miércoles, 1 de julio de 2015

Angel Gerardo Pisarello: Su Vida por la Libertad

 Nació el 24 de Septiembre de 1916 en La Salada, Provincia de Corrientes, sus Padres fueron José francisco Pisarello, (también nacido en La salada el 4 de Octubre de 1885 y Delfina Virasolo. Luego, se trasladarían al Chaco donde se establecieron en una Imprenta. Ángel, trabajaba con un tío tipógrafo en las ediciones pueblerinas de un periódico radical.
                En Chaco, Pisarello fue auxiliar de contaduría de la Municipalidad,  allí comenzó su actividad política y militante en la Unión Cívica Radical y fue secretario del Concejo Deliberante. Ése fue su primer trabajo político, allí por 1938.

                Se fue a Córdoba para estudiar abogacía pero no lo aceptaron porque su primo hermano, era miembro del Partido Comunista. Se va a Buenos Aires y le sucede lo mismo. Finalmente lo aceptan en la Universidad de Tucumán. En Tucumán, apenas ingresó, lo eligieron consejero directivo de la facultad. En 1946 es elegido  delegado de la Facultad de Derecho en la Federación Universitaria de Tucumán.

                Sucedía alrededor del año 1947 con Hugo Fabio y con Celestino Gelsi – ex gobernador de Tucumán- arman la Juventud Radical. En el 48’ siendo aún Estudiante de Abogacía salió electo Senador Provincial. Fue miembro de la Convención Constituyente de Tucumán que sesionó en 1949.

En 1951 fue reelecto como Senador Provincial, en ese mismo año obtendría su titulo profesional.

Estaba casado con Aurora Pilar Prados y tuvieron cuatro hijos, Aurora (Tatá), Silvia Inés, Ana María y Ángel Gerardo Pisarello (h).

                En 1951 sufrió 19 días de detención, acusado de desacato por las críticas que vertió al presidente Juan Domingo Perón en una publicación radical. Desde 1955 ejerció la docencia en el Colegio Nacional Bartolomé Mitre.

                No se oponía a las transformaciones sociales de Perón, más aún, por allí afirma que las banderas fueron cedidas por el propio radicalismo. Banderas entregadas a lo cual él siente una vergüenza íntima. Pero para su criterio en el Peronismo faltan los derechos, el respeto a las instituciones y a la República.

                En los diarios de sesiones de esa época se puede ver claramente su pasión y compromiso, porque a pesar de que había 29 peronistas y un solo radical, no se lo dejaba hablar, entonces aparece en la versión taquigráfica: “doctor Pisarello bájese de la mesa porque no tiene la palabra”, cuenta su hija, que este tipo de acciones eran comunes.

                Después le hicieron juicio político. Lo defendió el doctor Ramón Adrián Araujo. Lo expulsaron, mientras hacían lo mismo con Celestino Gelsi en  la Cámara de Diputados.

                Alem e Yrigoyen fueron sus héroes, sus márti­res, sus guías y de ellos toma una pasión cívica extrema, como así también sus conductas y principios.

                Se fue creando alrededor de su figura una mística de la intransigencia, del radicalismo popular, de la causa contra el régimen. El Dr. Angel Gerardo Pisarello convocaba a la rebeldía y a la rebelión. Sé unió a la batalla contra la injusticia, por la democracia, los derechos humanos y las libertades.

                Era un convencido que otra sociedad es posible, donde el derecho y la libertad sean bandera de igualdad y lucha por una sociedad mejor, sin excluidos privados de derechos, sin desterrados en su propia tierra, sin ciudadanos carentes de sueños. Él era así: Radical, inteligente, voraz lector, de carácter vehemente y apasionado, un empecinado, solía resultar una incomodidad para muchos.

                En 1965 fue designado embajador extraordinario y ministro plenipotenciario en Tanzania, África durante el gobierno de don Arturo Illia. Varias veces candidato a diputado y a senador nacional. Ejerció la Presidencia de la Unión Cívica Radical de Tucumán en varias oportunidades, como así también diversos cargos Partidarios durante toda su trayectoria política.

                En enero de 1975, "Bajo el nombre de Operativo Independencia”, se desató en Tucumán la criminal actividad genocida que tendría su punto culminante durante el mandato, como gobernador de facto de la provincia de Tucumán, del General Bussi, aquí se desarrollarían "las tareas más salvajes y criminales de represión".

                En estos agitados años 70’ lo tuvieron a Ángel Pisarello como protagonista importante con su firme defensa a presos políticos; ello le valió, en 1975, que una bomba destruyera la mayor parte de su estudio jurídico.

                Se convierte en el único defensor de presos políticos de la Provincia de Tucumán, sometida al operativo de exterminio, visita y atiende a los presos tucumanos y presenta innumerables Hábeas Corpus.

                Durante estos tiempos difíciles decidió permanecer en su puesto, atendiendo a los ciudadanos sin derechos, sin libertad, sin seguridad, convirtiéndose en el defensor de los derechos humanos, y así llevó adelante procesos por cuestiones políticas ad honorem.

                Pisarello, que había sido presidente de la Junta de Gobierno de la Unión Cívica Radical de Tucumán, fue secuestrado, torturado y asesinado. Fue secuestrado el 24 de Junio de 1976 en su domicilio por un grupo de tareas al mando de Roberto "el tuerto" Albornoz.

                Ángel Pisarello fue un militante popular, un dirigente partidario que sacrificó su vida en defensa de sus ideales, que no eran otros que la defensa irrestricta del Estado de Derecho, de la legalidad republicana, de las garantías individuales, de la tolerancia en tiempos de tanta violencia.

                Pensaba que el radicalismo tenía un compromiso indisoluble con el pueblo, un compromiso de cambio social, un compromiso con una sociedad mas justa, más libre y más igualitaria. Como decía él, eran tiempos de “cambiar los rumbos radicalmente, esa es la consigna, lo contrario será en vano”. Fue una bandera para los jóvenes radicales de las décadas de 1950 a 1970, por lucha, conducta, liderazgo y convicción de sus actos.

                Preparaba unos locros en ollas grandes de hierro para todos los estudiantes que tuvie­sen hambre. Pero para ello había que mostrarle la libreta universitaria. En medio de los locros conversaba, educaba y adoctrinaba a aquellos jóvenes estudiantes.

                Como sus héroes, Alem e Yrigoyen, no abdicó. Lo secuestraron una noche del invierno de 1976, y apareció asesinado el 1° de julio, con las manos atadas por alambres, á la vera de un camino de Santiago del Estero.

                Los radicales no debemos ni podemos olvidar a este hombre, ni dejar su ejemplo en el olvido, su nombre es otra prueba cabal del compromiso con los derechos y la libertad que tiene como mandato y bandera la Unión Cívica Radical.
 

Pablo Eduardo Vázquez

1 comentario:

  1. Otro orgullo argentino y ejemplo a seguir.....lamentablemente olvidado... Descanse en paz Dr. Pisarello.-

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