindicar su augusta soberanía cuando por un lamentable error, la había delegado en quienes no supieron colocarse a la altura del supremo mandato conferido en hora histórica de la vida de nuestra incipiente democracia. Este inesperado veredicto popular que habrá contrariado sobre manera a V.E., es el merecido resultado del indecoro insuperable de este gobierno; de los imperdonables desaciertos del Comité Nacional del Partido, que solo tuvo en cuenta el número, prescindiendo de la calidad y de la tradición de los hombres, para orientar su política utilitarista, subalterna y servil y de la desquiciada intervención del Ministro Salinas a la casa solariega de las ciencias (la Universidad de San Carlos), llevando por delante respetables tradiciones seculares, de esas que constituyen el orgullo y los mejores blasones de los pueblos civilizados y cultos. En medio de este irreparable y colosal desastre del falso radicalismo que levantó la bandera de la venalidad y de la impudicia políticas, que siempre combatió la UCR de verdad y en torno de la cual agrupáronse los rumbeadores y los exitistas de todas las épocas, a quienes solo inspiran ideales que no están más arriba de sus estómagos, flamea incontaminada la vieja enseña del Parque, sostenida por los que jamás quebraron sus altiveces, ni renegaron de su credo ni comerciaron indignamente con su conciencia ciudadana y bajo sus amplios pliegues han de venir a cobijarse todos los sinceros y buenos que saben de patriotismo y de ideales generosos. V.E. debe tomar buena nota de este ruidoso y trascendental suceso, pues que él podría repetirse en el orden nacional, desde que se ha demostrado que si son posibles las asunciones plebiscitarias, también lo son los descensos en igual forma, porque el pueblo consciente tiene en sus manos resortes formidables para imponer su voluntad soberana. Hoy no prosperan las absurdas proposiciones de los que mandan!”

                Esta carta demuestra con claridad la posición del “rojismo” en 1916 con respecto a los integrantes del partido que siempre habían cuestionado. Pablo fue Diputado electo por la Capital cordobesa, representando precisamente a esa tendencia en marzo de 1917, 1918, 1919 junto con Julio Villalba y Pablo Martínez.

                Como varios integrantes del radicalismo rojo se pasará en la década del veinte a la UCR Impersonalista (como se decía en Córdoba) y como tal integrará la lista de candidatos a Diputados provinciales para las elecciones de 1925 y 1928.

                Se trataba de un dirigente de “convicción sincera” que luchó con desprendimiento y no persiguió otro objetivo que la institucionalización de su patria”. En 1920 renunció al Radicalismo Rojo, “luego de una larga y serena reflexión…que han llevado a mi espíritu el más profundo convencimiento de que se ha desvirtuado la esencia misma de aquel austero radicalismo, de ética inmutable predicado por los viejos apóstoles de la Causa, al cual yo he rendido ferviente culto…desde el estallido revolucionario del 26 de julio de 1890 (y 1905)… consagrándoles todas mis energías…que los llevaron al gobierno de la provincia primero y al de la República después”. Luego agregaba “Al volver al silencio de mi modesta vida ciudadana, después de tres lustros de lucha continuada por el triunfo de un noble ideal, sin haberlo conseguido en la plenitud soñada y de donde saldré cuando me lo exijan intereses muy superiores o cuando entienda que es factible el resurgimiento del Radicalismo tradicional, no llevo mezquinos rencores hacia nadie, sino por el contrario, el más grato recuerdo de los viejos camaradas con quienes he compartido las horas azarosas de crueles incertidumbres y de profundos desalientos, experimentados en la empeñosa y larga brega cívica para realizar la obra que el Dr. Leandro N. Alem encomendara a las generaciones del porvenir en su histórico testamento político, así como las de los grandes entusiasmos y de los sonados triunfos celebrados por el país entero porque Córdoba ha sido siempre la brújula orientadora al radicalismo Nacional”.



Pablo Eduardo Vázquez

jueves, 17 de noviembre de 2016

Plaza de las Mercedes: conservadores contra radicales

Por Rogelio Alaniz

Las elecciones fueron convocadas para el 3 de noviembre de 1935. Más allá de las correctas relaciones establecidas entre dirigentes conservadores y radicales, a nadie se le escapaba que una elección se ganaba con hombres decididos a defender a punta de pistola la voluntad popular. El gobernador Frías era un hombre correcto, y Aguirre Cámara un político honorable, pero la maquinaria del partido conservador era implacable, una maquinaria que se valía de los recursos del Estado y operaba con la participación de policías, comisarios políticos, jueces y matones contratados por los dirigentes lugareños.

La historia de la campaña electoral de ese año será la historia de los enfrentamientos armados entre radícales y conservadores. ¿Había otra posibilidad de hacer política? Tal vez en los papeles, pero no en la realidad. El 21 de octubre de 1935 el radicalismo lanzó de hecho su campaña electoral. Asistió para este lanzamiento Marcelo T. de Alvear. Según las crónicas, el acto central estuvo presidido por tres palcos. Los oradores hablaron a la multitud con el florido y combativo lenguaje de entonces. La consigna que presidía el acto era por de más de sugestiva: “Correligionarios, hay que cuidar la libreta de enrolamiento”.

Consejo oportuno. Una semana después hubo incidentes armados en Quebrada de Luque. El 29 de octubre se produjo una tremenda balacera en Sacanto. En la ocasión, los abogados del radicalismo acusaron al sargento Nazario Rojas de haber asesinado al correligionario Erasmo Ceballos Araya. El 3 de noviembre se votó con relativa tranquilidad. Hubo incidentes, algunos tiroteos y abundaron las denuncias, pero finalmente se impuso la UCR por unos cinco mil votos. Un triunfo demasiado ajustado para que los conservadores lo aceptasen a libro cerrado. Pronto se presentaron los problemas. Entre idas y venidas se admitió que en nueve localidades era necesario hacer elecciones complementarias.

Con una diferencia tan estrecha de votos, esas elecciones complementarias previstas para el 17 de noviembre pasaron a ser decisivas. Los radicales llamaron a defender el voto; los conservadores convocaron a ganar como fuera. Desde el Comité Provincial de la UCR se tomaron todos los recaudos para cumplir con la consigna. A cada localidad marcharon abogados, dirigentes y fiscales. Los conservadores por su parte contaban con los mismos recursos, más la policía y los temibles agentes del Escuadrón de Seguridad.

En todos lados hubo problemas, pero la localidad donde la violencia y la muerte adquirieron su máxima expresión fue en Plaza de las Mercedes. Se trata de un pequeño pueblito del departamento de Río Primero ubicado a unos cien kilómetros de la ciudad de Córdoba. En las elecciones del 3 de noviembre los resultados habían sido elocuentes: Partido Demócrata: 196 votos; UCR, cero. El fraude fue tan escandaloso que los comicios debieron anularse.

La delegación radical que viajó a Plaza de las Mercedes salió de Córdoba el 17 de noviembre a las cinco de la mañana. La integraba Pedro Ezequiel Vivas, apoderado del partido, Carnero Agobar Anglada y Argentino Autcher, quien diez años después será el primer gobernador peronista de la provincia. No eran los únicos radicales que se hicieron presentes ese domingo de noviembre de 1935. Los siete automóviles con hombres armados llegaron a la casa de Eulogio Argüello, el puntero radical de la zona. Allí se repartieron armas largas, winchester y maúser. Entre quienes se sumaron a la “delegación” estaba el señor Carlos Moyano, radical de toda la vida, pero en primer lugar, campeón de tiro.

El aire olía a pólvora. La Voz del Interior tituló en esos días: “En Plaza de las Mercedes impera un régimen de violencia”. Un diario oficialista tampoco se quedaba atrás: “En las jornadas de hoy se juega el prestigio del gobierno y del partido gobernante”. Había otros títulos muy de la jerga política de la época. “Buscando la liebre para el guiso”. “Maniobras politiqueras de baja laya”.

Digamos que todo estaba preparado para una gran balacera. Si los conservadores se jugaban el prestigio de su partido, los radicales jugaban algo parecido y estaban dispuestos a jugarlo, como dijera un caudillo de la zona, “a lo macho”. El caudillo conservador lugareño Eudoro Vásquez Cuestas, el jefe político Eugenio Sangenis y el comisario Ugolino Olmos pensaban más o menos lo mismo. Un detalle a tener en cuenta: hombres uniformados había de los dos lados.

O sea que todo estaba preparado para que corriera sangre.

Volvamos a los hechos. Los autos radicales llegaron a Plaza de las Mercedes alrededor de las siete de la mañana. El correligionario Argüello informó a Vivas que la noche anterior la policía había estado recogiendo libretas de enrolamiento. Un almacén de ramos generales, la estafeta de correo, la escuela y la iglesia. La calle desierta, los hombres parapetados detrás de los autos, el cielo nublado amenazando llovizna, le otorgaban al paisaje el tono difuso de lo irreal. Se intentó parlamentar. El hombre que hablará en nombre de los radicales será el doctor Pedro Vivas. El hombre se acercó a los policías. Lo protegían las armas de la UCR. El Escuadrón de Seguridad aguardaba expectante.

Vivas intentó conversar con el cabo Albornoz. Discutieron. Albornoz no aceptaba la insolencia de que se presentasen armados. En algún momento el cabo lo golpeó. Vivas cayó al suelo. Quiso ponerse de pie, pero el auxiliar Alejandro Martínez lo ultimó de un balazo. Fue su último acto. Moyano disparó desde uno de los autos y Martínez y Albornoz murieron, uno en el acto y el otro en el hospital. Comenzó el tiroteo. Los policías vacilaron. No esperaban esa reacción. Vacilaron y murieron acribillados. Siete policías (otra fuente dice nueve) cayeron en la volteada, entre otros, el comisario Olmos.

Agobar Anglada fue herido en una pierna y murió desangrado. Los radicales recogieron a sus heridos y muertos y huyeron por caminos laterales. Matar tantos policías no era moco de pavo. Pronto se hicieron presentes en Plaza de las Mercedes otras fuerzas policiales y los principales referentes políticos del conservadorismo. La noticia llegó a Córdoba. Mientras tanto, los radicales trataban de eludir a la Justicia. Cerca del mediodía empezó a llover. En un cruce de caminos se tirotearon con hombres de civil. Casi a la noche llegaron a Jesús María y se refugiaron en la casa de un correligionario de apellido Cevallos. Llegaron con los hombres heridos y el muerto, Pedro Vivas, que recién al otro día será trasladado a su casa.

La provincia estaba consternada. Ese domingo se jugaba el clásico entre Belgrano y Talleres y el partido debió suspenderse. A la tarde llegaron a Plaza de las Mercedes los dirigentes radicales Gabriel Rawson, Andrés Rampoldi y Santiago del Castillo. Discutieron con los apoderados conservadores. Reclamaban por los fiscales y exigieron participar en el recuento de votos. El aire se cortaba con un cuchillo filoso. No era para menos. Siete o nueve policías muertos.

Conclusión: los conservadores fueron derrotados con las armas y ahora serán derrotados con los votos. Amadeo Sabattini será consagrado gobernador. Siempre reconocerá que su cargo lo ganó en Plaza de las Mercedes. Lisandro de la Torre desde Santa Fe dirá que “con la candidatura de Amadeo Sabattini se salvó en Plaza de las Mercedes el honor de la República”. No exageraba.

Recién en mayo de 1936, Sabattini asumirá el cargo de gobernador. Sus ministros serán Santiago del Castillo, Antonio Medina Allende y Augusto Garzón Agulla. Por el departamento de Cruz del Eje fue elegido senador el doctor Arturo Illia. La consigna “Aguas para el norte, caminos para el sur, escuelas para toda la provincia”, empezaba a hacerse realidad.

El Comité Provincial de la UCR envió al lugar al Dr. Andrés Rampoldi, al médico Gabriel Oddone y al presidente del comité de la capital Dr. Santiago H. Del castillo. Los radicales fueron obligados a abandonar el pueblo por orden e la autoridad con la consigna de que no existían garantías para su seguridad. A su paso por Santa Rosa fueron detenidos por orden del Diputado Vázquez Cuestas y posteriormente puestos en libertad. Sin embargo al paso de Estación Río Primero, fueron nuevamente detenidos y alojados en la comisaria.



domingo, 13 de noviembre de 2016

Andrés Rampoldi


                Nació en Jesús María, provincia de Córdoba en 1880, pero creció y realizó todos sus estudios en la Capital cordobesa. Sus padres fueron Andrés Rampoldi y María Romero. Según el censo de 1895 era estudiante y por entonces vivía en la sección 24 de Córdoba capital.

                Se recibió de Dr. en Derecho y Ciencias Sociales y abogado el 8 de julio de 1908. Desde entonces ejerció esa profesión, habiendo sido secretario del juzgado de paz letrado y varias veces conjuez del juzgado de la Cámara Federal. En la segunda década del s. XX, su estudio se hallaba en Tucumán 85 y su casa familiar en Colón al 700.

                En 1930, ocupó el cargo de vocal titular del directorio, que había estado bajo la responsabilidad de Lucas A. de Olmos, quien a partir de ese momento ocupó el cargo de Director, en el Banco Provincia. Estuvo en el Banco de Córdoba durante tres años y medio, el último de los cuales coincidió con la gobernación de Rafael Nuñez. Estaba vinculado al Banco desde su época de estudiante de derecho, cuando había desarrollado funciones de menor importancia durante tres años. En el gobierno radical de Borda fue designado vocal suplente del directorio. Fue miembro de la Liga Patriótica Argentina (filial Córdoba) y vocal suplente en el directorio de esta institución.

                Andrés Rampoldi desde muy temprano y durante toda su trayectoria fue un militante y dirigente de la Unión Cívica Radical que supo defender y proclamar los más altos valores y principios de la U.C.R. cordobesa. De igual forma, fue un ferviente luchador y se caracterizó por defender los derechos y garantizar los beneficios de la clase trabajadora. Además de su actividad militante en la Unión Cívica Radical, al igual que otros muchos radicales cordobeses, tuvo una larga y dilatada participación en los Círculos y Asociaciones Católicas de la provincia.

                Asimismo, era un militante radical que desempeñó diversas funciones partidarias en Marcos Juárez y también en Río II con el mismo objetivo: contribuir al triunfo partidario en las elecciones municipales. Igualmente, cumplió esa tarea en la localidad de Obispo Trejo.

                Además, colaboró de diferentes modos en todas las campañas políticas. Ocupó su banca de Concejal desde 1925 a 1928 por el radicalismo personalista. En 1930 la UCR lo había elegido nuevamente como candidato para el mismo cargo, pero solo obtuvo la Concejalía suplente ya que la lista que integraba salió en minoría.

                Según sus mismas declaraciones, inició su vida partidaria en 1912, año en que el Comité Radical de la Provincia lo envió a Totoral a presidir una reorganización partidaria. También fue elector de Presidente en 1927. Elegido Senador Provincial por el departamento Capital para el periodo 1930-34. Durante el gobierno radical de Antonio Ceballos lo nombraron director de la penitenciaría primero y luego ejerció el cargo recientemente creado de Director General de Cárceles. Según sus palabras, como director de esta institución la proveyó de una biblioteca, se dieron frecuentes conferencias ilustrativas y morales, los “penados” ya no comían, como antes, en sus celdas, sino en mesas tendidas en el centro de los pabellones y por último lanzó la iniciativa que se comenzó a ejecutar durante su gestión de una Caja de Socorros para los empleados.

                Asimismo, declaró que si lo elegían senador en 1930 trabajaría para una legislación a favor de los obreros. Desde hacía unos años estaba ejerciendo el cargo de Administrador (Director) de la Penitenciaría y durante las internas radicales personalistas de 1927 se alineó con el grupo que apoyaba la candidatura a gobernador de Carlos Rodríguez. Según La Voz del Interior, Rampoldi era un abogado de “grandes condiciones de hombre de leyes que le han conquistado un lugar prominente entre las fuerzas vivas de la provincia”.

                Durante la década del 30’ y en su carácter de miembro del Comité Provincia de la Unión Cívica Radical, participó de uno de los hechos y acontecimientos más oscuros de la historia de Córdoba, del país y de la nefasta década infame, este hecho fue identificado como la “Tragedia de Plaza Mercedes”.

                En 1935, el radicalismo se agrupó y elevó la fórmula Amadeo Sabattini-Alejandro Gallardo, mientras que el oficialismo tenía como máximo representante al Dr. José Aguirre Cámara. La elección general se realizó el 3 de Noviembre de 1935 en un clima de alta tensión ya que el oficialismo percibía una dura lucha contra un radicalismo unido y fortificado en estas dos figuras. El acto electoral estuvo sembrado de diversos atropellos, de manos de la policía y de los Jefes Políticos conservadores. Los representantes de la U.C.R. denunciaban detenciones por parte de la policía, como así también quita de documentos y aprietes para votar a la formula conservadora. El resultado general en la provincia arrojó una leve ventaja de cinco mil votos en favor de la U.C.R., y es por ello que ante la poca diferencia, el oficialismo decretó que se debía realizar una elección complementaria en siete departamentos: Colón, Marcos Juárez, Minas, Río Primero, Tercero arriba, Tercero abajo y Totoral, estaba claro que los conservadores no entregarían el poder al radicalismo y esta media tendía a realizar un nuevo fraude electoral como los tenía acostumbrados. Estas complementarias se realizaron el 17 de Noviembre de 1935.

                Ante la posibilidad de producirse un nuevo fraude y para fiscalizar el acto comicial, el radicalismo envía una comitiva al mando del Dr. Pedro Ezequiel Vivas, Apoderado General del partido. A la madrugada del 17, parte desde el Comité provincial una caravana de 7 autos organizados por Osvaldo Coltella (ex – jefe de Investigaciones de la policía de Córdoba). A las 5 de la mañana llegan a casa del campo de don Eulogio Argüello, que estaba situada a poca distancia de Plaza de Mercedes. Allí desayunan y Domingo González fue el encargado de repartir armas largas -Mauser y Winchester-. De allí parten a Plaza de Mercedes; en un auto van Carlos D. Moyano, el Alférez Díaz y Pedro Vivas; en otro el Sargento primero Arch, junto a Peregrino Catoira y un tercero no identificado; en otro Agobar Bruno Anglada, junto a Cevallos y Martínez, quien conducía. Así se va completando la caravana con nombres que se rescatan del olvido: Sargento Primero Eduardo Genner, Pedro Pucheta Nicklinson, Teodoro Leiva, Ramón Luis Pereyra, Domingo González, Leopoldo Amaro Valsano, Juan Truyol Orfila, Pablo Osvaldo Coltella, Manuel Perez Ares, Abelardo Torres, Norberto Gudiño, Guillermo Stuckert, Ramón Luis Pereyra, entre otros.

                A las 7 de la mañana la comitiva llega a Plaza de Mercedes, la interceptan un grupo de uniformados y es el mismo Vivas quien traba dialogo con ellos. El interlocutor es el Cabo del Escuadrón de Seguridad de Córdoba José Albornoz; ante la pregunta de quienes eran y que venían a hacer, el Dr. Vivas le responde que era el apoderado general del radicalismo y venían a colaborar con los correligionarios locales en el acto eleccionario complementario, ante la insistencia de quien era, Vivas responde “Soy Pedro Vivas”. “Es a vos a quien queremos” dijo el cabo Albornoz, levantando la carabina y asentando un culatazo al Dr. Vivas, instante posterior, se oye un disparo y Vivas cae herido mortalmente. En ese momento se acercaban los ocupantes del resto de la caravana y comenzó un intenso tiroteo producto de lo cual resultaron muertos varios uniformados. En el fragor del encuentro los civiles que acompañaban a los policías se reiteraron en dirección al Comité Demócrata, desde donde luego se efectuaron disparos contra la comitiva radical.

                Caído herido Vivas se inició el tiroteo y Carlos Moyano
efectuó certeros disparos sobre Albornoz y Martínez. El resto de la comitiva, parapetados a tras de los vehículos dispararon contra las fuerzas policiales. En la Plaza, mientras tanto quedaron los cuerpos del mencionado Albornoz, del agente Enrique Castro, y de los subcomisarios Lorenzo Daniele, Agustín Juárez y Agustín Palacios y del Sargento Millone. Posteriormente, en el trayecto a Santa Rosa falleció el subcomisario de Plaza, Ugolino Olmos y en el Dispensario el oficial Alejandro Martínez. En el Hospital San Roque de la ciudad de Córdoba falleció el agente de escuadrón Mamerto Arias. También resultaron heridos los Agentes José Villafañe y Justo Baigorria. De entre las filas radicales, además de Vivas, resultaron heridos el Ing. Pérez Ares, César Cuestas Carnero y Agobar Bruno Anglada, este último resultó afectado en una arteria, falleciendo posteriormente por desangrado.

                Cuando ya nadie ofrecía resistencia, los radicales cargaron el cuerpo del Dr. Vivas, de los heridos, recogieron las armas de los policías caídos y emprendieron la retirada, dividiéndose en varios grupos.

                Los trágicos hechos fueron comunicados a la autoridad provincial a través de la red telegráfica del Ferrocarril del Estado, desde la vecina localidad de La Puerta. Horas después arribaron a la localidad el Juez del Crimen Dr. Clodomiro Novillo, el jefe de Policía Manuel Villada Achaval, los médicos de policía doctores Ricardo Revol y Eliseo Vivanco, el jefe de Investigaciones Sr. Lawson y el Jefe de Escuadrón de Seguridad Eugenio Polzano. El Comisario Fonseca con más personal de tropa es quien sale a la persecución de la comitiva radical. Por su parte, el Comité Provincial de la UCR envió al lugar al Dr. Andrés Rampoldi, al Médico Dr. Gabriel Oddone y al Presidente del Comité Capital Dr. Santiago H. Del Castillo.

                Los mismos fueron obligados a abandonar el pueblo por orden de la autoridad con la consigna de que no existían garantías. A su paso Por Santa Rosa fueron detenidos por orden del Diputado Vázquez Cuestas y posteriormente puestos en libertad, sin embargo al paso de Estación Río Primero, fueron nuevamente detenidos y alojados en la Comisaría.

M. T. de Alvear y Amadeo Sabattini 1936
                En conclusión, los conservadores fueron derrotados con las armas y ahora serían derrotados con los votos. Amadeo Sabattini será consagrado gobernador. Siempre reconocerá que su cargo lo ganó en Plaza de las Mercedes. Lisandro de la Torre desde Santa Fe dirá que “con la candidatura de Amadeo Sabattini se salvó en Plaza de las Mercedes el honor de la República”. Recién en mayo de 1936, Sabattini asumirá el cargo de gobernador. Sus ministros serán Santiago del Castillo, Antonio Medina Allende y Augusto Garzón Agulla. Por el departamento de Cruz del Eje fue elegido senador el doctor Arturo Illia. La consigna “Aguas para el norte, caminos para el sur, escuelas para toda la provincia”, empezaba a hacerse realidad.

                Andrés Rampoldi, además de ser un activo dirigente de la Unión Cívica Radical, fue dirigente de importantes instituciones privadas locales, por ejemplo fue Director del Archivo del Poder Judicial Provincial, miembro de la Primera Junta Provincial de Historia de Córdoba, y miembro de la mesa directiva de la Sociedad Rural de Córdoba en 1930 como vocal suplente. Fue un católico militante donde fue miembro de la Comisión Directiva del Círculo Católico Obrero de Córdoba (CCOC) entre 1935 y 1936.



Bibliografía Consultada:

-  70° ACS; La Razón (Anuario 1928); LIGUNC III: 1894-1913.

- Rogelio Alaniz – Crónicas de la Historia – Plaza de las Mercedes: Conservadores contra Radicales.

- Dra. Gardenia Vidal - Reseña Biográfica de dirigentes que interpelaron el mundo del trabajo en Córdoba (1900 – 1950) p. 116, 117



Pablo Eduardo Vázquez