Nació en Tres Arroyos, Provincia
de Buenos Aires. Contrajo matrimonio con Petrona E. Argüello, con quien tuvo
por hijos a Matilde, Elena, María Georgina, Rosa y Rómulo. Provenía de una
familia de origen, condición que el también exhibiría durante toda su vida. Ingresó
como telegrafista en la Empresa Oeste Santafesino, llegando con el tiempo a
ocupar un puesto de Superintendente. También desarrolló una actividad en el
ámbito militar de donde se retiró con el grado de subteniente, siendo designado
luego como coronel de guardias nacionales.
Rómulo se afilió y participó de
la vida política del radicalismo desde sus inicios, siendo un militante de la
primera hora del nobel Partido que naciera allá por 1891 al fragor de la lucha
contra el régimen oligárquico. Dentro de la Unión Cívica Radical, adquirió
reconocimiento público por su activa y constante militancia política. Participó
en las revoluciones radicales de Santa Fe en 1893 y de Córdoba en 1905. Entre los cargos que como dirigente ostentó
podemos decir que fue senador por el Departamento Marcos Juárez (provincia de
Córdoba) durante los periodos 1913-1917 y 1917-1921. Asimismo, fue candidato a Vicegobernador,
a Diputado Nacional, y dos veces a Senador Nacional. Al momento de su deceso
era vicepresidente 1º del Comité Radical de la Provincia.
Era un hombre de ideas
liberales, austero, creyente de los más altos valores de la civilidad, la
democracia y con gran espíritu republicano, sectores opositores lo señalaban
como integrante de la logia masónica Piedad y Unión, lo cual viendo su carisma,
su pensamiento y su origen resultaría extraño, pero aún no hemos podido
comprobarlo. Su influencia en el radicalismo del sureste provincial fue
notable. En su calidad de presidente del radicalismo de Córdoba, fundó el
primer comité en la provincia con posterioridad a la Revolución de 1905 en la
localidad Ballesteros en 1907, acto al cual asistió su amigo e influyente
político de Santa Fe, Ricardo Caballero.
Cuando el radicalismo cordobés se
escindió en Azules y Rojos en 1916, durante la gobernación de Eufrasio Loza,
Rómulo se alineó con los primeros, probablemente como táctica política para no
dejar al radicalismo, como decía Yrigoyen, en manos de la facción más
conservadora del partido. Tal posicionamiento causó entre algunos radicales
cierta sorpresa, ya que Rómulo era un radical liberal y “tradicional” con más
afinidades por su trayectoria e ideas políticas con numerosos Rojos, (quienes
contaban en el inicio de la escisión con el apoyo de todos los Comités
Seccionales de la Capital) antes que con los conservadores Azules de esa época,
tal vez, la explicación de su decisión pudo estar motivada por el hecho de que
en el grupo de los Azules podía conquistar un caudal de poder político propio.
Como miembro de la facción Azul,
Argüello fue el presidente de la nueva Junta Ejecutiva de esta fracción,
también llamada, por los opositores internos, Junta Locista en referencia al
gobernador Loza. Cabe aclarar que este personaje no fue el único radical
“tradicionalista” en alinearse con los sectores conservadores de la UCR en la provincia,
ya que otro dirigente trascendente como Abel Z. Maldonado, había adoptado la
misma decisión. Tal división que fue disminuyendo por influencia del Comité Nacional
y del Caudillo máximo de la UCR, Hipólito Yrigoyen, no obstante los conflictos
internos estaban vivos en la UCR y por momentos se percibía un clima tenso
hacia el interior del Partido. Esto lo demuestra el hecho de que el radicalismo
de Córdoba ubicó, para las elecciones de 1918, a sus hombres más sobresalientes
en la fórmula para el Ejecutivo provincial: Elpidio González-Rómulo Argüello,
sin embargo fue derrotado por sus contrincantes demócratas.
La elección de los candidatos
que llevaría la Unión Cívica Radical, se había dado en un clima de mucha
tensión interna, La oposición del rojismo a aliarse con los sectores clericales
del radicalismo se mantuvo inamovible. Actitud que aceleró el traspaso de militantes
rojos a las filas del azulismo. De este modo, el enviado presidencial, Elpidio
González, para unificar el radicalismo local se vio obligado a convertirse él
mismo en candidato a fin de atraer a los sectores más renuentes a la unidad.
Además es probable que el giro que había tomado la situación universitaria con
la reorganización de Salinas también lo obligara a aceptar esa candidatura. Los
reformistas le habían exigido al ministro Salinas que el mismo Elpidio González
fuera el candidato a Gobernador.
A fines de octubre, se reunió la
Convención del radicalismo para elegir a sus candidatos. En un ambiente muy
tenso se eligió la fórmula Elpidio González-Rómulo Argüello. El nombre del
primero fue votado por unanimidad. Sin embargo, la elección del segundo,
resultó sumamente complicada. Cada uno de los grupos internos –locistas,
gubernistas, azulistas, ex rojos, etc.- tenía su propio candidato para la vice gobernación
y era muy difícil consensuar un nombre. El candidato del locismo resultó ser el
Dr. José Antonio Ceballos; José María Ferreyra Reynafé era apoyado por ex RR y
el “elpidismo”; Carlos Argañaras iba como candidato de la Corda Frates y
sectores oficialistas. Otros integrantes del oficialismo sostenían la
candidatura de Rómulo Argüello, En la primera vuelta los candidatos más votados
fueron Rómulo Argüello (16); Carlos Argañaraz (16) y José A. Ceballos (17), Ferreyra
Reynafé obtuvo sólo dos sufragios en la primera votación por lo que quedó
descalificado apenas comenzada la lucha. En la segunda, el resultado fue de 24,
22 y 5 respectivamente, mientras que la tercera votación definió la candidatura
de Argüello por 29 contra 23 votos de Ceballos. Es posible que la presión
ejercida desde la barra – integrada mayoritariamente por miembros de los
Comités Seccionales –influyera en los resultados finales que significaron en primer
lugar, la derrota del candidato de la Corda, el Ingeniero Argañaraz. En segundo
lugar, el triunfo de un candidato que, coyunturalmente, constituía el opositor
más notorio a los intentos de liderazgo de Arturo M. Bas. Además, el fracaso
del candidato clerical y la intervención del gobierno nacional a favor del
movimiento reformista impulsaron a algunos sectores liberales a dar su apoyo al
binomio radical. El Comité Liberal Independiente fue uno de esos grupos. En un
manifiesto titulado “A los hombres libres de Córdoba” fundamentaban su adhesión
a la fórmula radical.
La intención de Elpidio González
de que la UCR se constituyera nuevamente en la única fuerza aglutinadora de
distintas voluntades políticas, no tuvo éxito en la Córdoba de 1918. El
desgaste del radicalismo como partido de gobierno, su profunda fragmentación
interna, y la toma de posición que el estudiantado le exigió al gobierno
nacional con respecto a los sucesos universitarios, eliminaba las posibilidades
de armonía entre los grupos facilitando, de esa forma, el triunfo electoral del
partido opositor.
La desunión que comenzó con una
fractura vertebrada por Rojos y Azules se fue transformando en el tiempo de
manera muy compleja; lo único claro era la influencia que los conservadores
católicos insistían en imponer para lograr la hegemonía partidaria, cuestión
que no solo mantenía, sino aumentaba la fragmentación. De allí que cuando
Arturo M. Bas se afilió al partido en 1919 convivían de modo muy conflictivo
ideas e intereses antagónicos, se sumaba a este clima interno, la situación que los
gobiernos provinciales en manos de los conservadores mantenían al no garantizar
las elecciones libres de manera regular, ya que se amparaba el esquema del
fraude y no cumplían con las leyes, razón por la cual finalmente la UCR eligió
el camino que impediría su quiebre definitivo e incluso el temor de su
desaparición como agrupación mayoritaria; de allí que decidió adoptar la abstención
electoral a fin de disminuir los enfrentamientos internos.
Dentro de esta heterogeneidad
interna, Rómulo representaba las posiciones más moderadas y proclives a
favorecer las indicaciones que venían del Comité Nacional, es decir buscar la
unidad de todos los grupos internos a través de medios diversos. De allí que a
principios de 1921, fue él quien inició la campaña en pro de la abstención de
la UCR para los comicios provinciales de marzo, bajo el argumento de que no
estaban dadas las condiciones para el libre desarrollo comicial. La estrategia política
impulsada fundamentalmente por Argüello, duraría hasta 1924 fecha en la que un
radicalismo nuevamente fortalecido por una dirigencia joven que se había
formado durante esos años de abstención saldría con mucha decisión para apoyar
al sector personalista y de ese modo (sumado al cambio de la ley electoral que
se había implementado) estaban absolutamente dispuestos a concurrir a los
comicios nuevamente.
Rómulo Argüello falleció siendo
aún Presidente del Comité Provincia de Córdoba el 26 de diciembre de 1923, en
la ciudad capital de la Provincia, a la edad de 62 años. Su velatorio fue muy concurrido,
se destaca que se hizo presente una gran multitud, según citan las fuentes y
las crónicas de la época, y sus restos depositados en el cementerio San Jerónimo.
Los militantes radicales constituyeron una comisión para colaborar
económicamente con la familia del difunto ya que este dirigente del radicalismo
llegó al fin de su vida en condiciones económicas modestas, tal cual fue su
niñez y como el pregonó durante su larga trayectoria política, la austeridad,
la honestidad y el servicio de los hombres al fin máximo de aportar a la
grandeza de la República.
Pablo
Eduardo Vázquez
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