domingo, 20 de diciembre de 2015

OCTAVIANO VERA: El Radicalismo Tucumano y otra Gobernación

Octaviano Segundo Vera  nació en Yucumanita y bautizado en la Parroquia de Medinas, un pueblito colonial del departamento de Río Chico, Tucumán el 29 de junio de 1878, creció en el seno de una familia de antiguos propietarios rurales establecidos en la campaña del sur de la Provincia de Tucumán. Hera hijo de Octaviano Vera y Rosa Juárez.
                En lo que concierne a sus actividades privadas, se desarrolló en el ámbito agropecuario continuando  las tareas que había iniciado su padre, además, se desempeñó como procurador judicial durante largo tiempo y periodista.

                Desde muy joven participó en política, primero, siendo uno de los caudillos locales del Partido Unión Liberal de tinte conservador, ejerciendo su influencia electoral en los pueblos de los departamentos de Chicligasta, Aguilares y Monteros. En 1912, con el avance de la Unión Cívica Radical como fuerza política, Octaviano Vera se sumó a las filas del radicalismo tucumano. Fue por sobre todas las cosas un hombre de partido, que hizo de la política el eje central de su vida hasta el punto de haber gastado toda su fortuna en esta actividad, Además le proporcionó toda su energía desde el movimiento inicial de 1902, que dio nacimiento a la Unión Popular y de ahí pasó a la Unión Cívica Radical la que lo contó como su soldado hasta su muerte, Octaviano Vera era un hombre que poseía un gran caudal dialéctico que le otorgaba una gran oratoria que él mismo ejercía sobre sus adictos y pobladores a los que se pronunciaba.

                El triunfo de Hipólito Yrigoyen en 1916, tuvo su impacto en Tucumán con la llegada al poder de los radicales, quienes llevaron como gobernador a Juan Bautista Bascary. El gobierno de Bascary fue tumultuoso, sin que pudiese ejercer la administración en forma ordenada, ya que fue obstaculizado por una legislatura opositora tanto por los enfrentamientos internos entre personalistas y antipersonalistas como por el poder que seguía ejerciendo la elite conservadora. Mientras tanto, Vera era elegido en 1917 Legislador Provincial en Tucumán.

                En 1919 Vera sería elegido Diputado Nacional, aquí comenzó la candidatura a la gobernación de Tucumán, mantenida con un gesto de rebeldía contra las imposiciones del presidente Yrigoyen; fue esa su hora, el pueblo lo rodeó y lo llevo a la gobernación.

                La Unión Cívica Radical de Tucumán se había prácticamente escindido producto de las luchas internas entre las fracciones de "bascarystas" y "veristas". Esta división favoreció al Partido Liberal, que se adjudicó la mayoría en la elección de diputados nacionales de 1920. Esto hizo que la UCR volviera con premura a unirse para los comicios de renovación de la Legislatura Provincial en marzo de ese año. Ésta unión de todo el radicalismo logró encauzar la situación electoral y volvieron a imponerse en las mencionadas elecciones.

                La intervención federal de 1920, habilitó el llamado a elecciones para suplantar a Bascary, circunstancia que favoreció la candidatura de Octaviano Vera, estas elecciones cristalizaron abiertamente el enfrentamiento entre los partidarios de Yrigoyen, llamados "personalistas" o "rojos" y sus opositores "antipersonalistas". Los anti yrigoyenistas tucumanos, con el apoyo explícito de Vicente Gallo y del industrial azucarero Ramón Paz Posse, sostuvieron la candidatura de Octaviano Vera a pesar del veto interpuesto por el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, triunfando en las elecciones y asumiendo la gobernación en febrero de 1922.

                El veto interpuesto por el Comité Nacional de la U.C.R. a la candidatura de Vera, fue interpretado por los otros grupos de radicales tucumanos como una autorización para desobedecer y boicotear su gobierno. Habiendo asumido la gobernación, designó como sus ministros a los jóvenes abogados, Celedonio Gutiérrez como ministro de gobierno y a Eudoro Aráoz como ministro de hacienda, con quienes tuvo que sortear la oposición sistemática de la Legislatura, compuesta por legisladores conservadores y por los radicales yrigoyenistas.

                Vera, una vez que asumió como Gobernador, quiso cambiar las estructuras y los intereses de la difícil provincia, buscó el apoyo de los obreros azucareros de los ingenios y del surco como su base electoral y su fuerza de choque ante los empresarios azucareros y las fuerzas políticas opositoras, con un discurso de fuerte tono contra los intereses de los industriales azucareros, como su tendencia a la protección de los sectores obreros, su intento de gravar la actividad azucarera a fin de reforzar los ingresos del estado y habilitar la incorporación de nuevos sectores sociales a la administración pública provocó una violenta reacción de los conservadores y los radicales personalistas. En este periodo se sucedió una seria crisis de la industria azucarera generada por las pésimas cosechas de los años anteriores, cuyos efectos sociales promovieron numerosas huelgas y disturbios en las localidades más importantes de la provincia. Apoyado por los sectores sociales más castigados, enarboló como símbolo una alpargata. Se lo llamaba el “Gobernador de la Alpargata” porque los cañeros tenían por símbolo una caña de azúcar y en la punta enarbolaban una alpargata.

                Este periodo fue crítico para los productores de caña de azúcar, pues se manifestaron los efectos de la caída de rendimientos del tipo de caña llamado "criolla", la cual comenzó a ser suplantada por la caña tipo "java" con mayores porcentajes sacarígenos. Este proceso empobreció a los pequeños y medianos productores, quienes no pudieron suplantar sus cultivos por la especie de caña "java", rechazando los ingenios sus cosechas, lo que aumentó el descontento social. La crisis afectó los ingresos del estado provincial, por lo que Octaviano Vera recurrió a un impuesto sobre la industria azucarera, para equilibrar las cuentas, aunque en el plano político implicó el abroquelamiento de todos los sectores poderosos de la provincia contra su gobierno, acompañados por las distintas facciones radicales, compuestas principalmente por los yrigoyenistas.

                Dentro de los aportes que intentó realizar, Octaviano Vera envió a la Legislatura numerosos proyectos de carácter laboral, estableciendo la jornada de trabajo de ocho horas o el seguro médico por accidentes de trabajo en los ingenios, lo que arreció la oposición de los industriales azucareros. Estas leyes, junto con el presupuesto para el año 1923, fueron aprobadas por los diputados partidarios de Vera, luego de haber sido intimidados a permanecer en el recinto bajo la guardia de la policía provincial.

                En setiembre de 1923, los opositores lograron aprobar el juicio político a Octaviano Vera en la Legislatura, siguiendo la embestida de uno de los propios partidarios de Vera, el ex-diputado nacional, Pedro León Cornet. Vera ordenó clausurar la Legislatura, el 2 de octubre de ese año, entablando una áspera disputa con el Ministro del Interior José Nicolás Matienzo a quien habían recurrido los opositores. Sus propios partidarios se dividieron, mientras algunos de ellos hicieron causa común con los radicales yrigoyenistas.

                Ante la total dispersión del radicalismo tucumano y el estado de convulsión social, el Presidente Marcelo Torcuato de Alvear decretó la intervención a la Provincia de Tucumán, el 29 de octubre de 1923, haciéndose cargo del gobierno, el Interventor Federal, el Dr. Luis Roque Gondra. La intervención federal llamó a elecciones, para el año siguiente, sin que las fracciones radicales pudieran acordar un candidato único, hasta que el 12 de marzo de 1924, finalmente consensuaron el nombre del Presidente de la Corte Suprema de Justicia provincial, el doctor Miguel Mario Campero, quien triunfó en las elecciones de abril de ese año.

                Octaviano Vera terminó su carrera política con el fin de su gobierno. Debió soportar acusaciones de enriquecimiento y de peculado en el ejercicio de sus funciones como gobernador, cargos que jamás pudieron ser comprobados durante las gestiones posteriores de Gondra y la gobernación de Miguel Mario Campero. La política había dejado a Octaviano Vera en la más completa miseria, falleciendo en San Miguel de Tucumán, producto de una hemorragia cerebral el 27 de agosto de 1927.

Bibliografía Consultada:


·         Paéz de la Torre, Carlos, "Historia de Tucumán", Buenos Aires, Ed. Plus Ultra, 1987

 

Pablo Eduardo Vázquez