Nació el 19 de septiembre de 1876 en Rosario del
Tala, Provincia de Entre Ríos. Egresó como bachiller del Colegio del Uruguay de Concepción del Uruguay y
como abogado de la Universidad de Buenos Aires donde se doctoró en el año 1901.
Fue Comisionado Municipal y
Presidente de la
Comisión Municipal de Vecinos, Intendente Interino de la
Capital.
Fue presidente de la Convención Nacional
y del Comité Nacional de la UCR, diputado nacional entre los años 1918 y 1922.
Ocupó el cargo de Ministro del Interior durante los últimos meses del primer
gobierno de Hipólito Yrigoyen, allí por 1922, en reemplazo del doctor Gómez.
En 1928 acompañó en
su segunda candidatura presidencial a Hipólito Yrigoyen, como candidato a Vicepresidente.
La fórmula resultó vencedora, pero Beiró falleció el 22 de julio de 1928, poco
antes de asumir el cargo.
En
la ciudad de Buenos Aires llevan su nombre la Avenida Francisco Beiró,
principal arteria del barrio de Villa Devoto, en el que residió
Participó en la revolución Radical
del 4 de Febrero de 1905 junto con Hipólito Yrigoyen. En 1912, cuando el
radicalismo, a partir de la ley Sáenz Peña inicia su reorganización general con
miras a la toma del poder por las urnas, el doctor Beiró presidirá un comité
parroquial, formando parte para 1914 del Comité Nacional, del que será
presidente hasta febrero de 1922. En 1918, también es nombrado Comisionado Nacional en la Provincia de
San Juan.
Dedicó mucho tiempo y esfuerzos
por el progreso y crecimiento del barrio de Villa Devoto será desde 1917 hasta
1920 presidente del Concejo Escolar N° 17, desde donde fundará en 1918 la
Asociación de Protección a la Niñez, cuya presidencia ejercerá y cuyo móvil
filantrópico será alterado a su muerte, transformándose el “Instituto Roca” que
administraba, de ejemplo de enseñanza para niños pobres en un simple
“Reformatorio”.
También
participó en la creación del Club Estudiantes de Buenos Aires que en esa época
se llamaba Sportivo Devoto.
Era
un hombre sencillo que habitaba en la calle José Luís Cantilo esquina Marcos
Paz, Villa Devoto. El edificio principal de su vivienda se conserva y allí
residen sus descendientes.
Se
dice según cuentan algunas crónicas de la época que fue Francisco Beiró quién
recordando y haciendo honor a la revolución del Parque de 1890 tomara la
iniciativa de popularizar como distintivo de la Unión Cívica radical aquellas boinas
blancas usadas en la mencionada revolución radical. En cuanto acto público del
partido hubiera, sugería a los correligionarios concurrir con su boina blanca.
En
1926 Francisco fue candidato a gobernador de Entre Ríos, la fórmula fue: Francisco
Beiró-Gregorio Morán, en lo que fue la primera confrontación entre dos fórmulas
de un común origen cercano. La fórmula del Radicalismo de Entre Ríos
(denominación del peculiar antipersonalismo provincial) que resultó triunfante
fue Eduardo Laurencena - José María Garayalde.
Fue
elegido el 24 de marzo de 1928 por la Convención Radical
Personalista como candidato a Vicepresidente por 142 votos contra 25.
En
las elecciones presidenciales que se desarrollaron el 1° de abril de 1928, la
fórmula radical, formada por Hipólito Yrigoyen (con 76 años) y Francisco Beiró,
triunfa de manera abrumadora sobre el binomio Antipersonalista Melo-Gallo. La
Fórmula de la Unión Cívica radical Personalista fue elegida por una masa
impresionante de votantes 838.538 votos
contra 414.026 de Melo-Gallo y menos de 65 mil de la tercera Bravo – Repetto.
Todos los opositores juntos no sumaban los sufragios radicales. Esta elección sería
llamada como el gran plebiscito, justamente por la exorbitante diferencia de
votos con los que Hipólito Yrigoyen se adjudicó su Segunda Presidencia. Meses
más tarde, muere Beiró y el Colegio Electoral designa en su reemplazo al
gobernador electo de Córdoba, Enrique Martínez. Yrigoyen asumirá el poder el 12
de octubre de 1928, en medio del delirio popular.
Hipólito
Yrigoyen gran amigo y correligionario de Francisco Beiró en la militancia, concurría
con asiduidad a su domicilio durante el período de su enfermedad.
El
Doctor Francisco Beiró se distinguió a lo largo de su carrera política por su
honradez, honestidad e integridad moral puesta al servicio de su ideario
republicano.
Fue
un expositor singular y un hombre de gran inteligencia y predicamento. Su
figura adquirió dimensiones nacionales, gozando de gran prestigio y admiración
por la gran militancia radical. Fue una de las figuras más brillantes de la
época con las que contó la Unión Cívica Radical.
Su
conducta y lealtad, además de compartir ideológicamente a un punto extremo con
los postulados que el partido defendía le valieron el reconocimiento y la
amistad del gran caudillo radical, Hipólito Yrigoyen.
Al
momento de su deceso era aún muy joven, 51 años, su único bien era su casa de
Villa Devoto, sobre la que
pesaban dos hipotecas. Después de
una larga enfermedad fallece el 22 de julio de 1928 sin poder ejercer el cargo
para el que había sido nombrado.
Hoy
sus restos, transformados en cenizas descansan en el Panteón de los héroes de
la Revolución del Parque, en el Cementerio de la Recoleta, junto a aquellos ilustres
líderes que hicieron grande a la Unión Cívica radical.
Pablo Eduardo Vázquez
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