sábado, 29 de abril de 2017

Arnoldo Aníbal Castillo – El Último Caudillo


                Arnoldo Aníbal Castillo nació el 29 de abril de 1922 en Quilmes, provincia de Buenos Aires. Hijo de Gualberto Castillo y Carmen Berrondo, se estableció siendo joven en la provincia de Catamarca, fue allí donde se crió, formó su propia familia y desarrolló la carrera política que lo llevaría en tres oportunidades a la Gobernación.

                Cursó sus estudios primarios en el Colegio Padre Ramón de la Quintana y en la Escuela Normal Fray Mamerto Esquiú, concluyendo el ciclo secundario en el Colegio Nacional Fidel Mardoqueo Castro. Hizo el primer año de Ingeniería Mecánica en la Universidad Nacional de Córdoba y hasta el segundo año de Ingeniería en Minas en la Universidad de San Juan. No pudo terminar los estudios superiores, pero cosechó una larga y fructífera experiencia como empleado de la delegación Catamarca de Vialidad Nacional, donde inició su carrera en la administración pública con 20 años, en 1942. Llegó hasta el máximo puesto que podía alcanzar un agente sin estudios universitarios completos y se desempeñó en el puesto de operador encargado de comisiones de estudios, con especialización en caminos de montaña.

                Se Casó en primeras nupcias con María del Valle Reyes, de cuya unión nacieron sus tres hijos, Dora, Víctor Arnoldo y Oscar Aníbal. Luego de enviudar contrae matrimonio con Inés Acuña.

                En 1949 se radicó en Bolivia en su calidad de integrante de la Comisión Argentino-Boliviana Ferroviaria y Vial, conformada para la construcción de la Ruta Panamericana. Volvió a Catamarca en 1950 y se dedicó a la actividad privada hasta 1963, Afiliado desde su juventud a la Unión Cívica Radical, Fue, sin duda uno de los dirigentes más importantes del radicalismo catamarqueño de los últimos cincuenta años. En 1963 fue elegido diputado provincial. Tres años más tarde fue elegido intendente de la capital de la provincia, aunque no pudo asumir por el golpe de estado que derrocó al presidente Illia, y que instauró la dictadura de Juan Carlos Onganía.

                En 1971, durante la dictadura de Lanusse, fue nombrado intendente de facto de la capital provincial, ocupando ese cargo durante un año. En el período 1972 - 1973 ejerce nuevamente el cargo de Intendente capitalino, cargo que ocuparía nuevamente en el período 1976 a 1978.

                En marzo de 1981 fue nombrado gobernador por el dictador Jorge Rafael Videla; antes de asumir renunció a su afiliación a la UCR, que recuperó apenas dejó el cargo de Gobernador de facto. Durante esta primera gestión normalizó en lo posible la situación de la provincia, impidiendo los arrestos y persecuciones por causas políticas. En diciembre de 1983 entregó el gobierno a Ramón Saadi, del Partido Justicialista, de quien fue un notorio opositor.

                La contradictoria vida política de don Arnoldo Castillo –hombre absolutamente honrado- lo llevó a colaborar tanto con la dictadura de Onganía, como con el “proceso de reorganización nacional”, siendo un hombre de paz y democrático que defendía los postulados de la libertad y la igualdad. Durante el ejercicio de sus funciones en los gobiernos de factos, intento y puso freno al totalitarismo y la violación de los derechos humanos, intentó desde la función pública garantizar los más elementales derechos para toda la sociedad catamarqueña.

                Recuperada la democracia en 1983, y siendo afiliado radical, Castillo se enfrentó con el régimen ominoso de la familia Saadi. Al estallar el enorme escándalo a partir del asesinato de la adolescente María Soledad Morales, La presión popular expresada, fundamentalmente, en las Marchas del Silencio, derivó en la Intervención Federal a la provincia el 17 de abril de 1991, mediante el Decreto Nº 712, firmado por  el presidente de la nación Carlos Menem. Entre los meses de abril y diciembre de 1991, el interventor Luis Prol, no sin resistencias, motorizó el llamado a elecciones provinciales para elegir gobernador y vice, diputados nacionales y provinciales, poniendo término a su intervención. En el corto lapso temporal de siete meses las fuerzas políticas debieron organizarse para la contienda electoral.

                Arnoldo Castillo buscó una alianza que permitiera a la oposición, enfrentar a los Saadi, logrando conformar el Frente Cívico y Social, liderado por el radicalismo. Éste frente, lo llevó como candidato a gobernador y logró la victoria en 1991. La fórmula Arnoldo Castillo y Simón Hernández, se consagraron Gobernador y Vice gobernador respectivamente con los siguientes guarismos: Frente Cívico y Social 62.812 votos, Movimiento de Afirmación Popular (MAP) 48.002 votos. Asumieron la gobernación de Catamarca el 10 de diciembre de 1991 hasta el 10 de diciembre de 1995. Luego de una reelección que les daría un contundente y aplastante triunfo sobre la fórmula del partido justicialista gobernaría la provincia hasta el 10 de diciembre de 1999.

                Durante su mandato al frente de la Gobernación de Catamarca, llevó la paz y, muy esencialmente, se destruyó una organización sombría de impunidad y corrupción liderada por la familia Saadi.

                Puso en acción un importante plan de inversión en obra pública y, de manera especial, en las rutas de la provincia y la electrificación rural, así como en educación. Entre tales obras, se destacan la pavimentación de la Ruta Nacional 60 hasta el Paso de San Francisco, camino a Chile, una obra de verdadera importancia para el comercio exterior del país a través del Pacífico. Y el tramo correspondiente a la Cuesta del Portezuelo de la Ruta Provincial 42, que comunica la capital con Santiago del Estero, con esta obra, produjo un acercamiento entre los habitantes de varios departamentos del este provincial separados por ese casi infranqueable vallado que es el cordón del Ancasti.   De esta forma, .inició un sostenido plan de obra pública, en la red vial y viviendas.

                Además, en 1994, firma el contrato para la explotación de la mina Bajo La Alumbrera. Se impulsa la ley de diferimiento impositivo para facilitar la instalación de empresas y generación de empleo. Se inicia un proceso de cambio de la matriz productiva con asistencia a productores para la reconversión  varietal de la vid, del nogal y desarrollo de la olivicultura. También se implementa el programa de erradicación de escuelas rancho y se concluye y habilita el Nuevo Hospital San Juan Bautista.

                Todo su gobierno estuvo caracterizado por la generación de políticas beneficiosas para la sociedad. En 1999, con motivo de una nueva elección para elegir Gobernador de la Provincia, el candidato del Frente Cívico fue Oscar Castillo, hijo del gobernador, que fue elegido para suceder a su padre.

                Arnoldo Castillo, fue, tal vez, el último de los caudillos, con un gran carisma, lealtad hacia la gente, permanente espíritu de servicio y lo destacaba el gran entusiasmo con el que encaraba cada uno de sus proyectos.

                Luego de haber dejado la gobernación, Arnoldo, se vio aquejado de una afección pulmonar y una progresiva diabetes, que lo inhabilitaron físicamente y permaneció hospitalizado durante años. Falleció en San Fernando del Valle de Catamarca en la madrugada del 29 de septiembre de 2005, a los 83 años de edad.



Pablo Eduardo Vázquez

sábado, 22 de abril de 2017

ARTURO MATEO BAS


Católicos en el radicalismo cordobés



                Nació en la provincia de Córdoba el 21 de septiembre de 1875, eran sus padres don Tomás Bas y doña Eusebia Capdevila. Su padre, Tomás Bas y Garzón, fue un acaudalado comerciante y estanciero, senador provincial por el departamento Unión entre 1876 y 1880, y uno de los primeros dirigentes de la Unión Cívica y posteriormente de la Unión Cívica Radical. Arturo, se casó con Carmen Obregón el 9 de agosto de 1899 y tuvieron tres hijos.

                Al finalizar la escuela primaria en su ciudad natal ingresó como interno en el Colegio del Salvador en Buenos Aires, donde se recibió de bachiller. Se trasladó a Córdoba e ingresó en la Facultad de Derecho, recibiéndose de abogado, en 1895. Más tarde, en 1898 se recibiría de Dr. en Derecho y Ciencias Sociales en la misma Universidad nacional de Córdoba,  con la tesis “Acción Reivindicatoria” que fue publicada por la imprenta Domenici.

                Desde 1909 y hasta la Reforma Universitaria de 1918 ejerció el cargo de profesor de Derecho Público y Derecho Constitucional en la Facultad donde había estudiado. También se desempeñó como abogado de algunas importantes compañías de la provincia, como la empresa Luz y Fuerza Motriz de Córdoba.

                En el ámbito profesional, fue, después de Juan Bautista Alberdi el tratadista por excelencia del Derecho Público Provincial Argentino. Entre los trabajos escritos y publicados por Arturo se pueden mencionar: Tratado de Derecho Público Provincial, El cáncer de la sociedad; Derecho Federal Argentino; La previsión Social Argentina; Acción Parlamentaria; Fallos de la Cámara Federal de Córdoba; La compañía azucarera Concepción ante la Corte Suprema Nacional, contra el Gobierno de Tucumán por inconstitucionalidad de la ley del 18 de julio, titulada de regulación de la producción azucarera, y un folleto titulado Temas Institucionales, publicado en el periódico Los Principios en 1919. Además, fundó la Caja Nacional de Ahorro Postal; promovió la Ley de Accidentes de Trabajo y fue autor de la Ley de Jubilaciones de Bancarios y de Ferroviarios, entre otros logros.

                Tanto su padre como más tarde él, tuvieron una fuerte vinculación con los sectores católicos de los que formaban parte activa. De esta forma, Arturo también tendría una destacada influencia entre los católicos radicales que se remontó a varios años antes de su incorporación formal al partido en 1919. En la localidad de Villa del Totoral, donde aún hoy se encuentra su histórica residencia, fundó la primera Sala de Primeros Auxilios.

                Su vida política comenzó en la Unión Provincial, agrupación surgida en abril de 1909 con el objetivo de disputar las elecciones provinciales de noviembre del mismo año. Fue designado vicepresidente de esta fuerza, pero renunció a ese cargo un mes antes de llevarse a cabo los comicios, disconforme con el proceso de designación de las candidaturas.

                Al poco tiempo en 1913, participó en el Partido Constitucional de Córdoba, y a la vez fundó el mismo partido en la Capital Federal, muchos de sus integrantes eran hombres claramente alineados con la Iglesia. El Partido Constitucional, sustentaba el lema de “Patria, familia, propiedad y tradiciones nacionales”, y pretendía ser una fuerza política que aglutinara a caudillos conservadores a nivel nacional, la agrupación se disolvió en 1918. No obstante, su participación en esta última agrupación, Arturo mantenía desde siempre, una importante influencia en el radicalismo local. A principios de 1915 contribuyó a reconciliar la dirigencia de la UCR provincial realizando una mixtura ideológica, de expectativas y de intereses personales y colectivos, apoyada también por Elpidio González. Tal “reconciliación” se sustanció en el reingreso de varios dirigentes católicos al seno partidario. Desde 1912 a 1916, fue diputado nacional por Córdoba a través de la Unión Nacional, agrupación conformada por un fuerte núcleo de personajes clericales. Arturo M. Bas, ejerció su influencia política en la UCR de la provincia por intermedio de su hermano Ignacio, afiliado radical y de otros militantes radicales. Su hermano, también llevó una activa vida política, siendo candidato a gobernador de Córdoba en 1924 por la Unión Cívica Radical antipersonalista. En las elecciones gubernativas cordobesas de noviembre de 1915, Arturo contribuyó con su ascendiente a que el candidato a vicegobernador de la fórmula radical fuera Julio C. Borda. Asimismo, la prensa lo denunciaba por ser el líder de la agrupación Corda Frates, la cual según los opositores tenía una fuerte influencia en el gobierno radical de Eufrasio Loza (1915-1918) y, sobre todo, en su lobby contrario al movimiento reformista. Recién en 1919, Arturo M. Bas se afilió al radicalismo, tras la aprobación por parte de la dirigencia partidaria, de un programa político y social coincidente con su postura ideológicamente conservadora.

                A partir de su ingreso formal y por un largo periodo, sería el dirigente católico más trascendente del partido. En 1920 y en calidad de miembro de la UCR, fue elegido por segunda vez diputado nacional. Cuando se produjo la fractura del radicalismo a nivel nacional entre Personalistas y Antipersonalistas, Bas se alineó con los segundos. A mediados de la década de 1920 su influencia en el radicalismo declinó, debido a la fortaleza de la fracción personalista, alcanzada principalmente por el sector Sabattinista.

                También fue reconocido por su intervención en favor de la calidad de vida de los trabajadores, acción que llevó a cabo como parlamentario y también a través de su activa participación en las asociaciones católicas. Se incorporó al Círculo Obrero de Córdoba (COC) por primera vez en 1897 y tras haber dejado la institución temporalmente, ingresó nuevamente en ella el 7 de setiembre de 1903. En el interior de los CCOO de la República en la Capital Federal, Bas llegó a adquirir gran relevancia por las diferentes tareas que cumplió: integró la secretaría de trabajo de la institución creada con la finalidad de centralizar la organización de agencias de colocaciones en todo el país, y de ese modo concentrar todo lo referente a la inmigración, la relación entre obreros y patrones, los asuntos legales, y la legislación del trabajo. Su accionar en los CCOO le retribuyó apoyos políticos, ya que su la labor parlamentaria en favor de los derechos laborales es indiscutible.

                Presentó varios proyectos como diputado nacional en favor de los trabajadores, algunos de los cuales se convirtieron en Ley, tales como la Ley 9688 de “Accidentes de Trabajo”, la Ley 9527 de creación de la “Caja Nacional de Ahorro Postal”, la Ley 11173 de “Hogar Ferroviario” y la Ley 11232 de “Hogar Bancario”, entre otras.

                Para reflejar su pensamiento social, nos encontramos con un ejemplo concreto, y son las intervenciones y debates parlamentarios de Arturo M. Bas, en los cuales el legislador justificaba la política social del Estado en la necesidad de “moralizar” a los trabajadores, de fomentar en ellos una “actitud de ahorro y previsión”, de garantizarles condiciones salubres de vida, y de “armonizar” las relaciones entre el capital y el trabajo. Esta defensa pública de la armonía de clases, trataba de aplicar con interpretaciones propias la postura que propiciaba la Iglesia a nivel universal desde León XIII. De allí que su atención en los intereses de los trabajadores era genuino como se evidencia en el debate en el Congreso Nacional del proyecto de ley de Jubilación de los Ferroviarios, presentado por el diputado Manuel Carlés. Bas en su calidad de miembro de la subcomisión especial encargada de tratarlo defendió algunas modificaciones presentadas por la comisión original con vistas a exigir un aporte obligatorio a las empresas, calculado por el Estado, con el propósito de que estas no eludieran sus compromisos económicos, y de ese modo poder organizar la Caja de Jubilaciones. El proyecto modificado fue finalmente sancionado y promulgado como ley N° 9653 en 1915.

                Si bien fue un eficaz diputado propulsor y defensor de proyectos de ley que pretendían mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, no por ello buscaba una completa transformación de las condiciones económicas en las que se asienta el sistema de reproducción capitalista; sus propuestas eran un reflejo de una corriente del catolicismo social que se encontraba entre la más moderada. Para Bas la intervención estatal servía para poner freno al peligro de la “lucha de clases” en aras de la protección de un “orden social” basado en las “tradiciones católicas” de la Nación Argentina. No obstante, no se puede cuestionar la relación que Arturo había establecido con los sectores subalternos ya sea por su intervención en los CCOO y su influencia directa en el COC, ya por su acción militante que logró tener cierto éxito no tanto a pesar de los radicales, en donde encontraba resistencias por su pensamiento conservador.

                 Arturo, fue un intelectual con gran capacidad, tanto académica como profesional. De carácter y pensamiento netamente conservador y con fuertes concepciones y posturas antiliberales, donde el dogma de la iglesia era tal vez la voz implacable para sus pensamientos y que se entroncaban con una retórica que apelaba a la necesidad de proteger los valores y costumbres “nacionalistas”. Si consideramos en conjunto estos aspectos reseñados de su pensamiento, Arturo M. defendía una imagen de la realidad que naturalizaba las desigualdades sociales, reacio a la participación de  las mayorías en el juego político, y antiliberal; al mismo tiempo que manifestaba una sensibilidad hacia la “cuestión social” que fue indudablemente genuina. Arturo fue parte de un sector de la Unión Cívica Radical que si bien propulsaba, fomentaba y acompañaba ciertos cambios que el partido ansiaba para la Nación, no acordaba con el partido en su totalidad ideológica, estos sectores conservadores o mejor llamados “moderados” dentro del partido tuvieron influencia como dijimos acercando posturas entre el partido y los sectores de la iglesia y aquellos otros más tradicionales que veían al radicalismo con desconfianza y hasta con cierta antipatía y que en algún momento le valieron a la Unión Cívica Radical para aglutinar fuerzas de distintas vertientes ideológicas y transformarse en un partido Nacional y popular, donde convivían sectores de distintas extracciones y pensamientos.

                Arturo M. Bas, falleció en Buenos Aires el 22 de abril de 1935 siendo trasladados sus restos al cementerio de San Jerónimo, en Córdoba.






Pablo Eduardo Vázquez

martes, 11 de abril de 2017

DIÓGENES TABOADA, - UCR SAN LUIS


Nació en Ojo de Río, San Luis, en 1887, hijo de Gerónimo L. Taboada y Lucinda Mora. Sus estudios secundarios los realizó en la ciudad de Córdoba, mientras que sus estudios universitarios, los realizo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires donde obtuvo su título de Abogado.

Se casó María Elia Domínguez, tuvieron 4 hijos: Susana, María Leonor, María Elia y Juan Carlos.

Perteneció desde su juventud a la Unión Cívica Radical y a su pensamiento ideológico. Actuó en las filas de la U.C.R. de San Luis primero y luego tendría un despegue en su carrera a nivel nacional ocupando diversos cargos. Tuvo también, una destacada actuación pública en importantísimos cargos, entre los que figuran:

· 1917- Ministro de Hacienda del gobernador de San Luis, el Dr. Alric.

· Miembro del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.

· 1920-1924: Diputado Nacional por San Luis. Formó parte de Comisiones integradas por destacados legisladores como: Lisandro de la Torre, Juan B. Justo, Roberto M. Ortiz, Guillermo Rothe y Mario Bravo.

· 1925: Administrador General de Impuestos Internos de La Nación.

· 1926-1928: Presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal.

· 1938: Ministro del Interior del Presidente Roberto Marcelino Ortiz. Su principal preocupación fue terminar con el régimen del fraude electoral que predominaba en su tiempo (durante toda la Década Infame) y que había permitido llegar a la presidencia al propio Ortiz. Ordenó las intervenciones federales a las provincias de Catamarca y Buenos Aires, desplazando de ésta al más entusiasta promotor del "fraude patriótico", el gobernador Manuel Fresco.

Tras la revolución de 1943 fue uno de los más destacados dirigentes de La unión Cívica Radical Antipersonalista, y fue de los principales convocantes de la Marcha de la Constitución y la Libertad del 19 de septiembre de 1945.

Con la conformación de la Unión Democrática entre la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, El Partido Demócrata Progresista  y el Partido Comunista, Taboada fue miembro de la Junta de Coordinación Democrática, presidida por el radical Ricardo Garbellini, e integrada por Justiniano Allende Posse (Centro Argentino de Ingenieros), Germán López (Federación Universitaria Argentina), Bernardo Houssay (científico), José Santos Gollán (rector de la Universidad Nacional del Litoral), Alejandro Lastra, Joaquín de Anchorena (Sociedad Rural Argentina), Laureano Landaburu (PDN), Juan José Díaz Arana (Partido Demócrata Progresista), los radicales José M. Cantilo, Gabriel Oddone, Carlos E. Díaz Cisneros, y Rodolfo Aráoz Alfaro, los socialistas Nicolás Repetto y Alfredo Palacios y el demócratacristiano Manuel Ordóñez.

Durante el gobierno de Juan Domingo Perón, siguió participando de manera activa dentro de las filas de la Unión Cívica Radical, más precisamente alineado con Frondizi, en el sector que sería llamado luego de la ruptura del radicalismo como Unión Cívica Radical Intransigente. A través de allí, secundó la política del después presidente Arturo Frondizi, siendo nombrado en el gabinete presidencial.

· Ministro de Relaciones Exteriores y Culto del Presidente Frondizi.

Durante su gestión asistió a la Quinta Reunión de Consulta de ministros de Relaciones Exteriores, en la cual no tuvo una participación destacada, ya que el tema más urticante era la Revolución Cubana y su posible exportación a otros países de la región del Mar Caribe, y la situación causada por la dictadura en la República Dominicana. En el mes de julio el canciller notificó al gobierno de Fidel Castro su preocupación por la creciente influencia de la Unión Soviética en ese país.

En abril de 1961 se produjo el anuncio de la Alianza para el Progreso por parte del presidente estadounidense John F. Kennedy, que fue recibido con escepticismo por toda América Latina, con excepción del gobierno del presidente Frondizi, que se manifestó el más grande admirador de esa política. El ministro Taboada tampoco mostró entusiasmo por el anuncio, y —en todo caso— dejó el cargo a fines de ese mes.

Durante el resto del gobierno de Frondizi, Taboada fue Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en la República Oriental del Uruguay y en Perú.

Tuvo una gran trayectoria tanto en el plano profesional, como político y público, podemos decir que fue un gran Jurisconsulto y Político, pero por sobre todas las cosas, fue un ejemplar y digno funcionario, que enalteció la función pública con su honradez y capacidad a la hora de trabajar por su provincia o por el país.

Su paso por la vida pública ha quedado señalado por las honrosas distinciones de que ha sido objeto. Fue Condecorado por: Francia, la Santa Sede, Bélgica, Brasil, Guatemala, Perú, Chile, Holanda, República Federal de Alemania, Italia, Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, República Federal de Austria, Paraguay, Malta, México, Filipinas y la República Arabe Unida.

Luego de una larga vida pública, y ya a una edad avanzada, falleció en Buenos Aires el 11 de abril de 1978.


Pablo Eduardo Vázquez