Rafael
Padilla Ávila nació el 4 de enero de 1887 en San Miguel de Tucumán, su padre
era Isaías Padilla de la Puente (n. 29
Ago 1845, San Miguel de Tucumán, f. 23 Sep 1914, San Miguel de Tucumán), su madre fue Mercedes Ávila Frías, Rafael era el segundo de seis hermanos.
Don
Isaías era dueño, con su hermano José, del ingenio Mercedes, que había
instalado su abuelo Manuel Miguel hacia 1840. Desde adolescente, Rafael se hizo
popular por su gran carisma y su capacidad para escribir en prosa y en verso.
Nunca terminó el bachillerato que inició en el Colegio Nacional.
Se
trasladó a Buenos Aires, allí tenía muchos amigos, y pronto se le presentó la
ocasión de un empleo en la diplomacia. Gestionó y obtuvo la designación de
agregado a la legación argentina en Madrid, con la responsabilidad de estudiar
documentos del Archivo de Indias, una tarea nada exigente que le permitió
disfrutar a fondo las variadas diversiones que ofrecía la capital española bajo
el reinado de Alfonso XIII.
Una
vez en Madrid, se movió entre los círculos de la diplomacia y las peñas
literarias. Frecuentaba las célebres tertulias del Café de Fornos, y compartía
mesas con figuras como Ramón del Valle Inclán, Rubén Darío, Jacinto Benavente,
José Echegaray, Gregorio Martínez Sierra o José María Linares Rivas.
Rafael
escribía cuentos, obras de teatro y columnas periodísticas. Entre sus obras
podemos citar: “Incógnita”, “A través de la España literaria”, “Carlota
Corday”, impreso en París, que llevaba prólogo de Francisco de Villaespasa. En
1909, editó “España actual”, también escribió “Leonor”, un drama en lujosa
edición con prólogo de José Santos Chocano. “Sangre argentina”, Era “un libro
de desagravio que contenía una serie de artículos de defensa patria, ya
publicados en diversos diarios, contra ataques españoles en todos los campos,
desde lo político a lo cultural”.
Es
en la tertulia literaria y en el círculo artístico, un hombre conocido y
estimado”. Además, el aristocrático Círculo de Armas de Madrid lo incorporó
como socio honorario. Entre sus tareas, se desempeñaba como redactor del
periódico “La Monarquía” y de la revista “España y la Argentina”.
Al
parecer, fue en una recepción de la Embajada de Austria donde Padilla conoció,
en 1905, a la princesa María Pía de Borbón, que tenía 17 años por entonces,
había nacido el 20 de agosto de 1888. Hija del príncipe Pedro de Borbón y
Borbón, primer duque de Durcal y Grande de España, y de doña María de la
Caridad de Madán y Uriondo, nieta paterna de don Sebastián de Borbón y doña
María Cristina de Borbón, nieta materna de don Juan Antonio de Madán y Uriondo,
gobernador militar en Cuba y de doña Francisco de Uriondo y Saavedra, era prima
en cuarto grado de Alfonso XIII. El infante don Sebastián de Borbón era hijo de
don Pedro Carlos de Carlos de Borbón (nieto de Carlos III de Borbón Parma, Rey
de España, por línea paterna y por la materna de don Pedro III, Rey de
Portugal) de María Teresa de Braganza y Borbón (hija de Juan VI de Portugal,
nieta paterna de Pedro III, nieta materna de Carlos IV de España y bisnieta
materna de Carlos III de España) Y por supuesto Carlos III de España era hijo
de Felipe V de España y de Isabel de Parma.
María
Pía de Borbon y Madán, vivía en la corte y Rafael Padilla comenzó a
frecuentarla. Su noviazgo finalizo con el casamiento de ambos el 26 de mayo de 1907 en parís, Francia. El tucumano
Rafael Padilla se casaba nada menos que con una princesa de sangre real, doña
María Pía de Borbón. Tuvieron tres hijos: María Pía Padilla y de Borbón (n. 30 Sep 1908, Madrid, España), María Isabel Padilla y de Borbón (n. 19 Dic 1909, Madrid, España, f. 5 Abr 2000, Buenos Aires, Argentina) y Rafael Sebastián Isaías Padilla y de Borbón (n. 20 May 1918, San Miguel de Tucumán, f. 25 May 1998, Buenos
Aires).
En
1911 cuando Padilla dijo adiós a la diplomacia y se embarcó rumbo a la
Argentina. Se radicaron en Tucumán, primero en la calle Las Heras (actual San
Martín) 981, y luego en la casa de 25 de Mayo 785 que existe hasta hoy.
Inmediatamente
de llegado a la Argentina, se afilió a la Unión Cívica Radical, el que escribe,
cree que lo hizo por mero oportunismo ya que el radicalismo era por entonces el
Partido político en ascenso constante y presentaba mejores oportunidades para
iniciar esa carrera pública que ambicionaba, en el ámbito político no lograría
ni la relevancia ni la notoriedad que pretendía, se desarrolló en cargos
menores sin gran trascendencia. En 1917, perdió por un voto la candidatura a
intendente municipal y, en los finales del gobierno de Juan Bautista Bascary,
se desempeñó en junio de 1919 como jefe de Policía. También, creó y dirigió la
revista “La Raza” y luego “La Victoria”, en 1919.
Comenzaba
la década de 1930 cuando el matrimonio se separó. Doña María Pía se radicó en
Buenos Aires con sus hijos, mientras Rafael quedaba viviendo en Tucumán. El rey
Alfonso XIII la nombró representante de la Corte de España ante las sociedades
peninsulares de beneficencia de la Argentina. Presidió también la comisión del
Museo Larreta, del cual su hija, la arquitecta Isabel Padilla y Borbón de
Berreta Moreno, sería directora.
En
1967, a los 79 años, se casó por segunda vez, con el diplomático Guillermo de
Achával, y empezó a escribir un libro de recuerdos, “Sombras que van conmigo”.
Falleció el 14 de julio de 1969.
Mientras
tanto, Rafael, fue en 1930 secretario del interventor municipal Ercolino Lemme,
y pocos años después obtuvo una banca de diputado por el departamento Capital.
Nunca dejó de escribir. Durante un tiempo, en 1931, firmaba en LA GACETA la
columna “Cartas de un salvaje”, y en 1932 estrenó en el teatro Alberdi su obra
“Indio perro”, que pintaba las desventuras de un trabajador de ingenio. Ya iniciado
1943, la editorial tucumana “La Raza” le imprimió el voluminoso “Andanzas y
aventuras de don Sebastián de la Escollera”, abundante en referencias
autobiográficas. Ya por entonces la vida se le había vuelto dura, forzado a
mantenerse con ingresos muy ajustados. Se trasladó a vivir a una modesta casa
en el campo, en Las Tipas, (localidad ubicada a 15 kilómetros al sudoeste de la
capital), en el ingenio Mercedes. Allí presidió un tiempo la Comisión de
Higiene y Fomento de Lules.
Rafael
Padilla Ávila, falleció el 23 de abril de 1945 en Buenos Aires a los 58 años.
LA GACETA, en la nota necrológica, lo pintó como “hombre de inquietudes y de
sensibilidad”; un “hábil conversador y viajero de múltiples observaciones, con
algo de bohemia en sus actitudes”.
Pablo Eduardo Vázquez
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