“Los radicales no le vamos a hacer al presidente una carrera demagógica. Nosotros no estamos contra el capital. Porque el capital como acumulación de dinero no es mas que acumulación de trabajo. El dinero no es mas que la traducción económica del valor del trabajo. El capital es necesario para financiar la producción y desarrollarla, tanto en los países de economía estatal como Rusia, como en los países de economía privada como Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Argentina, Etc. Pero estamos contra los excesos del capital. Es como si reconociéramos que siendo bueno el alcohol es funesto el alcoholismo. Nosotros sabemos que el capital, obediente a su ley constitutiva, no busca otra cosa que la ganancia, que coloca la obtención de la utilidad por encima de la moral, que cuando puede engrosarse honestamente lo hace y cuando no, lo hace lo mismo. El capital coloca la obtención de la utilidad y del beneficio por encima de la libertad, porque si puede acumular en libertad lo hace y si no, lo hace acomodándose con las dictaduras. Lo coloca por encima de la justicia y por encima del derecho, porque cuando puede realizar sus fines de crecimiento hipertrófico dentro del derecho y al amparo de la justicia, lo hace allí, pero cuando no, lo hace a pesar de la justicia y violando las leyes del derecho.
Nosotros conocemos la entraña dura de la bestia implacable que tiene el capitalismo y sabemos que los titulares del capitalismo, que son hombres como nosotros, conocen la tragedia de su propio destino. Ellos saben que no hay lugar mas frío, ni mas duro ni mas inhóspito que vivir durmiendo en vigilias angustiosas sobre montañas de oro, pero ellos saben que si cada uno de ellos se desposee de lo que tiene, no lograrían por ese medio la riqueza instantánea de las clases desheredadas.
Queremos entonces una revisión del ordenamiento capitalista. Queremos sacar el oro de la posición de símbolo augusto que le da esta civilización y poner en su lugar al hombre y trabajar todos por ese hombre que no pertenece a ningún partido, a ningún país, que el ser trabajador de todas las épocas., para hacerlo mas suyo, para darle mas salud, para hacerlo mas soberano, para hacerlo mas libre.
Queremos los radicales servir en esta lucha una causa de carácter extrapartidario; de carácter humano. Nadie piense que estamos recorriendo el país para hacer prosperar candidatos; nadie sea tan crédulo y tan ingenuo de pensar que estamos luchando por el éxito electoral de un partido, por las posiciones, por los cargos políticos, por lo que hay de personal en esta contienda.
Queremos que las palabras “revolución social” de que ha hablado el presidente de la República, se conviertan mediante nosotros en un hecho generoso y positivo para bien de todos. Queremos hacerlo sin sangre y sin rencores, como aquí se dijo, no a favor de un partido, si a favor de un pueblo; queremos anteponer a los privilegios económicos, el derecho del individuo, pero nada vamos a poder realizar, absolutamente nada, si primero no conseguimos el arma mas importante, que es el arma que todas las dictaduras niegan.
El marxismo dice: “La libertad es un prejuicio burgués”. El fascismo afirma “La libertad es un cadáver putrefacto en el Estado”. El peronismo dice “La libertad no sirve para comer”. Nosotros decimos que la libertad es lo único que sirve, que ha derecho de comer por el hecho de haber nacido; que hay derecho de comer para conservar la vida; para ennoblecerla con los actos de cada mañana y de cada tarde, pero no vivimos para comer, si no a la inversa. No pensamos en la libertad como el marxismo ni como el fascismo ni como el peronismo. Pensamos de la libertad acaso como podría pensar Dios.
Dadme al hombre en el corazón y en el cerebro, en los hijos que la vida le pone al lado; en la mujer que la vida y el amor le pone al flanco; en la madre que le ha puesto antes, en los nietos que van a venir después; una tremenda responsabilidad por aquella que se fue, por éstos que crecen y se multiplican; por aquellos que van a venir. Necesitamos para ser útiles, para se r hombres, para ser un valor, ser ante todo libres. Aquellos amigos que votaron bien al votar contra nosotros el 24 de febrero de 1946 –parece una paradoja- votaron bien porque creyeron que votaban su liberación económica y nadie puede condenar una aspiración tal; que se acerquen a nosotros para que con nosotros sientan la alegría de liquidar un sistema dictatorial para el bien de la República”
Nosotros conocemos la entraña dura de la bestia implacable que tiene el capitalismo y sabemos que los titulares del capitalismo, que son hombres como nosotros, conocen la tragedia de su propio destino. Ellos saben que no hay lugar mas frío, ni mas duro ni mas inhóspito que vivir durmiendo en vigilias angustiosas sobre montañas de oro, pero ellos saben que si cada uno de ellos se desposee de lo que tiene, no lograrían por ese medio la riqueza instantánea de las clases desheredadas.
Queremos entonces una revisión del ordenamiento capitalista. Queremos sacar el oro de la posición de símbolo augusto que le da esta civilización y poner en su lugar al hombre y trabajar todos por ese hombre que no pertenece a ningún partido, a ningún país, que el ser trabajador de todas las épocas., para hacerlo mas suyo, para darle mas salud, para hacerlo mas soberano, para hacerlo mas libre.
Queremos los radicales servir en esta lucha una causa de carácter extrapartidario; de carácter humano. Nadie piense que estamos recorriendo el país para hacer prosperar candidatos; nadie sea tan crédulo y tan ingenuo de pensar que estamos luchando por el éxito electoral de un partido, por las posiciones, por los cargos políticos, por lo que hay de personal en esta contienda.
Queremos que las palabras “revolución social” de que ha hablado el presidente de la República, se conviertan mediante nosotros en un hecho generoso y positivo para bien de todos. Queremos hacerlo sin sangre y sin rencores, como aquí se dijo, no a favor de un partido, si a favor de un pueblo; queremos anteponer a los privilegios económicos, el derecho del individuo, pero nada vamos a poder realizar, absolutamente nada, si primero no conseguimos el arma mas importante, que es el arma que todas las dictaduras niegan.
El marxismo dice: “La libertad es un prejuicio burgués”. El fascismo afirma “La libertad es un cadáver putrefacto en el Estado”. El peronismo dice “La libertad no sirve para comer”. Nosotros decimos que la libertad es lo único que sirve, que ha derecho de comer por el hecho de haber nacido; que hay derecho de comer para conservar la vida; para ennoblecerla con los actos de cada mañana y de cada tarde, pero no vivimos para comer, si no a la inversa. No pensamos en la libertad como el marxismo ni como el fascismo ni como el peronismo. Pensamos de la libertad acaso como podría pensar Dios.
Dadme al hombre en el corazón y en el cerebro, en los hijos que la vida le pone al lado; en la mujer que la vida y el amor le pone al flanco; en la madre que le ha puesto antes, en los nietos que van a venir después; una tremenda responsabilidad por aquella que se fue, por éstos que crecen y se multiplican; por aquellos que van a venir. Necesitamos para ser útiles, para se r hombres, para ser un valor, ser ante todo libres. Aquellos amigos que votaron bien al votar contra nosotros el 24 de febrero de 1946 –parece una paradoja- votaron bien porque creyeron que votaban su liberación económica y nadie puede condenar una aspiración tal; que se acerquen a nosotros para que con nosotros sientan la alegría de liquidar un sistema dictatorial para el bien de la República”
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