lunes, 26 de diciembre de 2016

ROMULO ARGÜELLO – UCR Córdoba

                Nació en Tres Arroyos, Provincia de Buenos Aires. Contrajo matrimonio con Petrona E. Argüello, con quien tuvo por hijos a Matilde, Elena, María Georgina, Rosa y Rómulo. Provenía de una familia de origen, condición que el también exhibiría durante toda su vida. Ingresó como telegrafista en la Empresa Oeste Santafesino, llegando con el tiempo a ocupar un puesto de Superintendente. También desarrolló una actividad en el ámbito militar de donde se retiró con el grado de subteniente, siendo designado luego como coronel de guardias nacionales.

                Rómulo se afilió y participó de la vida política del radicalismo desde sus inicios, siendo un militante de la primera hora del nobel Partido que naciera allá por 1891 al fragor de la lucha contra el régimen oligárquico. Dentro de la Unión Cívica Radical, adquirió reconocimiento público por su activa y constante militancia política. Participó en las revoluciones radicales de Santa Fe en 1893 y de Córdoba en 1905.  Entre los cargos que como dirigente ostentó podemos decir que fue senador por el Departamento Marcos Juárez (provincia de Córdoba) durante los periodos 1913-1917 y 1917-1921. Asimismo, fue candidato a Vicegobernador, a Diputado Nacional, y dos veces a Senador Nacional. Al momento de su deceso era vicepresidente 1º del Comité Radical de la Provincia.

                Era un hombre de ideas liberales, austero, creyente de los más altos valores de la civilidad, la democracia y con gran espíritu republicano, sectores opositores lo señalaban como integrante de la logia masónica Piedad y Unión, lo cual viendo su carisma, su pensamiento y su origen resultaría extraño, pero aún no hemos podido comprobarlo. Su influencia en el radicalismo del sureste provincial fue notable. En su calidad de presidente del radicalismo de Córdoba, fundó el primer comité en la provincia con posterioridad a la Revolución de 1905 en la localidad Ballesteros en 1907, acto al cual asistió su amigo e influyente político de Santa Fe, Ricardo Caballero.

                Cuando el radicalismo cordobés se escindió en Azules y Rojos en 1916, durante la gobernación de Eufrasio Loza, Rómulo se alineó con los primeros, probablemente como táctica política para no dejar al radicalismo, como decía Yrigoyen, en manos de la facción más conservadora del partido. Tal posicionamiento causó entre algunos radicales cierta sorpresa, ya que Rómulo era un radical liberal y “tradicional” con más afinidades por su trayectoria e ideas políticas con numerosos Rojos, (quienes contaban en el inicio de la escisión con el apoyo de todos los Comités Seccionales de la Capital) antes que con los conservadores Azules de esa época, tal vez, la explicación de su decisión pudo estar motivada por el hecho de que en el grupo de los Azules podía conquistar un caudal de poder político propio.

                Como miembro de la facción Azul, Argüello fue el presidente de la nueva Junta Ejecutiva de esta fracción, también llamada, por los opositores internos, Junta Locista en referencia al gobernador Loza. Cabe aclarar que este personaje no fue el único radical “tradicionalista” en alinearse con los sectores conservadores de la UCR en la provincia, ya que otro dirigente trascendente como Abel Z. Maldonado, había adoptado la misma decisión. Tal división que fue disminuyendo por influencia del Comité Nacional y del Caudillo máximo de la UCR, Hipólito Yrigoyen, no obstante los conflictos internos estaban vivos en la UCR y por momentos se percibía un clima tenso hacia el interior del Partido. Esto lo demuestra el hecho de que el radicalismo de Córdoba ubicó, para las elecciones de 1918, a sus hombres más sobresalientes en la fórmula para el Ejecutivo provincial: Elpidio González-Rómulo Argüello, sin embargo fue derrotado por sus contrincantes demócratas.

                La elección de los candidatos que llevaría la Unión Cívica Radical, se había dado en un clima de mucha tensión interna, La oposición del rojismo a aliarse con los sectores clericales del radicalismo se mantuvo inamovible. Actitud que aceleró el traspaso de militantes rojos a las filas del azulismo. De este modo, el enviado presidencial, Elpidio González, para unificar el radicalismo local se vio obligado a convertirse él mismo en candidato a fin de atraer a los sectores más renuentes a la unidad. Además es probable que el giro que había tomado la situación universitaria con la reorganización de Salinas también lo obligara a aceptar esa candidatura. Los reformistas le habían exigido al ministro Salinas que el mismo Elpidio González fuera el candidato a Gobernador.

                A fines de octubre, se reunió la Convención del radicalismo para elegir a sus candidatos. En un ambiente muy tenso se eligió la fórmula Elpidio González-Rómulo Argüello. El nombre del primero fue votado por unanimidad. Sin embargo, la elección del segundo, resultó sumamente complicada. Cada uno de los grupos internos –locistas, gubernistas, azulistas, ex rojos, etc.- tenía su propio candidato para la vice gobernación y era muy difícil consensuar un nombre. El candidato del locismo resultó ser el Dr. José Antonio Ceballos; José María Ferreyra Reynafé era apoyado por ex RR y el “elpidismo”; Carlos Argañaras iba como candidato de la Corda Frates y sectores oficialistas. Otros integrantes del oficialismo sostenían la candidatura de Rómulo Argüello, En la primera vuelta los candidatos más votados fueron Rómulo Argüello (16); Carlos Argañaraz (16) y José A. Ceballos (17), Ferreyra Reynafé obtuvo sólo dos sufragios en la primera votación por lo que quedó descalificado apenas comenzada la lucha. En la segunda, el resultado fue de 24, 22 y 5 respectivamente, mientras que la tercera votación definió la candidatura de Argüello por 29 contra 23 votos de Ceballos. Es posible que la presión ejercida desde la barra – integrada mayoritariamente por miembros de los Comités Seccionales –influyera en los resultados finales que significaron en primer lugar, la derrota del candidato de la Corda, el Ingeniero Argañaraz. En segundo lugar, el triunfo de un candidato que, coyunturalmente, constituía el opositor más notorio a los intentos de liderazgo de Arturo M. Bas. Además, el fracaso del candidato clerical y la intervención del gobierno nacional a favor del movimiento reformista impulsaron a algunos sectores liberales a dar su apoyo al binomio radical. El Comité Liberal Independiente fue uno de esos grupos. En un manifiesto titulado “A los hombres libres de Córdoba” fundamentaban su adhesión a la fórmula radical.

                La intención de Elpidio González de que la UCR se constituyera nuevamente en la única fuerza aglutinadora de distintas voluntades políticas, no tuvo éxito en la Córdoba de 1918. El desgaste del radicalismo como partido de gobierno, su profunda fragmentación interna, y la toma de posición que el estudiantado le exigió al gobierno nacional con respecto a los sucesos universitarios, eliminaba las posibilidades de armonía entre los grupos facilitando, de esa forma, el triunfo electoral del partido opositor.

                La desunión que comenzó con una fractura vertebrada por Rojos y Azules se fue transformando en el tiempo de manera muy compleja; lo único claro era la influencia que los conservadores católicos insistían en imponer para lograr la hegemonía partidaria, cuestión que no solo mantenía, sino aumentaba la fragmentación. De allí que cuando Arturo M. Bas se afilió al partido en 1919 convivían de modo muy conflictivo ideas e intereses antagónicos, se sumaba  a este clima interno, la situación que los gobiernos provinciales en manos de los conservadores mantenían al no garantizar las elecciones libres de manera regular, ya que se amparaba el esquema del fraude y no cumplían con las leyes, razón por la cual finalmente la UCR eligió el camino que impediría su quiebre definitivo e incluso el temor de su desaparición como agrupación mayoritaria; de allí que decidió adoptar la abstención electoral a fin de disminuir los enfrentamientos internos.

                Dentro de esta heterogeneidad interna, Rómulo representaba las posiciones más moderadas y proclives a favorecer las indicaciones que venían del Comité Nacional, es decir buscar la unidad de todos los grupos internos a través de medios diversos. De allí que a principios de 1921, fue él quien inició la campaña en pro de la abstención de la UCR para los comicios provinciales de marzo, bajo el argumento de que no estaban dadas las condiciones para el libre desarrollo comicial. La estrategia política impulsada fundamentalmente por Argüello, duraría hasta 1924 fecha en la que un radicalismo nuevamente fortalecido por una dirigencia joven que se había formado durante esos años de abstención saldría con mucha decisión para apoyar al sector personalista y de ese modo (sumado al cambio de la ley electoral que se había implementado) estaban absolutamente dispuestos a concurrir a los comicios nuevamente.

                Rómulo Argüello falleció siendo aún Presidente del Comité Provincia de Córdoba el 26 de diciembre de 1923, en la ciudad capital de la Provincia, a la edad de 62 años. Su velatorio fue muy concurrido, se destaca que se hizo presente una gran multitud, según citan las fuentes y las crónicas de la época, y sus restos depositados en el cementerio San Jerónimo. Los militantes radicales constituyeron una comisión para colaborar económicamente con la familia del difunto ya que este dirigente del radicalismo llegó al fin de su vida en condiciones económicas modestas, tal cual fue su niñez y como el pregonó durante su larga trayectoria política, la austeridad, la honestidad y el servicio de los hombres al fin máximo de aportar a la grandeza de la República.



Pablo Eduardo Vázquez

martes, 6 de diciembre de 2016

RAMÓN CLERO AHUMADA – UCR Catamarca


              Ramón Clero Ahumada y Gómez, nació en Sucma, El Alto, una pequeña localidad de la Provincia de Catamarca en 1874. Hijo de Ramón Clero Ahumada y Segura y de Peregrina Gómez, a la muerte de su padre heredó una gran cantidad de inmuebles en la capital provincial y sus alrededores, además de una fortuna considerable teniendo en cuenta de que provenía de una de las más tradicionales familias de la zona.

                Cursó sus estudios en el Colegio Nacional de San Fernando del Valle de Catamarca y posteriormente prosiguió con sus estudios en la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde obtuvo un doctorado en leyes. Estaba casado con María Ester González Cáceres, y fueron padres de María Delia, María Carmen, Jorge y José Luis Ahumada, especulamos que su lugar de residencia estaba ubicado en la calle Maipú 444 de la capital catamarqueña.

                En su juventud adhirió al Partido Constitucional, agrupación de tinte conservador y alineado al régimen oligárquico que predominaba en aquellos tiempos, la actuación en este partido lo llevó a ser presidente del Banco Provincia, legislador y gobernador en el período 1912-1915. A lo largo de su trayectoria, tuvo una prolongada actuación política y judicial, en esta última, fue empleado del poder judicial de la provincia desarrollando una larga tarea hasta el momento de ser nombrado Juez.

                En el año 1912 cuando fue elegido gobernador de la provincia, asumió el mando el 1 de mayo de ese año. Su gestión se centró en las obras públicas, construyendo escuelas en varias localidades del interior, como Andalgalá, Bañado de Ovanta, Belén, Chumbicha, San Antonio de la Paz, Santa María y Tinogasta, elevando el número de escuelas en la provincia a 113. Construyó el matadero municipal y la cárcel de la capital, e inició la construcción del primer tramo del proyectado ferrocarril a la provincia de Tucumán. Durante su gestión se realizó el censo nacional de población, que contabilizó casi exactamente cien mil habitantes en Catamarca.

                Tras sucesivas desavenencias políticas con el resto de su partido, presentó su renuncia el 31 de octubre de 1915. Poco después solicitaba y obtenía la afiliación a la Unión Cívica Radical, partido en el que participaría durante el resto de su trayectoria política. 

                En 1919 Catamarca se encontraba intervenida por el Gobierno Nacional. El Interventor Favio López García había llegado a esta provincia con la misión de normalizarla institucionalmente por haberse subvertido la forma republicana de gobierno. Como habitualmente ocurre en estos casos, este gobierno se caracterizó solamente por asegurar el retorno a la normalidad política provincial.

                En ese mismo año y ante las elecciones para gobernador con el fin de normalizar institucionalmente a la Provincia, encabezó la fórmula de la Unión Cívica Radical que lo llevó como candidato a gobernador y a Osvaldo Gómez Rodríguez vicegobernador, binomio que triunfó en los mencionados comicios, erigiéndose Ahumada en el primer Gobernador de la Unión Cívica Radical en la Provincia de Catamarca.

                El Dr. Ahumada, gobernó desde 1920 a 1924. Asumió el mando el primer día del año 1920; en esta oportunidad, la economía de la provincia se vio muy afectada por una prolongada sequía, que restó recursos fiscales y agregó la necesidad de cubrir las necesidades alimentarias de parte de la población. Una gran cantidad de trabajadores se trasladaron a la vecina Tucumán para trabajar en la zafra azucarera, lo que les permitió obtener trabajo pero complejizó en extremo los circuitos económicos catamarqueños, afectando la demanda de bienes y servicios. El gobernador Ahumada se esforzó en cumplir con el pago de los salarios de los empleados públicos y sostuvo un inestable equilibrio financiero del Estado con un subsidio otorgado por el gobierno nacional. Su gestión estuvo caracterizada por una fuerte crisis económica, pobreza, proliferación de plagas y endemias que dañaron al sector agrícola.

                De todos modos se las arregló para extender el ferrocarril provincial que debía unir la provincia con Tucumán, llevándolo hasta La Merced; las dificultades financieras y técnicas, el progreso del transporte por automóvil y el postergamiento de las provincias del interior impidieron a sus sucesores avanzar más allá.

                Celebró el centenario de la autonomía provincial en el año 1921, y mandó publicar un álbum de historia provincial, escrito por Antonio Larrouy y Manuel Soria, que fue el primer compendio de historia catamarqueña. Estos mismos autores propusieron el diseño de un Escudo de la provincia, que fue adoptado por ley en junio de 1922.

                Una serie de complicaciones políticas llevaron a sucesivas postergaciones en la celebración de las elecciones para elegir una nueva legislatura y al sucesor de Ahumada, que nunca se celebraron. Por decreto del presidente Yrigoyen, el 1 de enero de 1924 debió entregar el poder a una intervención federal.

                Posteriormente el ex gobernador representó a la Unión Cívica Radical en la Cámara de Diputados de la Nación durante el período 1926-1930. Una vez interrumpido su mandato como legislador Nacional producto de la nefasta revolución del General Uriburu y que daría comienzo a la década infame, Ahumada se alejó de la política, ejerció algunos cargos judiciales y finalmente se retiró a la vida privada, falleciendo en San Fernando del valle de Catamarca en 1932.



Pablo Eduardo Vázquez