Su nombre completo, Pelagio
Baltasar Luna, nació el 6 de enero de 1867 en La Rioja , hijo de Domingo Luna
Herrera, fundador de la Unión
Cívica Radical en La Rioja. Desde muy pequeño asimiló los principios y
los postulados del Partido. Sus primeros estudios los efectuó en la
"Escuela de la Patria ",
y luego en el Colegio Nacional de esa ciudad, trasladándose después a Buenos
Aires, donde se recibió de Doctor en Jurisprudencia el 24 de mayo de 1889, a los 22 años,
Regresó a
su provincia en donde ejerció su profesión. Contrajo matrimonio en La Rioja , en 1904, con Neófita
Bazán Correa Augier, distinguida dama que pertenecía a las más antiguas casas
del interior del país.
Durante
más de veinte años, trabajó en su provincia donde se ganó el respeto y la
admiración de todos por su incorruptible honestidad. Por su estudio, que en
breve fue el más calificado de la provincia, pasaron asuntos de gran interés,
interviniendo en causas de marcada magnitud, que le dieron gran renombre como
hábil y digno abogado. En la magistratura fue Juez de primera Instancia en lo
Civil Comercial y Criminal, Procurador Fiscal y Ministro del Superior Tribunal
de Justicia. Colaboró además en la redacción del Código de Procedimientos de La Rioja y fue miembro de la Convención que en 1909
reformó la Constitución
de La Rioja. Asimismo
fue Presidente de la Comisión
de límites entre su provincia, y las de San Juan y San Luís.
Fue también
profesor de literatura en el Colegio Nacional de su ciudad natal donde obtuvo
el respeto y la consideración de sus alumnos, ejerciendo desde la cátedra una
labor importante para el radicalismo puesto que muchos de ellos se
incorporarían a las filas del partido debido a la admiración que Luna les
generaba y también por los ideales que profesaba.
Fue asesor jurídico ad honorem
del Círculo Católico de Obreros, fundado por el sacerdote Vera Vallejo y luego
se convirtió en vicepresidente primero de la Comisión Directiva
de dicha corporación. Era un creyente fervoroso, practicante y comprometido con
los más desvalidos.
Como periodista, en 1901 fundó y
dirigió durante 18 años "El Independiente", colaborando además en
"La Prensa "
y "El Argentino" de Buenos Aires. Participó del meeting del
Jardín Florida en la Unión Cívica , actuó en la Revolución del Parque, formando parte del Comité
Nacional en representación de su provincia. Al dividirse el Partido, se adhirió
a la Unión Cívica Radical. Fue parte de la Convención Nacional
de noviembre de 1892.
Fue un
fogoso político y decidido defensor de los postulados radicales, era con todas
las letras un Radical bien definido, de conciencia y de convicciones,
practicaba lo que predicaba, era un ejemplo de militancia y conducta para los
mas jóvenes en quien ellos se reflejaban, vivió y militó sosteniendo bien alto
los principios del partido, no defeccionando nunca, ni aún en las mayores
adversidades. Palabras de él mismo lo definen: "De rodillas para orar,
pero de pie para luchar"
A sus
cualidades como político y militante lo apoyaban también sus condiciones
intelectuales y personales, era modesto y sincero, afectuoso y servicial. Luchó
sin vacilaciones por el triunfo definitivo de la libertad y la justicia. A su
modestia y su figura moral lo sostenían además su carácter y sus convicciones,
no ha conocido las claudicaciones que envilecen, ni las cobardías que
descalifican, tenia un real sentimiento patriótico, todo ello realzado por una
palabra suave y persuasiva.
Sus
actividades políticas continuaron en su provincia, organizando allí la Unión Cívica Radical, y siendo presidente de su
Junta de Gobierno. Fue dos veces elegido diputado provincial, siendo rechazado
su diploma por la
Legislatura , debido a su condición de opositor. En 1912 fue
candidato a diputado nacional, cargo que se negó a asumir por no estar de
acuerdo con las prácticas electorales de la época y de tal manera se
manifestaba en contra del sistema electoral que convalidaba el fraude del
contubernio gobernante de aquella oligarquía conservadora. Fue, sin duda, el
representante más genuino del radicalismo del interior del país, y figura
protagonista en la creación de la Unión Cívica Radical.
Al año
siguiente, en 1913, fue candidato a Gobernador por la Provincia de La Rioja , siendo derrotado por
el doctor Tomás Vera Barros en una elección signada por el fraude, lo que lo
obligó a lanzarse a la revolución contra las autoridades de la Provincia , con la
premisa de que se interviniera la
Provincia y se llamara a elecciones libres y se garantizara
la transparencia del acto eleccionario, como resultado del fracaso de la
revolución fue encarcelado durante un tiempo, junto a otros dirigentes y
militantes radicales que habían participado del alzamiento.
Dos años
después, su nombre era aclamado en la histórica convención del teatro Victoria
como candidato —junto con Hipólito Yrigoyen— a la Vicepresidencia de
la Nación :
presentó su renuncia a ésta candidatura por solidaridad de principios con su
compañero de fórmula: pero habiendo sido rechazadas las dos por sus
correligionarios, hubo de aceptar el cargo, siendo en consecuencia elegido para
ocupar la segunda magistratura del país en los comicios del 3 de abril de 1916.
Con 372.810 votos, superando a las fórmulas del Partido Conservador (Ángel
Rojas - Juan Eugenio Serú, 154.549 votos), del Partido Demócrata Progresista
(Lisandro de la Torre
- Alejandro Carbó, 140.443 votos) y del Partido Socialista (Juan B.
Justo-Nicolás Repetto, 56.107 votos). De esta forma, la Unión Cívica radical llegaría por primera vez en
su Historia al gobierno de la mano de la formula Hipólito Yrigoyen – Pelagio
Luna.
Durante su
gestión como presidente del Senado se creó la Biblioteca del Congreso
Nacional de la que fue su primer presidente. Además supo llevar el cargo de
Vicepresidente siendo un ejemplo de virtudes ciudadanas, llegó a armonizar los
ideales más amplios y elevados con las manifestaciones más férreas de su
energía moral; defendió y luchó por las libertades públicas, que con la fe y la
seguridad de un visionario, supo conducir a la democracia argentina.
El historiador
Félix Luna quién era su sobrino, manifestó en una entrevista acerca de la biografía
de Pelagio Luna que: “Era de una vieja familia de La Rioja , que había participado
en todos los acontecimientos de la provincia. Eran de armas llevar y muy
políticos todos. Se puede decir que vivían para la política. El era un abogado
muy bueno, que no ganó tanta plata como hubiera podido, precisamente por su
obsesión por la política.
Hacía política
desde tres lugares: primero desde su estudio, donde ayudaba a los amigos del
interior con pequeños juicios solucionándoles problemas, legales; segundo,
desde su cátedra del Colegio Nacional, donde enseñaba literatura y donde
reclutaba jóvenes que después serían profesionales en La Rioja ; y tercero desde su
diario El Independiente, que fundó en 1904, y en donde daba cabida a la gente
joven que quería entrar en la política”.
Prosigue el
historiador diciendo acerca de su relación con Irigoyen que: “se convirtió en
una pieza fundamental de Yrigoyen en el interior del país”… El Vicepresidente
continuó con su leal adhesión al presidente hasta el final de sus días”
Falleció por
una enfermedad crónica, reagravada súbitamente por el clima de Buenos Aires,
que puso fin a su vida el 25 de junio de 1919, a los tres años de su
elección y con 52 de edad. Fue el primer vicepresidente radical fallecido en el
ejercicio de su cargo y velado en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, se rescata
ante todo las cualidades de un prohombre comprometido hasta el fin con el bien
de la patria, siendo una de las figuras mas importantes en lo que respecta a su
austera modestia y su figura moral.
El
presidente Yrigoyen, en el decreto de honores señaló que debe honrarse la
memoria del esclarecido ciudadano, cuya consagración ejemplar al servicio de la Nación lo ha hecho acreedor
a su mayor gratitud (25/6/1919).
En su funeral, las
palabras del Dr. Arturo de la
Vega , dejan puesto de manifiesto la calidad que Pelagio Luna
tenía como dirigente, como hombre y como ciudadano comprometido con los valores
más elevados en pos del bien común: “Señores:
el doctor Pelagio B. Luna no ha muerto. Vivirá eternamente en la memoria de
todos los argentinos y también de los extranjeros, porque ha tiempo ya que su
nombre ha sido grabado con signos indelebles en las páginas de oro del gran
libro de la gratitud nacional, como uno de los benefactores más sacrificados
por el progreso y bienestar de la patria, como uno de los propulsores más
esforzados de las instituciones libres y como uno de los exponentes más
elevados de la energía moral en la lucha incesante por el porvenir de las
generaciones presentes y venideras.”
Pelagio Luna es uno
de los baluartes que los radicales de hoy debemos tomar como ejemplo para
recuperar las bases doctrinarias y las conductas ético – morales, para reencauzar
los destinos de nuestro histórico partido.
Pablo
Eduardo Vázquez
Mi abuela era sobrina de el tenia diarios fotos con el era Hja de un hno de Pelagio Luna.. Era nacida en la rioja
ResponderEliminarMe gustó mucho leer La historia de mis antepasados y saver que clase de personas fueron....