domingo, 20 de diciembre de 2015

OCTAVIANO VERA: El Radicalismo Tucumano y otra Gobernación

Octaviano Segundo Vera  nació en Yucumanita y bautizado en la Parroquia de Medinas, un pueblito colonial del departamento de Río Chico, Tucumán el 29 de junio de 1878, creció en el seno de una familia de antiguos propietarios rurales establecidos en la campaña del sur de la Provincia de Tucumán. Hera hijo de Octaviano Vera y Rosa Juárez.
                En lo que concierne a sus actividades privadas, se desarrolló en el ámbito agropecuario continuando  las tareas que había iniciado su padre, además, se desempeñó como procurador judicial durante largo tiempo y periodista.

                Desde muy joven participó en política, primero, siendo uno de los caudillos locales del Partido Unión Liberal de tinte conservador, ejerciendo su influencia electoral en los pueblos de los departamentos de Chicligasta, Aguilares y Monteros. En 1912, con el avance de la Unión Cívica Radical como fuerza política, Octaviano Vera se sumó a las filas del radicalismo tucumano. Fue por sobre todas las cosas un hombre de partido, que hizo de la política el eje central de su vida hasta el punto de haber gastado toda su fortuna en esta actividad, Además le proporcionó toda su energía desde el movimiento inicial de 1902, que dio nacimiento a la Unión Popular y de ahí pasó a la Unión Cívica Radical la que lo contó como su soldado hasta su muerte, Octaviano Vera era un hombre que poseía un gran caudal dialéctico que le otorgaba una gran oratoria que él mismo ejercía sobre sus adictos y pobladores a los que se pronunciaba.

                El triunfo de Hipólito Yrigoyen en 1916, tuvo su impacto en Tucumán con la llegada al poder de los radicales, quienes llevaron como gobernador a Juan Bautista Bascary. El gobierno de Bascary fue tumultuoso, sin que pudiese ejercer la administración en forma ordenada, ya que fue obstaculizado por una legislatura opositora tanto por los enfrentamientos internos entre personalistas y antipersonalistas como por el poder que seguía ejerciendo la elite conservadora. Mientras tanto, Vera era elegido en 1917 Legislador Provincial en Tucumán.

                En 1919 Vera sería elegido Diputado Nacional, aquí comenzó la candidatura a la gobernación de Tucumán, mantenida con un gesto de rebeldía contra las imposiciones del presidente Yrigoyen; fue esa su hora, el pueblo lo rodeó y lo llevo a la gobernación.

                La Unión Cívica Radical de Tucumán se había prácticamente escindido producto de las luchas internas entre las fracciones de "bascarystas" y "veristas". Esta división favoreció al Partido Liberal, que se adjudicó la mayoría en la elección de diputados nacionales de 1920. Esto hizo que la UCR volviera con premura a unirse para los comicios de renovación de la Legislatura Provincial en marzo de ese año. Ésta unión de todo el radicalismo logró encauzar la situación electoral y volvieron a imponerse en las mencionadas elecciones.

                La intervención federal de 1920, habilitó el llamado a elecciones para suplantar a Bascary, circunstancia que favoreció la candidatura de Octaviano Vera, estas elecciones cristalizaron abiertamente el enfrentamiento entre los partidarios de Yrigoyen, llamados "personalistas" o "rojos" y sus opositores "antipersonalistas". Los anti yrigoyenistas tucumanos, con el apoyo explícito de Vicente Gallo y del industrial azucarero Ramón Paz Posse, sostuvieron la candidatura de Octaviano Vera a pesar del veto interpuesto por el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, triunfando en las elecciones y asumiendo la gobernación en febrero de 1922.

                El veto interpuesto por el Comité Nacional de la U.C.R. a la candidatura de Vera, fue interpretado por los otros grupos de radicales tucumanos como una autorización para desobedecer y boicotear su gobierno. Habiendo asumido la gobernación, designó como sus ministros a los jóvenes abogados, Celedonio Gutiérrez como ministro de gobierno y a Eudoro Aráoz como ministro de hacienda, con quienes tuvo que sortear la oposición sistemática de la Legislatura, compuesta por legisladores conservadores y por los radicales yrigoyenistas.

                Vera, una vez que asumió como Gobernador, quiso cambiar las estructuras y los intereses de la difícil provincia, buscó el apoyo de los obreros azucareros de los ingenios y del surco como su base electoral y su fuerza de choque ante los empresarios azucareros y las fuerzas políticas opositoras, con un discurso de fuerte tono contra los intereses de los industriales azucareros, como su tendencia a la protección de los sectores obreros, su intento de gravar la actividad azucarera a fin de reforzar los ingresos del estado y habilitar la incorporación de nuevos sectores sociales a la administración pública provocó una violenta reacción de los conservadores y los radicales personalistas. En este periodo se sucedió una seria crisis de la industria azucarera generada por las pésimas cosechas de los años anteriores, cuyos efectos sociales promovieron numerosas huelgas y disturbios en las localidades más importantes de la provincia. Apoyado por los sectores sociales más castigados, enarboló como símbolo una alpargata. Se lo llamaba el “Gobernador de la Alpargata” porque los cañeros tenían por símbolo una caña de azúcar y en la punta enarbolaban una alpargata.

                Este periodo fue crítico para los productores de caña de azúcar, pues se manifestaron los efectos de la caída de rendimientos del tipo de caña llamado "criolla", la cual comenzó a ser suplantada por la caña tipo "java" con mayores porcentajes sacarígenos. Este proceso empobreció a los pequeños y medianos productores, quienes no pudieron suplantar sus cultivos por la especie de caña "java", rechazando los ingenios sus cosechas, lo que aumentó el descontento social. La crisis afectó los ingresos del estado provincial, por lo que Octaviano Vera recurrió a un impuesto sobre la industria azucarera, para equilibrar las cuentas, aunque en el plano político implicó el abroquelamiento de todos los sectores poderosos de la provincia contra su gobierno, acompañados por las distintas facciones radicales, compuestas principalmente por los yrigoyenistas.

                Dentro de los aportes que intentó realizar, Octaviano Vera envió a la Legislatura numerosos proyectos de carácter laboral, estableciendo la jornada de trabajo de ocho horas o el seguro médico por accidentes de trabajo en los ingenios, lo que arreció la oposición de los industriales azucareros. Estas leyes, junto con el presupuesto para el año 1923, fueron aprobadas por los diputados partidarios de Vera, luego de haber sido intimidados a permanecer en el recinto bajo la guardia de la policía provincial.

                En setiembre de 1923, los opositores lograron aprobar el juicio político a Octaviano Vera en la Legislatura, siguiendo la embestida de uno de los propios partidarios de Vera, el ex-diputado nacional, Pedro León Cornet. Vera ordenó clausurar la Legislatura, el 2 de octubre de ese año, entablando una áspera disputa con el Ministro del Interior José Nicolás Matienzo a quien habían recurrido los opositores. Sus propios partidarios se dividieron, mientras algunos de ellos hicieron causa común con los radicales yrigoyenistas.

                Ante la total dispersión del radicalismo tucumano y el estado de convulsión social, el Presidente Marcelo Torcuato de Alvear decretó la intervención a la Provincia de Tucumán, el 29 de octubre de 1923, haciéndose cargo del gobierno, el Interventor Federal, el Dr. Luis Roque Gondra. La intervención federal llamó a elecciones, para el año siguiente, sin que las fracciones radicales pudieran acordar un candidato único, hasta que el 12 de marzo de 1924, finalmente consensuaron el nombre del Presidente de la Corte Suprema de Justicia provincial, el doctor Miguel Mario Campero, quien triunfó en las elecciones de abril de ese año.

                Octaviano Vera terminó su carrera política con el fin de su gobierno. Debió soportar acusaciones de enriquecimiento y de peculado en el ejercicio de sus funciones como gobernador, cargos que jamás pudieron ser comprobados durante las gestiones posteriores de Gondra y la gobernación de Miguel Mario Campero. La política había dejado a Octaviano Vera en la más completa miseria, falleciendo en San Miguel de Tucumán, producto de una hemorragia cerebral el 27 de agosto de 1927.

Bibliografía Consultada:


·         Paéz de la Torre, Carlos, "Historia de Tucumán", Buenos Aires, Ed. Plus Ultra, 1987

 

Pablo Eduardo Vázquez

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Delfor del Valle: La Intransigencia Yrigoyenista

                Délfor del Valle nació en Dolores, provincia de Buenos Aires el 3 de Agosto de 1862, sus padres eran el Capitán Narciso Del Valle y Valdivieso y Luisa Álvarez, ambos fallecidos en 1871 por una epidemia de fiebre amarilla. Era sobrino del Dr. Aristóbulo del Valle, quién se cree que lo crio luego del fallecimiento de sus padres, y nieto del Coronel Narciso del Valle, Edecán de D. Juan Manuel de Rosas.
                Delfor, contrajo matrimonio con María Luisa Lacasa con quien tuvieron dos hijos, María Luisa y Delfor (H) quien luego sería un prestigioso médico. En su actividad profesional y privada, era Martillero público, además se desarrolló como periodista, trabajando en El cronista del Plata, redactor ya en 1883, La Época como director, Suscriptor de El Nacional de Dolores y Hechos e Ideas, 1935.

                Delfor Del Valle, participó desde el comienzo de todos aquellos acontecimientos que terminaron dándole nacimiento a la Unión Cívica Radical, desde muy temprano cuando se formó la Unión Cívica de la Juventud. Sus estrechos lazos con Aristóbulo Del Valle quien además de ser su tío es quien se dice que lo crio una vez fallecidos sus padres le dio una posición ventajosa a la hora de engullirse de todas aquellas ideas que su propio tío pregonaba como eran el sentido Patriótico, el ser nacional, la lucha por un estado Republicano, federal y democrático, como así también la defensa irrestricta por la Constitución nacional y el sufragio libre, y los deseos compartidos de terminar con esa oligarquía gobernante y fraudulenta que se servía de la Nación para complacer sus propios intereses. De todos estos conceptos doctrinarios Delfor Del Valle se hizo eco, los tomó como propios y fueron la razón de su lucha, siempre fiel a su otro amigo Hipólito Yrigoyen.

                Su trayectoria es vastísima, denunciando su gran compromiso con la patria y con los principios doctrinarios de la Unión Cívica Radical, siendo siempre ejemplo de conducta e integridad ético y moral.

                En 1891 es uno de los participantes y delegados a la primera Convención Nacional de la Unión Cívica Radical donde se constituyen las autoridades partidarias en la Provincia de Buenos Aires.

                En 1892 es uno de los integrantes en la Convención de la Provincia de Buenos Aires que aprueban la primera Carta Orgánica, en el mismo año es Convencional Nacional en la Convención Nacional de ese año.

                En la Revolución Radical de 1893 su participación será la de liderar a las fuerzas cívicas que se levantaron en San Fernando, además, el 3 de agosto, desde la zona Norte arribó a Temperley al mando de 500 hombres. Fue electo Diputado Nacional para el período 1894 – 1898, durante este mandato, promovió y obtuvo la sanción de leyes como la creación de las Intendencias Militares y los Depósitos de remonta del ejército.

                En 1896 es electo delegado a la Convención Nacional, un año después en la mencionada convención se manifestará abiertamente en contra de la política acuerdista y planteando sostener y mantener la intransigencia partidaria.

                En 1904 es elegido vocal al Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, y en 1905 es delegado por la Junta Revolucionaria en Córdoba, además de ser el gestor de los preparativos para la revolución en Santa Fe.

                En 1909 es Convencional en la Convención Nacional que decide el abstencionismo, en esa misma convención es elegido Secretario al Comité Nacional.

                En 1912 fue elegido diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Luego, en 1915 es elegido Secretario de la Mesa Directiva del Comité de la Provincia de Buenos Aires y Presidente de la Mesa Directiva de la Convención Nacional. Más tarde, sería elegido nuevamente diputado nacional en 1916. Durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922) fue director del Diario La Época, órgano de la Unión Cívica Radical.

                En 1920 asume nuevamente otro mandato como diputado nacional. En 1922 es elegido Delegado al Plenario del Comité Nacional y fue elegido senador nacional por la Provincia de Buenos Aires, en este mismo año, siendo diputado nacional, es elegido senador nacional para el período 1922 - 1931.

                En 1924 es elegido delegado a la Convención de la Provincia de Buenos Aires y delegado al Comité Nacional. En 1928 es Presidente de la Convención de la Provincia de Buenos Aires y delegado a la Convención Nacional.

                Obtuvo para la ciudad de Dolores, su ciudad natal, a través de su gestión, la construcción de los edificios de la Escuela Normal, del Colegio Nacional y de la Escuela de Artes y Oficios. Le donan un terreno y él lo da a la municipalidad donde se construye el estadio deportivo que lleva su nombre.

                Finalmente, después de toda una vida dedicada a la política, a la República y a la Unión Cívica Radical, llevando adelante los más honorables valores y principios doctrinarios, falleció en Buenos Aires el día 4 de noviembre de 1950 a los 88 años.


Pablo Eduardo Vázquez

sábado, 24 de octubre de 2015

Juan Bautista Bascary: El Radicalismo tucumano

                Juan Bautista Bascary Esteves, nació en San Miguel de Tucumán el 24 de octubre de 1872, fue el segundo de cuatro hijos que surgieron del matrimonio entre Juan Bautista Bascary Díaz y Carmen Esteves Torres, tenía ascendencia vasco-francesa por parte paterna, sus hermanos eran Amalia Bascary Esteves, Dolores Bascary Esteves y Carmen Bascary Esteves.
                Se educó en el colegio del Salvador de Buenos Aires. Luego de finalizar sus estudios, se dedicó a actividades de tipo comercial como consignatario de azúcar. Debido al auge de la actividad azucarera en Tucumán, logró una excelente posición económica. Su gran capacidad  claramente demostrada en su actividad privada lo llevó a desempeñarse como miembro directivo de la Bolsa de Comercio de Tucumán, allí una vez más vio crecer su prestigio producto de la inteligencia con la que supo desarrollar sus funciones. Soltero durante toda su vida, fue un hombre de mundo, dotado de condiciones sociales, viajero y elegante.

                Se inició en la política en 1915, enrolándose en las filas de la Unión Cívica Radical, aquel novel Partido que intentaba cambiar la realidad política y social de nuestro país, y para Bascary ningún otro Partido simbolizaba mejor en su ideología y doctrina los cambios que para él debían producirse en Tucumán, que la misma U.C.R.

                Su primera intervención en cargos electivos lo catapultó a ser concejal de San Miguel de Tucumán y a partir de allí expresar el ideario radical a través de la gestión deliberativa, esta intervención le daría una mayor dimensión dentro del mapa político de la Provincia.

                Ya en 1916, al producirse la división de la UCR ésta, se dividirá en los sectores "rojo", que seguían a Juan Bautista Bascary y el "azul", que respondía a Pedro G. Sal, los primeros constituyeron una logia que se denominaba "El Témpano". En esta logia, participaban Ignacio Toledo (h), Miguel de la Rosa, Ernesto M. del Moral, Patricio Correa Uriburu, Juan Bautista Bascary, Marco A. Maciel, Enrique Galván y Octaviano S. Vera.

                La logia “El Tempano”, pretendía representar integrales y absolutas transformaciones en la vida política de la provincia". Era una fuerza empujada por la necesidad trascendental que necesitaba el pueblo de la Provincia de Tucumán de que ésta, atravesara por una reformulación absoluta en materia social, tal vez sin comprender en todo su hondo significado, y la misión que desempeñaba en aquel solemne momento histórico, se embarcó en tal compañía en un momento donde el sistema casi feudal y una situación de aparente esclavismo eran amparados bajo el manto que le ponía el régimen conservador a través de las familias más importantes de Tucumán.

                Juan Bautista Bascary, sería elegido por sus correligionarios como candidato a la gobernación por la UCR, en 1916. Triunfó en las elecciones sobre la Concentración Conservadora, que llevaba como candidato al industrial azucarero Alfredo Guzmán, mientras que un sector del radicalismo, denominado "azul", había llevado como candidato a gobernador a Pedro G. Sal.

                Bascary asumió el gobierno provincial el 2 de abril de 1917, convirtiéndose así en el primer Gobernador Radical de Tucumán, más allá de la Gobernación de Juan Posse que fue gobernador antes del nacimiento de la UCR y luego se enrolaría en las filas de la Unión Cívica Radical.

                La llegada a la gobernación del partido radical a través de Juan Bautista Bascary, será con el firme objetivo de poner sus aspiraciones en la regeneración social de una provincia con grandes estigmas feudales. Durante las administraciones conservadoras, toda la provincia y en especial en el interior persistían viejos usos y costumbres, que chocaban con  el ambiente de civilidad de que hacía gala la élite tucumana. Las condiciones materiales de vida y trabajo de los peones permanentes y zafreros eran de una situación de casi esclavismo y vivían en condiciones infrahumanas. El radicalismo se había propuesto cambiar esta realidad y mejorar las condiciones de los trabajadores.

                Debido a esta situación social de la Provincia, amparado todo este clima por los sectores más poderosos, es que Bascary encontrará fuerte resistencia en los cambios que el radicalismo a través de su gobernación quería implementar, transformando su mandato en un verdadero tormento al que lo llevaron los grupos concentrados de poder que aún y a pesar de la derrota conservadora seguían teniendo gran influencia en la vida política de Tucumán.

                Para los miembros de la dirigencia provincial de la UCR, la cuestión social, se  había transformado en un estigma y se preocupaban por cambiar las malas condiciones del obrero. Mientras tanto, la aristocracia, ponía obstáculos en tratar en la Legislatura, proyectos de ley de mejoras sociales y reglamentar la ley nacional para el mundo del trabajo de hombres, mujeres y niños, que se habían aprobado en el Congreso para el ámbito federal y los territorios nacionales.

                El grupo de propietarios de ingenios, se resistió a promover modificaciones en la calidad de vida y de trabajo de los peones. Hubo que esperar al año 1917. En Tucumán se adver­tía con gran claridad una situación de explotación humana, primitivez y un sistema de vida injusto desde el punto de vista de la dignidad humana. Es fácil comprender de qué manera los gobiernos de la Unión Cívica Radical resultan progresistas es fácil comprender el drama de Juan Bautista Bascary.

                El gobierno de Bascary fue de gran agitación, como consecuencia de la transformación del panorama político local y la llegada de Hipólito Yrigoyen a la Presidencia de la Nación. En la Cámara de Diputados de la Legislatura provincial predominaron los radicales azules y los conservadores quienes impidieron la gestión de gobierno de Bascary generando la virtual parálisis de la administración. Las Cámaras decidieron someter a un juicio político al gobernador en 1917 y constituyeron un gobierno paralelo presidido por el presidente del Senado, León Rougés. Bascary recurrió al gobierno nacional aduciendo que esta medida de los opositores respondía a su iniciativa de proceder a una nueva evaluación ordenada para el pago de la contribución directa sobre la propiedad, que afectaba los intereses de los grandes propietarios. La constitución de la legislatura por miembros de los grandes productores e industriales azucareros provocó la reacción ante la medida. Bascary denunció que "los legisladores eran designados en cónclaves familiares y por transacciones de equilibrio entre círculos distanciados del pueblo. El apellido, el vínculo financiero y la dependencia económica determinaban la actuación dentro del Partido". Alegó que el juicio en su contra por la legislatura estaba viciado, apelando a su elección por el Pueblo y para el Pueblo.

                Bascary contaba con el apoyo de su primer diputado provincial radical de Tucumán y posterior presidente de la cámara el Dr. Alberto Aybar Augier, los dirigentes Felipe S. Pérez, Enrique Galván, todos ellos fieles al sector yrigoyenista y amigos personales del Dr. Hipólito Yrigoyen.

                La U.C.R. "personalista" o "roja", que apoyaba a Bascary comenzó un acelerado proceso de fragmentación: se dividió en "negros" y "sovietistas", estos últimos agrupando a los obreros de los ingenios azucareros. Yrigoyen intervino la provincia a pedido de Bascary el 26 de diciembre de 1917 hasta el 27 de julio de 1918, para reponerlo en el gobierno nuevamente en la mencionada fecha. La situación continuó siendo conflictiva hasta que el 7 de diciembre de 1920, el gobierno nacional intervino definitivamente la provincia, desplazando a Bascary de la gobernación por los Comisionados nacionales Juan M. Garro y Julio B. Lezana.

                Juan Bautista Bascary dejó su cargo de gobernador totalmente empobrecido por la política. Las elecciones provinciales siguientes llevaron al poder a Octaviano Vera, quien también sufriría los embates de los poderosos intereses de los industriales azucareros ante su tentativa de introducir reformas laborales y permitir el acceso a la administración provincial de los incipientes sectores medios tucumanos.

                Mientras tanto, Bascary no volvió a participar en política y falleció en la más completa pobreza el 18 de marzo de 1933 en san Miguel de Tucumán.

 

Pablo Eduardo Vázquez

domingo, 11 de octubre de 2015

JOSE LUIS CANTILO: EL GOBERNADOR


                Nació en Buenos Aires el 6 de febrero de 1871, realizó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Buenos Aires finalizándolos en la Ècole Monge de París, luego comenzaría sus estudios universitarios en la carrera de derecho pero nunca los finalizaría. Magdalena Ortiz Basualdo Quesada (1850 - 1926) quien el 23 de abril de 1870 contrajo matrimonio con José María Raimundo Cantilo Muñóz, nacido en 1848, en Montevideo, Uruguay y fallecido en 1891, fueron sus padres. Contrajo matrimonio el 17 de diciembre de 1897, con Josefina Alejandra de Achával Rufino, nacida en 1872, con quien tuvo 6 hijos: María Rosa nacida en 1898, Josefina María nacida en 1922, Esther María (1902-2003), María Teresa nacida en 1904, Rafael Juan nacido en 1907 y José Luis (1909-2003).

                Su familia en 1907, ordenó y construyo en la ciudad de Mar del Plata una de las obras arquitectónicas más bellas y esplendidas de la ciudad, la conocida Villa Ortiz Basualdo, también llamada villa Cantilo o chalet Mar y Mar, hoy convertida  en el Museo de Arte Juan C. Castagnino, situada en la intersección de las calles Colón y Alvear, sobre Punta Piedras, frente al Torreón del Monje, un emplazamiento elevado que domina la bahía Bristol, es un punto de referencia importante y brinda una postal maravillosa de la zona, era usada por la familia como villa de veraneo donde se alojaban durante gran parte del año.

                Fue periodista desde muy joven, iniciándose en “El Diario”, donde colaboró por espacio de muchos años, hasta alcanzar la sub dirección. Fundó y sostuvo, durante algún tiempo, tres revistas ilustradas de importancia en su época: “Buenos Aires ilustrado”, “La Revista Moderna” y “Letras y Colores”. Escribió en diarios y revistas. Uno de sus libros juveniles "Quimera” tuvo gran aceptación, tal vez el que le permitió distinguirse como gran escritor. Publicó trabajos históricos, tales como “El Escudo de Armas de Buenos Aires”, en cuyo estudio reveló el origen de dichas armas; “El General Las Heras, la Campaña de Chile”; “La herida de Rosas”, y, por último, el libro "Don Juan de Garay”. Formó parte de la redacción de “El Argentino” en 1894 y 1895.

                Compartió sus tareas periodísticas con la docencia, siendo profesor de Historia en el Colegio Nacional de Buenos Aires, la Escuela Nacional de Comercio y el Instituto Libre de Enseñanza Secundaria.

                Sus tareas de historiador, le confirieron ser incorporado en 1909 a la Junta de Historia y Numismática Americana, transformada en 1938 en Academia Nacional de la Historia, el Instituto Histórico del Perú, la Academia Nacional de Historia del Ecuador, y el Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay.

                En el ámbito político, amigo personal y miembro del grupo más cercano a Hipólito Yrigoyen integró primero la Unión Cívica (1889) y luego fue fundador de la Unión Cívica Radical (1891) desde sus primeros momentos. Participó con gran relevancia en las revoluciones de 1893 y 1905. En 1895 fue elegido diputado provincial en la Provincia de Buenos Aires. Reelecto en 1898 renunciando a su banca.

                En 1908 fue elegido presidente del Comité de la capital y miembro del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical. En 1912, al abrirse los comicios bajo la garantía de la ley Sáenz Peña, fue elegido diputado nacional por la capital.

                En 1914, José Luis Cantilo fundó el periódico El Radical, principal vocero de la UCR hasta 1916. Ese año se comenzó a publicar La época, que rápidamente lo reemplazó. En 1916 fue reelecto diputado al Congreso nacional, cargo al que renunció en 1917 para aceptar el de interventor nacional en la provincia de Buenos Aires.

                La intervención en la provincia de Buenos Aires en 1917 fue uno de los primeros y más sonados acontecimientos políticos de la presidencia del doctor Hipólito Yrigoyen. Para la Unión Cívica Radical, Buenos Aires aparecía como el reducto de los partidos del viejo régimen, Yrigoyen, nombró en consecuencia al señor José Luis Cantilo, figura radical descollante en el parlamento, en la política y en las letras en reemplazo del gobernador Ugarte.

                Desde el 25 de abril de 1917 hasta el 1° de mayo 1918 se desempeñó como interventor Federal de la Provincia de Buenos Aires. Cantilo al frente de la Provincia, no tuvo una injerencia ocasional de carácter político, sino que propuso y llevó adelante el gobierno del Estado, la libertad plenamente garantizada, la reconstrucción administrativa, la regularización de los servicios públicos, el progreso traducido en múltiples iniciativas, el orden en los gastos, la reparación de censurables desmanes, los comicios transparentes y libres, y el bienestar y la tranquilidad ciudadana como resultantes de una acción perseverante y firme.

                Cantilo, supo rodearse de colaboradores distinguidos y de mostrada gran capacidad, es así que al asumir el mando designó sus ministros secretarios en fa siguiente forma: Gobierno: doctor Andrés Ferreyra (hijo), Hacienda: doctor José Osvaldo Casás, Obras Públicas: señor Alberto de Bary.

                No hay ejemplo en la moderna historia política de la Prov. de Bs.As. de un cambio tan fundamental y completo en su estructura administrativa y orgánica como el que se operó con la administración Cantilo, supo colocarse a la altura de una innovación tan trascendente en la vida de la provincia, y presidió ese momento evolutivo con total imparcialidad.

                Caducadas las cámaras legislativas y las municipalidades, uno de sus primeros cuidados fue la designación de autoridades provisorias en las comunas, muchas de las cuales atravesaban por situaciones angustiosas en sus finanzas y en la organización de sus servicios públicos. En el momento de ser intervenida la provincia, había 34 municipalidades a las que se les había embargado los porcentajes que iban a corresponderles en los impuestos fiscales; 46 municipalidades habían omitido atender los servicios de cárceles, policía o registro civil; 14 municipalidades habían afectado sus rentas, en la parte de impuestos fiscales para el cumplimiento de contratos.

                Simultáneamente con la reorganización de las municipalidades, el interventor Cantilo llevó a cabo la renovación total de la policía de la provincia. Hubo cesantías, reemplazos y medidas más severas aun, dentro del vasto personal. Fue disuelto el cuerpo denominado “Guardianes de Cárceles”, que era una verdadera unidad militar, y con la tropa que lo componía se reforzó el batallón de Bomberos.

                El interventor, a quien le preocupó desde un principio el estado de las finanzas públicas, a poco de asumir el mando dio un decreto designando una comisión de técnicos para que efectuaran un recuento general de valores, un estudio de los recursos ordinarios, extraordinarios y especiales del presupuesto provincial, la determinación de los bienes que constituían el patrimonio de la provincia, el detalle de las distintas deudas y todo cuanto tuviera atingencia con el estado económico general de la provincia, lo que hoy llamaríamos una verdadera y completa auditoria. De las conclusiones de ese informe se dedujo que el gobierno anterior había dejado la provincia en bancarrota. La Intervención se propuso realizar una administración estricta de las finanzas públicas y adoptando todas aquellas medidas conducentes a la normalización económica del Estado.

                Pero la intervención Cantilo no tuvo como propósito los recortes indiscriminados, sino como dijimos, apunto a la reorganización administrativa, pero también se propuso conservar íntegramente los bienes de la provincia, especialmente la tierra fiscal, suspendiendo los decretos de remate público. Otros actos importantes de esta intervención fueron el mejoramiento de la vialidad en toda la provincia; la fundación del Museo Colonial Histórico de Luján, promovida por el entonces comisionado municipal en ese partido, don Domingo Fernández Beschtedt, y que, es hoy una institución importante en su género; la creación de bibliotecas infantiles en gran número de escuelas provinciales; la ampliación de la obra de la comisión distribuidora de semillas a los colonos del sur de la provincia, etc.

                Llegada la hora de reconstituir nuevamente los poderes de la provincia, el señor Cantilo convocó al electorado con fecha 1° de febrero de 1918, para el primer domingo de marzo, y dada la trascendencia del acto pues se elegirían electores de gobernador y vice, senadores y diputados provinciales en su totalidad, y diputados nacionales, el Interventor juzgó necesario hacer llegar al pueblo su pensamiento lanzando al efecto un manifiesto en el que exponía los antecedentes de la situación provincial e incitaba a los ciudadanos a concurrir a los comicios, agregando: “…Tienen las elecciones del 3 de marzo, el significado de un acontecimiento histórico. Vuelve la provincia de Buenos Aires a la normalidad institucional, después de un largo período, en el cual fueron detentados sus poderes y coartadas sus libertades…”.

                Realizados los comicios, triunfó ampliamente la Unión Cívica Radical, que obtuvo la mayoría de los diputados nacionales, los electores de gobernador y de los legisladores provinciales. El número de sufragios obtenido por las tres agrupaciones políticas que concurrieron a los comicios de gobernador y vice fue el siguiente: Unión Cívica Radical: 114.158 votos, Partido Conservador: 67.963 votos y los Socialistas: 6968 votos. La fórmula triunfante estaba integrada por el Doctor José Camilo Crotto y don Luis Monteverde para gobernador y vice respectivamente.

                Como complemento indispensable de esta elección se realizaron las de las municipalidades el 14 de abril, triunfando en casi todas ellas los radicales.

                El presidente Hipólito Yrigoyen, luego lo nombró Intendente de la Ciudad de Buenos Aires, cargo en el que se desempeñó desde el 5 de diciembre de 1919 hasta el 25 de octubre de 1921. Siendo Intendente de la Capital Federal argentina promovió la creación de las sociedades de fomento para el progreso de los barrios y la creación de la Dirección General de Plazas de Ejercicios Físicos. En junio de 1921 se inaugura el Barrio Cafferata, uno de los primeros barrios de casas subvencionadas por el estado mediante la ley de Casas Baratas.

                En 1922 fue elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires desempeñándose desde el 1° de mayo de 1922 hasta el 1° de mayo de 1926, siendo el vicegobernador Pedro Sonalet. En la misma Dirección, siendo gobernador de Buenos aires, decretó, en 1922, la Organización Deportiva de la Provincia. Por estas creaciones, Cantilo aparece como un pionero en materia de organización de la comunidad.

                Cuando el doctor Yrigoyen asumió la presidencia de la República, por segunda vez, confió al señor Cantilo el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que ejerció con el beneplácito de amigos y adversarios políticos hasta que la revolución del 6 de Septiembre lo obligó a alejarse de toda actuación pública.

                El 11 de enero de 1934, veinticuatro dirigentes radicales, entre ellos, Ricardo Rojas, Adolfo Güemes, Mario Guido, Honorio Pueyrredon y José Luis Cantilo fueron confinados en el penal de Ushuaia y otros 80 dirigentes en Martín García, mientras que Alvear es deportado a Europa.

                Fue uno de los firmantes que ratificaron en 1935 la decisión de la convención Nacional de levantar la abstención electoral.

                Entre 1936 y 1943 fue diputado nacional por la Capital Federal alcanzando la presidencia de la Cámara de Diputados. En 1941 y 1942, sucedió a su amigo y correligionario Martín Noel. El golpe de Estado del 4 de junio de 1943 truncó su mandato legislativo poniéndole fin a su vida política, puesto que un año después fallecería en Buenos Aires en la mañana del  11 de octubre de 1944, sus restos mortales fueron depositados en la Recoleta, en la bóveda de la familia Achával.

 
Pablo Eduardo Vázquez
 
 
 

domingo, 4 de octubre de 2015

Adolfo Güemes: El Progresismo Salteño


Nació en Salta el 10 de septiembre de 1873, era el menor de los hijos de Luis Güemes Puch y de Doña Rosaura Castro Sanzetenea y por consiguiente, nieto del general Martín Miguel de Güemes, legendario y gran patriota, defensor de la Frontera Norte y héroe de la Guerra Gaucha.
Adolfo, realizó sus estudios primarios y secundarios en Salta, egresando como bachiller del Colegio Nacional. Se doctoró en medicina en la Universidad de Buenos Aires en 1898, con una tesis titulada “Contribución al estudio de la policerosis tuberculosa”, continuando luego sus estudios en Francia (donde logra otro doctorado), Austria, Alemania y Rusia.

Emprende el regreso al país en 1904, su carrera profesional lo encuentra desarrollándose como médico estable en el Hospital Rivadavia de Buenos Aires.

También por ese entonces, luego de entrevistarse con Hipólito Yrigoyen, se afilia y enlista en las filas de la Unión cívica Radical, no cabían dudas que por su forma de ser y por sus convicciones e ideales que había asimilado desde muy chico producto de pertenecer a una familia que desde siempre estuvo involucrada y comprometida con los valores y el mas profundo sentir patriótico, que su lugar en el mundo de la política no podía ser otro que la Unión Cívica Radical.

                Durante la década del diez se instaló nuevamente en Salta, allí colabora intensamente con sus correligionarios en el gobierno provincial. El prestigio adquirido por Adolfo Güemes en el radicalismo nacional influye en gran medida para que en 1921 el Presidente Yrigoyen ordenara a los Ferrocarriles del Estado la iniciación de la construcción del ferrocarril a Huaytiquina, el viejo anhelo salteño. Su fuerte campaña en favor de semejante obra y que finalmente se concretara la construcción del Ferrocarril de Huaytiquina, lo terminó de catapultar como el dirigente político más importante de la Provincia, esta obra conectaría a Salta con Chile, de esta manera la provincia tendría la salida al Pacífico con la importancia que esto llevaría desde el punto de vista económico ya que la Salta ampliaría sus fronteras en materia de exportaciones tanto para el ganado como para la producción vitivinícola y azucarera.

Sus ideas y su personalidad lo definían como una persona comprometida con la patria y el respeto indeclinable por la constitución y sus leyes que creía que merecían el respeto casi sacrosanto, un demócrata a todas luces, defensor de la libertad y de la igualdad de oportunidades y gran enemigo de las prebendas y de los acomodos. A través de su figura y el respeto que él profesaba ante toda la sociedad es que la Unión Cívica Radical encontró en Adolfo Güemes el dirigente ideal en la provincia de Salta para crear un verdadero proyecto de unidad y trabajar con la firme posibilidad de llegar a la gobernación de aquella Provincia.

                En el año 1922, su enorme prestigio y su conocimiento profundo de la realidad, hizo que el radicalismo lo proclamara candidato a gobernador de su Provincia, ganó las elecciones y fue elegido gobernador de su provincia, asumiendo el mando el día 1 de mayo y ejerciendo el cargo hasta 1925. Su gobernación quedó en la historia de la provincia por ser una de las más brillantes, entre sus logros podemos enumerar y distinguir que: en el orden financiero hizo cuestión fundamental del pago de las obligaciones saneando las finanzas de la provincia que estaban jaqueadas a su llegada, llevó a buen término una campaña sanitaria para terminar con el paludismo. Impuso severas normas éticas en varios aspectos de la administración y defendió los derechos salteños al petróleo contenido en el subsuelo de la provincia, como así también creó centros asistenciales para niños, construyó el Hospital Materno Infantil, continuó una obra iniciada por su tío abuelo Dionisio Puch que fue el cementerio de la Santa Cruz, la ya mencionada obra del ferrocarril y generó una fuerte política de expansión en la producción vitivinícola y azucarera. También creó numerosos parques y plazas en la capital.

                Por su iniciativa y siendo Gobernador de la Provincia, en junio de 1924, decreta el inicio institucional de la Agrupación Tradicionalista Gauchos de Güemes, de la cual fue nombrado presidente honorario.

Centró los objetivos de su gestión en la educación y la salud pública y en la austeridad fiscal, que acompañó con su propia austeridad personal, llevó adelante una gestión brillante. Su gobierno fue una lucha tenaz contra intereses muy poderosos, que no pudieron torcer la fuerza de sus pensamientos progresistas, su gobierno fue digno de los principios del radicalismo. No fue fácil la lucha con las petroleras, no fue sencillo alejar el drama del paludismo, no fue sencillo hacer notar que imperaba la ética total, no fue fácil pero su gobierno provincial consiguió los mencionados objetivos para toda la sociedad salteña.

                Su política hacia el campo le valió el reconocimiento al punto de ser distinguido y elegido como presidente de la Sociedad Rural Salteña desde 1925 a 1926 aun siendo que los miembros de esta organización no comulgaban ni con sus ideas ni con las del radicalismo.

                Al finalizar su mandato regresó a Buenos Aires, donde ejerció la medicina y fue nombrado Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de Buenos Aires.

                Una vez derrocado Hipólito Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930, y ante el comienzo de la década infame, el radicalismo viviría una de sus horas más aciagas, su pariente José Félix Uriburu era el Presidente de la Nación y en 1931 decide llamar a elecciones, “a modo de prueba se realizan solamente en la provincia de Buenos Aires, donde en abril de 1931, los radicales ganan las elecciones para gobernador. Ante esa situación, el gobierno de José Félix Uriburu decide desconocer el resultado y anularlas.

                También en 1931, la Convención nacional de la Unión Cívica Radical decide participar de las elecciones Presidenciales llevando la Formula Marcelo T. de Alvear – Adolfo Güemes, pero la fórmula fue proscripta: en el caso de Alvear, por no haberse cumplido los seis años ordenados por la ley para ser nuevamente electo, y en el caso de Güemes, por haber simpatizado con el gobierno constitucional de Yrigoyen, fundamentación vergonzosa e increíble que demostraba la clase de calaña que gobernaba nuestro país.

                Debido, a que el radicalismo fue despojado de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires habiendo sido legítimo vencedor y ante la proscripción de sus candidatos para la Presidencia, la Unión Cívica Radical dejaba en claro que no estaban dadas las condiciones democráticas, ni constitucionales para que las elecciones se desarrollaran normalmente y por ende se decide la abstención en las elecciones presidenciales. Esa abstención, en vez de ser acompañada por los demás partidos opositores que se jactaban de ser democráticos, fue aprovechada por los socialistas y demoprogresistas que lanzaron la fórmula presidencial integrada por Lisandro de la Torre y Nicolás Repetto, con una fuerte e impensada cosecha de legisladores, a la par que legitimaban aparentemente, a un gobierno –el del general Agustín P. Justo- surgido de un fraude más que escandaloso.

                El Dr. Adolfo Güemes será uno de los dirigentes nacionales de más peso de la Unión Cívica Radical por ese entonces y por consiguiente se ganará rápidamente la antipatía del gobierno provisional. Adolfo Güemes expondrá sobre aquellos que detentaban el poder a espaldas del pueblo: “... Hombres de criterio simplista, creen en la eficiencia de la violencia para torcer, por miedo, la irrevocable voluntad del pueblo; pésimos psicólogos, no se dan cuenta que las persecuciones, destierros, confinamientos, no han servido ni servirán jamás, sino para dar mayor unidad y cohesión a nuestro partido, pues nada vincula más a los hombres que los sufrimientos e injusticias compartidas; en cambio: los placeres fáciles, bailes, excursiones y banquetes mientras miles de compatriotas padecen hambre, suelen generar malas digestiones, insomnios rebeldes y tenaces.”

                El doctor Güemes Presidió el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, e inspiró el manifiesto del Comité Nacional de 1932, en que la Unión Cívica Radical, conforme a sus grandes pronunciamientos de 1927 y 1928, fijó otra vez su posición frente a las empresas privadas del petróleo. “Por lo que respecta al monopolio del Estado –decía el documento- no comprendemos cómo puede haber argentinos que nieguen a su patria ese derecho, para darlo a corporaciones internacionales”

                Acusado por los intentos revolucionarios del radicalismo con el fin de restablecer el orden constitucional y democrático, fue arrestado en 1933 en la Isla Martín García y trasladado a la Cárcel de Ushuaia, junto con otros dirigentes radicales como Ricardo Rojas, Enrique Mosca, Marcelo T. de Alvear, Honorio Pueyrredón y José Luis Cantilo. Güemes fue uno de los apresados en Santa Fe, en 1933. Aquellos personeros del régimen no podían comprender como los nietos de los generales Alvear y Güemes, que por cuna pertenecían a esa supuesta categoría que se dio en llamar “patriciado”, podían ser los portavoces de la chusma radical y soportar cárceles y privaciones, en vez de gozar de los alevosos privilegios que en vez de usufructuar, rechazaban asqueados.

                El Dr. Güemes, fue un fervoroso sostenedor de la abstención contra el fraude. Y se opuso tenazmente a que la misma fuese levantada, lo que ocurrió en los arduos debates de la Convención Nacional de la U.C.R. iniciados el 27 de diciembre de 1934 y cerrada en la noche del 2 al 3 de enero de 1935, alejándose allí de los primeros planos de la conducción partidaria.

                Demostrando su compromiso con la sociedad y su entorno, es que en 1945 hizo donación al Museo Colonial, Histórico y de Bellas Artes de varias obras artísticas de su propiedad. Pero también, desde siempre, el Dr. Adolfo Güemes estaba presente colaborando calladamente, por el mero gusto de ver progresar a su pago; como, por ejemplo, durante la intendencia de Luis Langou, regalando todas las plantas que adornaron el Rosedal del entonces recién remodelado Parque San Martín.

                En el año 1946 triunfa Perón y -a pesar de las diferencias- lo convoca a integrar el Gobierno nacional en el cargo que él quisiera debido a su gran prestigio. Al respecto, Alberto Pavón Pereyra, un estudioso de la figura de Perón contó que Güemes le contestó “Presidente yo estoy de acuerdo con su obra social, pero estoy viejo para cambiar de caballo a mitad del río y voy a morir radical”.
 

                En su testamento donó una chacra que había pertenecido a su abuelo, el general, conocida como “El Carmen de Güemes” para ser destinado a ser una escuela-granja, objetivo que se cumpliría en 1952.

                Falleció en  la ciudad de Buenos Aires el 4 de octubre de 1947, víctima de un infarto; era soltero y no tuvo descendencia.

Adolfo Güemes se constituye por sus principios, su conducta y su labor como un gran símbolo radical y argentino. Gran gobernante, ejemplar militante, con una capacidad brillante y una ética y moral digna de los mejores dirigentes que ha dado la Unión Cívica radical y ha puesto al servicio de la República, merece el reconocimiento y el recuerdo constante de aquellos que profesan la libertad, la igualdad y la ética y moral ciudadana.

 

Pablo Eduardo Vázquez