Crisólogo Larralde tal vez sea uno de los
dirigentes de la Unión Cívica Radical que mas admiración y respeto despierte en
mi a la hora de pensar en su figura, sus pensamientos, su trayectoria y su obra,
no puedo evitar llenarme de profunda devoción y entusiasmo. Creo fervientemente
que su conducta, sus valores y su inclaudicable lucha en defensa de los
derechos del trabajador lo debieran poner en un lugar privilegiado entre los
hombres que han hecho grande nuestra Nación, lugar que aún no ostenta,
injustamente, pero que como dije debería tener reservado.
Nació en 1902 en Quilmes, Provincia de Buenos Aires, en una humilde casa de
un barrio de trabajadores y gente también humilde como su familia, Fue parte de una familia de seis hermanos. Este, su entorno tal vez fuera el primer lugar donde
Crisólogo aprendería de las necesidades del Pueblo y le sirvieran también para
forjar lo que luego sería su fuerte ideario y lucha por la cuestión social.
Su padre, era un obrero anarquista, que lo introdujo en la militancia
sindical. Su madre era una trabajadora doméstica. Comenzó a trabajar a los 13
años en una imprenta. De noche se interesaba por la lectura de libros
relacionados con las luchas populares. Sus primeros trabajos fueron publicados
en el periódico anarquista La Libertad de Avellaneda. En 1916, cuando tenía 14
años, se afilió a la Unión Cívica Radical, movilizado por el impacto histórico
del triunfo de Hipólito Yrigoyen y a partir de allí y hasta el día de su muerte
transitaría un largo camino en la vida política de la Unión Cívica Radical y de
nuestra Nación constituyéndolo en el verdadero y único defensor “REAL” de la
reivindicación de los derechos sociales y del trabajador en nuestro país, y
digo el único real porque nunca se jactó de nada y menos aún, jamás se sirvió y
benefició personalmente de su lucha y sus logros para beneficio de los
trabajadores en la Argentina, como si otros lo hicieron. De esta manera cabe
decir que será indiscutidamente a lo largo de la historia el máximo exponente
social que tuvo la Unión Cívica Radical.
Al llegar la revolución del 6 de septiembre,
fue dejado cesante como empleado de la Cancillería y de allí a la cárcel en su
primera prisión política. Pero tuvo otras entradas: en 1932, 1951, 1954, 1955. Durante la llamada Década
Infame fue elegido y asumió como Concejal en Avellaneda. Posteriormente
resultaría electo senador provincial en Buenos Aires, pero presentará su renuncia
indeclinable debido al fraude sistemático y generalizado que imponían los Gobiernos
de la Concordancia. En 1943 fue uno de los fundadores de la corriente interna
Revisionismo Bonaerense, presidida por Ricardo Balbín, e integrada por Oscar
Alende y Moisés Lebensohn, entre otros, que constituyó uno de los primeros
intentos en desalojar de la conducción de la UCR a la corriente conservadora
unionista (alvearista).
En abril de
1945 fue uno de los firmantes de la Declaración de Avellaneda, que diera origen
poco después al Movimiento de Integración y Renovación (MIR).
Ante las
movilizaciones obreras del 17 de octubre de 1945, Larralde se opuso a la
lectura despectiva de los hechos que caracterizó al unionismo radical y los
sectores conservadores sosteniendo, apoyando decididamente el contenido y el accionar
de aquellas manifectaciones:
Luego del 17 de
octubre de 1945, junto al resto de los intransigentes, Crisólogo Larralde se
opuso a que la Unión Cívica Radical integrara la Unión Democrática, y rechazó
el tono crudamente antiperonista de la campaña electoral. Después de la
estrepitosa derrota de la Unión Democrática en las elecciones de 1946,
Crisólogo Larralde, fue junto con Antonio Sobral y Arturo Frondizi uno de los
tres intransigentes que integraron la Junta de siete miembros que reemplazó al
Comité Nacional. A poco andar, los tres miembros intransigentes abandonaron la
Junta por las diferencias irreconciliables que tenían con el sector unionista.
En 1954 se
realizaron elecciones para elegir vicepresidente de la Nación, Larralde fue el
candidato del radicalismo. Durante la campaña electoral Larralde denunció la
falta de libertades políticas y la importancia que las mismas tienen para
defender los derechos de los trabajadores. Larralde decía en esa campaña:
“Queremos que las palabras “revolución social” de
que ha hablado el presidente de la República, se conviertan mediante nosotros
en un hecho generoso y positivo para bien de todos. Queremos hacerlo sin sangre
y sin rencores, como aquí se dijo, no a favor de un partido, si a favor de un
pueblo; queremos anteponer a los privilegios económicos, el derecho del
individuo, pero nada vamos a poder realizar, absolutamente nada, si primero no
conseguimos el arma más importante, que es el arma que todas las dictaduras
niegan. El marxismo dice: 'La libertad es un prejuicio burgués'. El fascismo
afirma 'La libertad es un cadáver putrefacto en el Estado'. El peronismo dice
'La libertad no sirve para comer'. Nosotros decimos que la libertad es lo único
que sirve, que hay derecho de comer por el hecho de haber nacido; que hay
derecho de comer para conservar la vida; para ennoblecerla con los actos de
cada mañana y de cada tarde; pero no vivimos para comer, si no a la inversa”.
En
1956, la Unión Cívica Radical se dividió en dos: la Unión Cívica Radical
Intransigente (UCRI) dirigida por Arturo Frondizi, y la Unión Cívica Radical
del Pueblo (UCRP) dirigida por Ricardo Balbín. Crisólogo Larralde fue uno de
los dirigentes que más se esforzó en evitar la fractura. Una vez producida se
integró a las filas de la UCRP en donde fue elegido ese mismo año presidente
del Comité Nacional.
En 1957, como
presidente del Comité Nacional de la UCRP, intervino activamente para evitar
que los convencionales de la UCRP se retiren de la Convención Constituyente
antes de dar su voto favorable por el artículo 14 bis de la Constitución
Nacional, sobre los derechos del trabajo. Sin embargo, inmediatamente después,
los convencionales sabattinistas, junto a los conservadores, se retiraron
finalmente de la Convención Constituyente, impidiéndole continuar.
Allí dejaría para la posteridad su mayor obra por
la justicia social quedando consagrado el Artículo 14 bis:
Artículo 14. bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará
de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas
y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados;
retribución justa; salario
mínimo vital móvil; igual
remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de
las empresas, con control
de la producción y colaboración en la dirección;
protección contra el despido arbitrario; estabilidad del empleado público;
organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción
en un registro especial.
Queda
garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir
a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes
gremiales gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de su
gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su empleo.
El Estado
otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral
e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio,
que estará a cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía
financiera y económica, administradas por los interesados con participación del
Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; jubilaciones y
pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de
familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna.
Desde aquel momento, el Artículo 14 bis de la
Constitución es el más mentado por muchos dirigentes sindicales, que nunca se
acuerdan del nombre del autor ni de las circunstancias de su sanción. Promulgan
a viva voz la doctrina de Justicia Social Peronista pero no ponen en valor ni
aceptan que el logro de justicia social mas importante de nuestro País fue obra
de un Radical y ese radical es Crisólogo Larralde.
Su solidaridad y sus
convicciones lo llevaron a luchar por los pobres, los excluidos, los
explotados, haciendo práctica esa vieja premisa de Leandro Alem cuando afirmó
que “la Unión Cívica Radical es la causa de los desposeídos…”.
“La clase obrera, la única clase, porque de su carne y de su sangre
nacieron el sabio, el descubridor, el estadista, el sacerdote, el guerrero y el
pacifista, el revolucionario y el verdugo, el poeta y el santo y hasta el rico,
esa clase única está marchando y sino se demora en tratos venales, ni en la
faena mercantil de su propio destino, llegará al campo abierto de la vida en
libertad, con derechos totales, con seguridad y fuerza para afirmar el
bienestar humano. Entonces todos seremos obreros de alguna obra”.
En 1962
Crisólogo Larralde era el candidato a gobernador de Buenos Aires por la UCRP.
El 23 de febrero, en ocasión de un acto de campaña en el distrito industrial de
Berisso, Gran Buenos Aires, murió en la tribuna, en el momento en que
pronunciaba su discurso, justo allí, en plena campaña, en plena tribuna y en
pleno Barrio de trabajadores.
Por todo lo
que significa y por toda su obra es que resulta indispensable para el
radicalismo retomar el pensamiento y la acción de Crisólogo Larralde, para
volver a ser la fuerza histórica que defienda los derechos de quienes menos
tienen, para que el pueblo en su conjunto pueda ejercer sus derechos, acceder a
la educación, defender sus conquistas laborales y constituirse en el motor de
una República, que de la mano del trabajo, la educación y la igualdad de
oportunidades, inicie un camino de grandeza y progreso, para beneficio de todos
nuestros compatriotas y en definitiva, de nuestra República Argentina, como lo
soñaron hombres como Leandro Alem y Crisólogo Larralde.
Queda mucho
aun en este camino: “Está en
pie el artículo 14, nuevo, de la Constitución Nacional. Está en pie, pero no
anda, no camina, no avanza, esta en pie pero detenido. Mi partido está en la obligación de convertirlo en un cuerpo de leyes,
pues no puede tolerarse que se haya sostenido el conjunto de sus afirmaciones
progresistas como mera expresión de propaganda electoral”.
Existe
“inconstitucionalidad por omisión” en todos los aspectos que en estos cincuenta
años no fueron contemplados por las leyes, frustrando el goce de los derechos
enumerados. Es nuestro deber seguir el camino y luchar por la realización
efectiva de las conquistas Sociales que se lograron con la incorporación del Artículo
14 bis a la constitución Nacional.
“El peronismo
dice ‘La libertad no sirve para comer’. Nosotros decimos que la libertad es lo
único que sirve, que hay derecho de comer por el hecho de haber nacido; que hay
derecho de comer para conservar la vida; para ennoblecerla con los actos de
cada mañana y de cada tarde; pero no vivimos para comer, si no a la inversa”
Crisólogo Larralde
Pablo Eduardo Vázquez
Que diría Crisólogo sobre el actual Comité Nacional de la UCR y sobre su Convención Nacional que decidió aliarse a la derecha antiobrera y cypaya del PRO? Se repetirá este año la infamia?
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