Abogado, Historiador y Fundador de la U.C.R.
Nació
en Buenos Aires el 6 de setiembre de 1849 en el seno de una tradicional
familia. Hijo del escribano Adolfo Saldías y de Carmen Castellote, fue
bautizado el 28 de diciembre en la parroquia de San Ignacio. Fue su
abuelo paterno José Antonio de Saldías, nacido en El Olivar, Chile, el 7 de
abril de 1791, descendiente de Pedro I, quien participó en la guerra de la
Independencia y que cruzó la cordillera con O´Higgins y otros oficiales.
Por la parte materna, fueron sus abuelos Francisco Castellote, aragonés, que
combatió en las Invasiones Inglesas como oficial del regimiento de Arribeños y
luego de Patricios de Buenos Aires; y Antonia Estefanía Palacios, que fue una
de las damas porteñas que junto a sus esclavos ayudó a defender la ciudad de
Buenos Aires, contra el invasor inglés.
El
matrimonio Saldías-Castellote instaló su hogar en la amplia casona de la calle
Esmeralda 286 (hoy 848). En esa espaciosa casa trajinaba la numerosa
servidumbre, a la que Saldías recordó siempre con afecto y como sus iguales. En
ese hogar paterno, impregnado con las ideas unitarias de su familia, nació y se
formó Adolfo Saldías. La familia Saldías solía pasar largas temporadas
estivales en la estancia de Lobos, pero en la primavera de año 1872, el padre de
Adolfo, enfermó gravemente. Falleció el 8 de enero de 1873, a los 47 años
de edad.
Adolfo,
Cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. El
12 de febrero de 1870, “La Discusión” publicó la introducción de un trabajo de
Adolfo Saldías, titulado “La República y el Catolicismo”, bajo el seudónimo de
“Fausto” que dedicó, entre otros, a Leandro N. Alem, que con sus 27 años ya se
perfilaba como el futuro caudillo político. Ese fue el comienzo de una
amistad que duró hasta la muerte de Alem en 1896. El 14 de julio de 1873, a los
23 años, finalizó sus estudios doctorándose en Derecho y exponiendo ante la Universidad de Buenos Aires
su “Tesis” sobre el “Matrimonio civil, estudios de los capítulos III, IV y V,
del Título 14. Sección 2da., Libro 1º del Código Civil”. Este trabajo fue
presentado 16 años antes de que el Congreso Nacional sancionara la ley sobre
esta materia. Fue su padrino de tesis el doctor Carlos Tejedor.
Recibió el diploma de honor de manos del doctor Juan María Gutiérrez, rector de
la Universidad.
Comenzó a actuar en política a través del Partido Autonomista,
liderado por Adolfo Alsina, junto con Aristóbulo del Valle, Leandro Alem y
Bernardo de Irigoyen, además, fue un activo miembro de la masonería argentina.
El 24
de setiembre de 1874 estalló la revolución encabezada por Mitre. Saldías,
que recién había contraído matrimonio,
preparaba un viaje a Europa, pero en virtud del decreto de las autoridades
constituidas, que llamaba a la Guardia Nacional a las armas fue a servir en el
5º Regimiento, como capitán de Compañía. El 7 de diciembre las fuerzas
revolucionarias fueron vencidas en “Santa Rosa” por las tropas al mando del
entonces coronel Julio A. Roca, terminando con esta batalla la revolución. Saldías
participó en estos acontecimientos, actuando en la ciudad de Buenos Aires y en
la isla Martín García.
El 26
de setiembre de 1875, el gobernador Carlos Casares promulgó la ley de Educación
común, y nombró director de la nueva repartición a Sarmiento, en esas nuevas
funciones, llevó como secretario a Adolfo Saldías. Seis meses después, el
26 de marzo de 1876 fue electo diputado a la Legislatura de la Provincia de
Buenos Aires. Iniciaba así, a los 26 años su vida de estadista. Fueron
sus pares en aquella Legislatura, Roque Sáenz Peña, Lucio V. López, Ataliva
Roca, Ricardo Lavalle, Julio Fonrouge, Rafael Hernández y Enrique B. Moreno
entre otros.
Paralelamente
a su tarea como legislador, Saldías trabajaba en su nuevo libro: “Ensayo sobre
la historia de la Constitución Argentina”, que llegó a la opinión pública en
febrero de 1879.
Estallada
la revolución de 1880, signada por la sucesión de Nicolás Avellaneda y la
federalización de la ciudad de Buenos Aires, después de dos meses de lucha en
los que participó activamente en defensa de la autonomía provincial y de la
integridad de su territorio, Saldías decidió viajar a Europa. Embarcó el
10 de marzo de 1881, en compañía de su primera esposa Irene Arruda y llegaron a
Barcelona el 3 de abril.
En
Europa, publicó dos libros en París: “Los Minotauros”, y el primer tomo
de la “Historia de Rozas y su época”, que publicó en 1881 y que en la segunda edición
de 1892 llevaría el título definitivo de “Historia de la Confederación
Argentina”. El segundo tomo vería la luz en 1884 y el tercero en
1887. Las inquietudes de la investigación sobre la época que meditaba,
llevaron a Saldías a reunir gran cantidad de material. Manuelita Rosas le
escribió a Saldías, él y su esposa visitaron a Manuelita en Londres y ahí tuvo
el historiador oportunidad de ver algunos papeles del archivo. En 1887,
Manuelita, la Hija del restaurador, puso todo el archivo a su disposición
definitivamente. Para la segunda edición de esta obra en 1892, corregida y
aumentada, Saldías contó con numerosa documentación que le había sido enviada
en baúles desde Londres. Dos años después de la muerte de Manuelita, acaecida
en 1898, Máximo Terrero y sus hijos continuaron enviándole documentos del
archivo.
Su
curiosidad y su lealtad intelectual lo llevaron a descubrir documentos hasta
entonces ocultos u olvidados. Historia
de la Confederación Argentina estaba
dedicado a Mitre, a quien envió una copia para que lo juzgara. Mitre le
respondió lapidariamente, condenando el trabajo. La obra de Saldías no era la
apología de Rosas; era un trabajo honesto de un liberal, que lo había
desarrollado con criterio liberal, y condenando muchos aspectos del gobierno de
Rosas, pero no todos. Rescató su gobierno fuerte, y sobre todo, la defensa de
la soberanía nacional durante el período de los bloqueos franceses e ingleses
(1838-1850). El libro de Saldías y su condena por Mitre fueron señalados como
el momento fundacional del revisionismo histórico argentino.
Saldías
regresó a Buenos Aires en marzo de 1882. Le compró al Dr. Manuel Bilbao
su parte del diario “La Libertad”, que compartió con Edelmiro Mayer y Juan José
Lanusse y se hizo cargo de la Redacción, desde el 12 de julio. Desde allí
y durante casi dos años, llevó una oposición tenaz y constructiva al gobierno
de Roca. Saldías produjo una extraordinaria obra intelectual, reflejando
también su pensamiento y su ideario político en varios periódicos a los que
estuvo vinculado desde los veinte años: “El Fénix” (1870), “El Nacional”, junto
a Sarmiento; “La Libertad” (1882/3) y “El Argentino” (1890/93). Fue uno
de los periodistas más combativos de su tiempo.
El 23
de setiembre fue proclamado con mayoría de votos para diputado a la Convención
Constituyente. El 8 de febrero de 1883 comienza la publicación del
Capítulo XX “Conquista del Desierto 1833-1834”, del Tomo II de la “Historia de
Rozas y su época. Algunos trabajos que Saldías publicó en “La Libertad” los
reimprimió en su libro “Civilia”, en 1888. Renunció a la redacción del
periódico en diciembre de 1883. En 1884 publicó el segundo tomo de la “Historia
de la Confederación Argentina”.
Fue
designado como miembro de la Comisión de la Biblioteca Popular de Belgrano, en
abril de 1885; y luego miembro del Consejo Escolar del Distrito, y presidente
del mismo. En mayo de 1888 Saldías parte nuevamente hacia Europa, mientras
tanto la salud de su esposa Irene se fue agravando. Irene Arruda de
Saldías falleció en París, el 27 de febrero de 1889. La muerte de su
compañera lo devolvió al país y a la política, de la que se había alejado desde
su renuncia a “La Libertad”.
Una Vez
en Buenos Aires, participó de todas las actividades de la oposición. El doctor
Manuel Gorostiaga tuvo la iniciativa de hablar con hombres de la oposición para
acercarlos. De esas conversaciones surgió el banquete del mes de junio de
1889, en el Café de París. Pocos días después se volvían a reunir en la
casa de Aristóbulo del Valle, donde concurrieron, además de Adolfo Saldías,
Bartolomé Mitre, Vicente Fidel López, Bernardo de Irigoyen, Luis Sáenz Peña,
Leandro N. Alem, Delfín Gallo, Pedro Goyena, José Manuel Estrada, Miguel
Navarro Viola, Lucio Vicente López, José María Cantilo y Mariano Demaría, entre
otros.
Nacía
una nueva fuerza, formada por hombres de diversas tendencias políticas:
liberales, autonomistas y católicos. El domingo 15 de abril de 1890,
quedó constituida la Unión Cívica, en la asamblea del Frontón Buenos Aires,
ubicado en la calle Córdoba 1130. Los periódicos apoyaron la política de la
oposición. A “La Nación” se unió “La Prensa” y el 1º de julio apareció
“El Argentino”, órgano oficial de la Unión Cívica. Sus redactores fueron
Joaquín Castellanos, Adolfo Saldías, Francisco Barroetaveña, Lisandro de la
Torre, y Emilio Gouchón.
El 26
de julio de 1890 estalla la Revolución del Parque. La Junta
Revolucionaria se concentró en el Parque de Artillería y se fueron formando
muchos cantones. Varios regimientos se plegaron a la revolución.
Alem era el Jefe político y el general Luis María Campos el responsable de la
acción militar. Luego de algunas acciones militares, solo quedó la salida
de un armisticio. Francisco Wright y Adolfo Saldías fueron comisionados
para negociarlo. Carlos Pellegrini y Aristóbulo del Valle se
entrevistaron y acordaron un armisticio por veinticuatro horas, para enterrar
los muertos; así fue que llegó la capitulación en términos honrosos para
civiles y militares.
En
1891, Julio A. Roca líder del oficialista Partido Autonomista Nacional, pactó
con Bartolomé Mitre una fórmula de unión entre los dos partidos, el acuerdo se
formalizó el 16 de abril de 1891, y al oponerse Alem, provocó la ruptura de la
Unión Cívica. Sus seguidores crearon la Unión Cívica Radical. Por
su parte los seguidores de Mitre formaron la Unión Cívica Nacional. Allí Adolfo
Saldias se mantuvo firme a sus convicciones y fue uno de los miembros
fundadores de la U.C.R.
El 20
de diciembre se realizó un mitin radical en el frontón de Buenos Aires que
reunió una multitud, esto generó la preocupación del oficialismo y ante la
proximidad de las elecciones, el 2 de
abril de 1892, el presiente Pellegrini declaró el estado de sitio y ese mismo
día fueron detenidos Alem y Victor M. Molina, sin ser respetados sus fueros
parlamentarios, y también Martín M. Torino, Guillermo Leguizamón, Adolfo
Saldías, el coronel Martín Irigoyen, Francisco Barroetaveña, Joaquín
Castellanos, entre otros, y luego detenidos e incomunicados a bordo de la
corbeta de guerra “La Argentina”. Bernardo de Irigoyen quedó confinado en
su campo “La Choza”, cerca de Luján. Los políticos encarcelados fueron
deportados a Montevideo.
el lazareto Rossetti |
Quedaba
claro que la única vía posible para desterrar a ese contubernio conservador
adueñado del poder era seguir el camino revolucionario. La revolución de 1893
lo encontró a Saldías junto a Alem y el 21 de setiembre fue detenido con otros
dirigentes radicales, recluidos primero en el pontón “Ushuaia” y luego en el
hospital flotante, más conocido como el lazareto “Rossetti”, donde
permanecieron casi un mes. El exilio del año 1893, que se prolongó hasta febrero
del 94, le deparó a Saldías conocer a Sara Guillot y Conde con la que contrajo
matrimonio el 14 de junio de ese año.
Las diferencias entre saldias e Hipólito Yrigoyen después de la muerte
de Alem, produjeron el distanciamiento de Saldias de la Unión Cívica Radical,
aunque sostuvo y siguió manteniendo y defendiendo los mismos principios hasta
el final de su carrera política. El 1º de mayo de 1898, llegaba a la
gobernación de la provincia de Buenos Aires, el doctor Bernardo de Irigoyen,
quien ofreció a Saldías la cartera de Obras Públicas, cargo que éste desempeñó
durante tres años. En 1902 es elegido Vicegobernador de la Provincia de Buenos
Aires, acompañando a Marcelino Ugarte.
En 1906
se incorporó a la Cámara de Diputados de la Nación, al mismo tiempo, publicaba
“La evolución republicana en la Revolución Argentina”, y escribió la “Vida
y obra del Padre Castañeda”. Concluido su mandato como diputado nacional,
Saldías pudo volver a sus libros y a la gran colección de documentos que había
logrado reunir durante muchos años.
En el año 1910, el
Gobierno Nacional designa como Interventor de La Rioja al Dr. Adolfo Saldías. El
5 de noviembre de 1911 la Junta de Historia y Numismática Americana lo
incorporó como miembro activo, en agosto de 1912 fue designado Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Bolivia. Después de permanecer
Saldías más de seis meses ininterrumpidos en la ciudad de La Paz, pidió una
licencia por cuestiones de salud. A comienzos de octubre de 1913 vuelve a La
Paz con su hija, reanudando las conversaciones con las autoridades bolivianas y
la correspondencia con nuestro ministro de Relaciones Exteriores, en relación
con un conflicto estallado por cuestiones de límites. Para alejarse del crudo
invierno de La Paz, en 1914 vuelve a Buenos Aires en uso de licencia,
reanudando enseguida las actividades culturales. En septiembre 1916,
Saldías regresó con su familia a La Paz, falleciendo en dicha ciudad el 17 de
octubre a la edad de sesenta y cinco años.
Una vez
llegados sus restos a la ciudad de Buenos Aires, y ya ejerciendo la Presidencia
de la Nación Hipólito Yrigoyen, de acuerdo al decreto de honores del gobierno
nacional, el cortejo fúnebre fue escoltado desde la estación Retiro por el
Regimiento 6º de Caballería y presidido por los ministros de Relaciones
Exteriores y Guerra, representantes del cuerpo diplomático, intendente
municipal, altos funcionarios, amigos del extinto, miembros de su familia y
público.
Fuente Consultada: www.revisionistas.com.ar
Pablo Eduardo Vázquez
No hay comentarios:
Publicar un comentario