Hablar de un hombre que llegó pobre a la política y se fue pobre de la
misma no habla de capacidad, pero si dice mucho de cómo tendría que ser el
ejercicio del poder y como el tránsito por el mismo no debiera ser un trampolín
hacia el bienestar o progreso de la situación personal del individuo.
Existiendo a lo largo de la historia política de nuestro país tantos casos
contradictorios y en contrapunto con este ejemplo es que el accionar político
de Elpidio González vale rescatarlo y ponderarlo como un inagotable ejemplo.
No habla de capacidad política, como dijimos, pero habla de honestidad,
conducta, ética y moral puesta al servicio de la patria y el pueblo. Tal vez
esta sea la razón por la cual Elpidio González haya sido olvidado prácticamente
por completo de la Historia Política
Argentina y creemos que es porque su “Ejemplo pone en evidencia a muchos otros
que ostentaron el poder a iguales niveles que Elpidio González pero a diferencia
de este se sirvieron de la
Política , del poder y de la
República para beneficio personal.
Nació en Rosario, el 1 de agosto de
1875, sus padres fueron Domingo González (coronel del ejército) y Serafina. Realizó
sus estudios primarios y secundarios en Rosario y posteriormente se mudó a
Córdoba con su madre donde cursó estudios universitarios de Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba, logró llegar a
quinto año para luego recibirse de abogado en 1907 en la Universidad Nacional de La Plata.
Su trayectoria
Política comenzará a comienzos del Siglo XX cuando se sumó a las filas de la Unión Cívica Radical,
fue amigo personal y parte del grupo más cercano a Hipólito Yrigoyen.
Participó de
la Revolución
Radical del 4 de Febrero de 1905 comandando un pelotón
revolucionario, después de esta revuelta, como resultado de la misma, sería la
primera vez que debió sufrir la pena de prisión por su accionar político y
revolucionario.
Con la
aprobación de la Ley Sáenz
Peña fue candidateado como gobernador de Córdoba, con vistas a las elecciones
de 1912, pero rechazó esta propuesta aunque participó activamente en la campaña
electoral entablando una relación fluida con Yrigoyen, esta campaña contó con
el apoyo del payador Gabino Ezeiza y el cura Gabriel Brochero. En ese mismo año
fue elegido diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires.
En 1916 es elegido
diputado nacional por la
Provincia de Córdoba. Se desempeñó como Ministro de Guerra
entre 1916 y 1918 y Jefe de Policía de la Ciudad de Buenos Aires entre 1918 y 1921. En este
último año fue elegido presidente de la Unión Cívica Radical.
En 1922 fue
elegido vicepresidente de la
Nación acompañando a Marcelo T. de Alvear (1922-1928), luego
de derrotar a la alianza de partidos conservadores llamada Concertación Nacional.
Durante este mandato mantuvo un fuerte enfrentamiento con el presidente, como
fruto del conflicto entre yrigoyenistas o personalistas y alvearistas o
antipersonalistas.
En 1928
durante la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930) fue Ministro
del Interior hasta el golpe militar del 6 de septiembre de 1930, que lo
encarceló durante dos años.
En 1933, al
dejar la prisión y al estar al mando de la Unión
Cívica Radical el Dr. Marcelo T. de Alvear con quien mantenía
fuertes diferencias políticas se fue distanciando de la vida política.
Su contexto
personal lo encontraba en un momento de difícil situación económica, una
hipoteca que pesaba sobre su casa de la calle Gorostiaga fue ejecutada y debió
ir a vivir a una humilde pensión. Ante la necesidad de buscar una actividad
para ganarse la vida, consiguió trabajar como corredor de la empresa de
anilinas "Colibrí" vendiendo anilinas, betún y pomadas en la calle.
Así fue como el
secretario de la
Presidencia lo vio vendiendo anilinas en Plaza de Mayo, al
comunicárselo al Presidente J.P Justo, éste le entrega un sobre con dinero para
Elpidio, ante aquel buen gesto respondió: “No voy a permitir que me ofenda el Presidente ni
nadie, por mas buena voluntad que haya en el medio”.
Debido a esta circunstancia, el
Diputado conservador Adrián Escobar presenta un proyecto de ley que establece
la pensión vitalicia para los ex presidentes y vicepresidentes, (dando origen
aquí a las Jubilaciones de Privilegio). En el debate parlamentario, se hace
alusión al caso de González.
Cuando un amigo le comenta
eufórico a Elpidio que de ahora en mas cobrará 2000 pesos de jubilación por sus
funciones, la respuesta fue tajante: “No,
yo no puedo aceptar eso. Hay que servir a la Nación con desinterés personal, y después de
disfrutar el honor de haber sido presidente o vice, no se le puede exigir al
Estado que nos mantenga con altos sueldos vitalicios”.
Pero para no dejar dudas, con la
ley ya sancionada y promulgada, envía una carta al Presidente de la republica: “…cúmpleme dejar constancia ante el
señor Presidente, mi decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de
dicha ley. Al adoptar esta actitud cumplo con íntimas convicciones de espíritu.
Reaparecerá en la política
después de muchos años en 1942, en aquel entonces juntamente con una invitación hecha al Comité Nacional
de la Unión Cívica
Radical por parte del Partido Socialista para participar de una conjunción de
partidos políticos (Unión Democrática), reaparece don Elpidio González para ser
recibido en audiencia por el presidente Ramón S. Castillo, a quien solicitó
diera por terminada de una vez y para siempre la era del fraude en la Argentina.
La posición
unionista iba tomando consistencia en varias provincias, y también en la Capital Federal.
Por su parte, Elpidio González, Amancio González, Zimmerman y Pueyrredón
viajaron a Rosario para entrevistarse con Amadeo Sabattini en donde conversaron
sobre una fórmula Pueyrredón–Sabattini y presentarla a la Convención Nacional
con la finalidad de neutralizar los objetivos unionistas. Lo que luego
sucedería es otra historia. Pero luego de ser derrotada su posición hacia
dentro de La Unión
Cívica Radical, Elpidio González, fiel a lo que fue durante
toda su vida y una vez mas respetando las mayorías y la lealtad a su Partido se
puso a la cabeza de la campaña, siendo este su último accionar político.
A principios
de 1951 fue operado, estuvo internado seis meses en el Hospital Italiano porque no tenía hogar ni quién se
encargara de atenderlo. Fallece en Buenos Aires, 18 de octubre de 1951.
Un ejemplo que merece ser
recordado y tenido en cuenta constantemente por su honestidad, desinterés
personal, su convicción intransigente y su lealtad a su partido, sus ideas y a la Patria.
Pablo Eduardo Vázquez
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