miércoles, 4 de enero de 2017

Rafael Padilla Ávila

Un Tucumano casado con la Infanta de Borbon

                Rafael Padilla Ávila nació el 4 de enero de 1887 en San Miguel de Tucumán, su padre era Isaías Padilla de la Puente (n. 29 Ago 1845, San Miguel de Tucumán, f. 23 Sep 1914, San Miguel de Tucumán), su madre fue Mercedes Ávila Frías, Rafael era el segundo de seis hermanos.

                Don Isaías era dueño, con su hermano José, del ingenio Mercedes, que había instalado su abuelo Manuel Miguel hacia 1840. Desde adolescente, Rafael se hizo popular por su gran carisma y su capacidad para escribir en prosa y en verso. Nunca terminó el bachillerato que inició en el Colegio Nacional.

                Se trasladó a Buenos Aires, allí tenía muchos amigos, y pronto se le presentó la ocasión de un empleo en la diplomacia. Gestionó y obtuvo la designación de agregado a la legación argentina en Madrid, con la responsabilidad de estudiar documentos del Archivo de Indias, una tarea nada exigente que le permitió disfrutar a fondo las variadas diversiones que ofrecía la capital española bajo el reinado de Alfonso XIII.

                Una vez en Madrid, se movió entre los círculos de la diplomacia y las peñas literarias. Frecuentaba las célebres tertulias del Café de Fornos, y compartía mesas con figuras como Ramón del Valle Inclán, Rubén Darío, Jacinto Benavente, José Echegaray, Gregorio Martínez Sierra o José María Linares Rivas.

                Rafael escribía cuentos, obras de teatro y columnas periodísticas. Entre sus obras podemos citar: “Incógnita”, “A través de la España literaria”, “Carlota Corday”, impreso en París, que llevaba prólogo de Francisco de Villaespasa. En 1909, editó “España actual”, también escribió “Leonor”, un drama en lujosa edición con prólogo de José Santos Chocano. “Sangre argentina”, Era “un libro de desagravio que contenía una serie de artículos de defensa patria, ya publicados en diversos diarios, contra ataques españoles en todos los campos, desde lo político a lo cultural”.

                Es en la tertulia literaria y en el círculo artístico, un hombre conocido y estimado”. Además, el aristocrático Círculo de Armas de Madrid lo incorporó como socio honorario. Entre sus tareas, se desempeñaba como redactor del periódico “La Monarquía” y de la revista “España y la Argentina”.

                Al parecer, fue en una recepción de la Embajada de Austria donde Padilla conoció, en 1905, a la princesa María Pía de Borbón, que tenía 17 años por entonces, había nacido el 20 de agosto de 1888. Hija del príncipe Pedro de Borbón y Borbón, primer duque de Durcal y Grande de España, y de doña María de la Caridad de Madán y Uriondo, nieta paterna de don Sebastián de Borbón y doña María Cristina de Borbón, nieta materna de don Juan Antonio de Madán y Uriondo, gobernador militar en Cuba y de doña Francisco de Uriondo y Saavedra, era prima en cuarto grado de Alfonso XIII. El infante don Sebastián de Borbón era hijo de don Pedro Carlos de Carlos de Borbón (nieto de Carlos III de Borbón Parma, Rey de España, por línea paterna y por la materna de don Pedro III, Rey de Portugal) de María Teresa de Braganza y Borbón (hija de Juan VI de Portugal, nieta paterna de Pedro III, nieta materna de Carlos IV de España y bisnieta materna de Carlos III de España) Y por supuesto Carlos III de España era hijo de Felipe V de España y de Isabel de Parma.

                María Pía de Borbon y Madán, vivía en la corte y Rafael Padilla comenzó a frecuentarla. Su noviazgo finalizo con el casamiento de ambos el 26 de mayo de 1907 en parís, Francia. El tucumano Rafael Padilla se casaba nada menos que con una princesa de sangre real, doña María Pía de Borbón. Tuvieron tres hijos: María Pía Padilla y de Borbón (n. 30 Sep 1908, Madrid, España), María Isabel Padilla y de Borbón (n. 19 Dic 1909, Madrid, España, f. 5 Abr 2000, Buenos Aires, Argentina) y Rafael Sebastián Isaías Padilla y de Borbón (n. 20 May 1918, San Miguel de Tucumán, f. 25 May 1998, Buenos Aires).

                En 1911 cuando Padilla dijo adiós a la diplomacia y se embarcó rumbo a la Argentina. Se radicaron en Tucumán, primero en la calle Las Heras (actual San Martín) 981, y luego en la casa de 25 de Mayo 785 que existe hasta hoy.

                Inmediatamente de llegado a la Argentina, se afilió a la Unión Cívica Radical, el que escribe, cree que lo hizo por mero oportunismo ya que el radicalismo era por entonces el Partido político en ascenso constante y presentaba mejores oportunidades para iniciar esa carrera pública que ambicionaba, en el ámbito político no lograría ni la relevancia ni la notoriedad que pretendía, se desarrolló en cargos menores sin gran trascendencia. En 1917, perdió por un voto la candidatura a intendente municipal y, en los finales del gobierno de Juan Bautista Bascary, se desempeñó en junio de 1919 como jefe de Policía. También, creó y dirigió la revista “La Raza” y luego “La Victoria”, en 1919.

                Comenzaba la década de 1930 cuando el matrimonio se separó. Doña María Pía se radicó en Buenos Aires con sus hijos, mientras Rafael quedaba viviendo en Tucumán. El rey Alfonso XIII la nombró representante de la Corte de España ante las sociedades peninsulares de beneficencia de la Argentina. Presidió también la comisión del Museo Larreta, del cual su hija, la arquitecta Isabel Padilla y Borbón de Berreta Moreno, sería directora.

                En 1967, a los 79 años, se casó por segunda vez, con el diplomático Guillermo de Achával, y empezó a escribir un libro de recuerdos, “Sombras que van conmigo”. Falleció el 14 de julio de 1969.

                Mientras tanto, Rafael, fue en 1930 secretario del interventor municipal Ercolino Lemme, y pocos años después obtuvo una banca de diputado por el departamento Capital. Nunca dejó de escribir. Durante un tiempo, en 1931, firmaba en LA GACETA la columna “Cartas de un salvaje”, y en 1932 estrenó en el teatro Alberdi su obra “Indio perro”, que pintaba las desventuras de un trabajador de ingenio. Ya iniciado 1943, la editorial tucumana “La Raza” le imprimió el voluminoso “Andanzas y aventuras de don Sebastián de la Escollera”, abundante en referencias autobiográficas. Ya por entonces la vida se le había vuelto dura, forzado a mantenerse con ingresos muy ajustados. Se trasladó a vivir a una modesta casa en el campo, en Las Tipas, (localidad ubicada a 15 kilómetros al sudoeste de la capital), en el ingenio Mercedes. Allí presidió un tiempo la Comisión de Higiene y Fomento de Lules.

                Rafael Padilla Ávila, falleció el 23 de abril de 1945 en Buenos Aires a los 58 años. LA GACETA, en la nota necrológica, lo pintó como “hombre de inquietudes y de sensibilidad”; un “hábil conversador y viajero de múltiples observaciones, con algo de bohemia en sus actitudes”.


Pablo Eduardo Vázquez

No hay comentarios:

Publicar un comentario