sábado, 22 de abril de 2017

ARTURO MATEO BAS


Católicos en el radicalismo cordobés



                Nació en la provincia de Córdoba el 21 de septiembre de 1875, eran sus padres don Tomás Bas y doña Eusebia Capdevila. Su padre, Tomás Bas y Garzón, fue un acaudalado comerciante y estanciero, senador provincial por el departamento Unión entre 1876 y 1880, y uno de los primeros dirigentes de la Unión Cívica y posteriormente de la Unión Cívica Radical. Arturo, se casó con Carmen Obregón el 9 de agosto de 1899 y tuvieron tres hijos.

                Al finalizar la escuela primaria en su ciudad natal ingresó como interno en el Colegio del Salvador en Buenos Aires, donde se recibió de bachiller. Se trasladó a Córdoba e ingresó en la Facultad de Derecho, recibiéndose de abogado, en 1895. Más tarde, en 1898 se recibiría de Dr. en Derecho y Ciencias Sociales en la misma Universidad nacional de Córdoba,  con la tesis “Acción Reivindicatoria” que fue publicada por la imprenta Domenici.

                Desde 1909 y hasta la Reforma Universitaria de 1918 ejerció el cargo de profesor de Derecho Público y Derecho Constitucional en la Facultad donde había estudiado. También se desempeñó como abogado de algunas importantes compañías de la provincia, como la empresa Luz y Fuerza Motriz de Córdoba.

                En el ámbito profesional, fue, después de Juan Bautista Alberdi el tratadista por excelencia del Derecho Público Provincial Argentino. Entre los trabajos escritos y publicados por Arturo se pueden mencionar: Tratado de Derecho Público Provincial, El cáncer de la sociedad; Derecho Federal Argentino; La previsión Social Argentina; Acción Parlamentaria; Fallos de la Cámara Federal de Córdoba; La compañía azucarera Concepción ante la Corte Suprema Nacional, contra el Gobierno de Tucumán por inconstitucionalidad de la ley del 18 de julio, titulada de regulación de la producción azucarera, y un folleto titulado Temas Institucionales, publicado en el periódico Los Principios en 1919. Además, fundó la Caja Nacional de Ahorro Postal; promovió la Ley de Accidentes de Trabajo y fue autor de la Ley de Jubilaciones de Bancarios y de Ferroviarios, entre otros logros.

                Tanto su padre como más tarde él, tuvieron una fuerte vinculación con los sectores católicos de los que formaban parte activa. De esta forma, Arturo también tendría una destacada influencia entre los católicos radicales que se remontó a varios años antes de su incorporación formal al partido en 1919. En la localidad de Villa del Totoral, donde aún hoy se encuentra su histórica residencia, fundó la primera Sala de Primeros Auxilios.

                Su vida política comenzó en la Unión Provincial, agrupación surgida en abril de 1909 con el objetivo de disputar las elecciones provinciales de noviembre del mismo año. Fue designado vicepresidente de esta fuerza, pero renunció a ese cargo un mes antes de llevarse a cabo los comicios, disconforme con el proceso de designación de las candidaturas.

                Al poco tiempo en 1913, participó en el Partido Constitucional de Córdoba, y a la vez fundó el mismo partido en la Capital Federal, muchos de sus integrantes eran hombres claramente alineados con la Iglesia. El Partido Constitucional, sustentaba el lema de “Patria, familia, propiedad y tradiciones nacionales”, y pretendía ser una fuerza política que aglutinara a caudillos conservadores a nivel nacional, la agrupación se disolvió en 1918. No obstante, su participación en esta última agrupación, Arturo mantenía desde siempre, una importante influencia en el radicalismo local. A principios de 1915 contribuyó a reconciliar la dirigencia de la UCR provincial realizando una mixtura ideológica, de expectativas y de intereses personales y colectivos, apoyada también por Elpidio González. Tal “reconciliación” se sustanció en el reingreso de varios dirigentes católicos al seno partidario. Desde 1912 a 1916, fue diputado nacional por Córdoba a través de la Unión Nacional, agrupación conformada por un fuerte núcleo de personajes clericales. Arturo M. Bas, ejerció su influencia política en la UCR de la provincia por intermedio de su hermano Ignacio, afiliado radical y de otros militantes radicales. Su hermano, también llevó una activa vida política, siendo candidato a gobernador de Córdoba en 1924 por la Unión Cívica Radical antipersonalista. En las elecciones gubernativas cordobesas de noviembre de 1915, Arturo contribuyó con su ascendiente a que el candidato a vicegobernador de la fórmula radical fuera Julio C. Borda. Asimismo, la prensa lo denunciaba por ser el líder de la agrupación Corda Frates, la cual según los opositores tenía una fuerte influencia en el gobierno radical de Eufrasio Loza (1915-1918) y, sobre todo, en su lobby contrario al movimiento reformista. Recién en 1919, Arturo M. Bas se afilió al radicalismo, tras la aprobación por parte de la dirigencia partidaria, de un programa político y social coincidente con su postura ideológicamente conservadora.

                A partir de su ingreso formal y por un largo periodo, sería el dirigente católico más trascendente del partido. En 1920 y en calidad de miembro de la UCR, fue elegido por segunda vez diputado nacional. Cuando se produjo la fractura del radicalismo a nivel nacional entre Personalistas y Antipersonalistas, Bas se alineó con los segundos. A mediados de la década de 1920 su influencia en el radicalismo declinó, debido a la fortaleza de la fracción personalista, alcanzada principalmente por el sector Sabattinista.

                También fue reconocido por su intervención en favor de la calidad de vida de los trabajadores, acción que llevó a cabo como parlamentario y también a través de su activa participación en las asociaciones católicas. Se incorporó al Círculo Obrero de Córdoba (COC) por primera vez en 1897 y tras haber dejado la institución temporalmente, ingresó nuevamente en ella el 7 de setiembre de 1903. En el interior de los CCOO de la República en la Capital Federal, Bas llegó a adquirir gran relevancia por las diferentes tareas que cumplió: integró la secretaría de trabajo de la institución creada con la finalidad de centralizar la organización de agencias de colocaciones en todo el país, y de ese modo concentrar todo lo referente a la inmigración, la relación entre obreros y patrones, los asuntos legales, y la legislación del trabajo. Su accionar en los CCOO le retribuyó apoyos políticos, ya que su la labor parlamentaria en favor de los derechos laborales es indiscutible.

                Presentó varios proyectos como diputado nacional en favor de los trabajadores, algunos de los cuales se convirtieron en Ley, tales como la Ley 9688 de “Accidentes de Trabajo”, la Ley 9527 de creación de la “Caja Nacional de Ahorro Postal”, la Ley 11173 de “Hogar Ferroviario” y la Ley 11232 de “Hogar Bancario”, entre otras.

                Para reflejar su pensamiento social, nos encontramos con un ejemplo concreto, y son las intervenciones y debates parlamentarios de Arturo M. Bas, en los cuales el legislador justificaba la política social del Estado en la necesidad de “moralizar” a los trabajadores, de fomentar en ellos una “actitud de ahorro y previsión”, de garantizarles condiciones salubres de vida, y de “armonizar” las relaciones entre el capital y el trabajo. Esta defensa pública de la armonía de clases, trataba de aplicar con interpretaciones propias la postura que propiciaba la Iglesia a nivel universal desde León XIII. De allí que su atención en los intereses de los trabajadores era genuino como se evidencia en el debate en el Congreso Nacional del proyecto de ley de Jubilación de los Ferroviarios, presentado por el diputado Manuel Carlés. Bas en su calidad de miembro de la subcomisión especial encargada de tratarlo defendió algunas modificaciones presentadas por la comisión original con vistas a exigir un aporte obligatorio a las empresas, calculado por el Estado, con el propósito de que estas no eludieran sus compromisos económicos, y de ese modo poder organizar la Caja de Jubilaciones. El proyecto modificado fue finalmente sancionado y promulgado como ley N° 9653 en 1915.

                Si bien fue un eficaz diputado propulsor y defensor de proyectos de ley que pretendían mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, no por ello buscaba una completa transformación de las condiciones económicas en las que se asienta el sistema de reproducción capitalista; sus propuestas eran un reflejo de una corriente del catolicismo social que se encontraba entre la más moderada. Para Bas la intervención estatal servía para poner freno al peligro de la “lucha de clases” en aras de la protección de un “orden social” basado en las “tradiciones católicas” de la Nación Argentina. No obstante, no se puede cuestionar la relación que Arturo había establecido con los sectores subalternos ya sea por su intervención en los CCOO y su influencia directa en el COC, ya por su acción militante que logró tener cierto éxito no tanto a pesar de los radicales, en donde encontraba resistencias por su pensamiento conservador.

                 Arturo, fue un intelectual con gran capacidad, tanto académica como profesional. De carácter y pensamiento netamente conservador y con fuertes concepciones y posturas antiliberales, donde el dogma de la iglesia era tal vez la voz implacable para sus pensamientos y que se entroncaban con una retórica que apelaba a la necesidad de proteger los valores y costumbres “nacionalistas”. Si consideramos en conjunto estos aspectos reseñados de su pensamiento, Arturo M. defendía una imagen de la realidad que naturalizaba las desigualdades sociales, reacio a la participación de  las mayorías en el juego político, y antiliberal; al mismo tiempo que manifestaba una sensibilidad hacia la “cuestión social” que fue indudablemente genuina. Arturo fue parte de un sector de la Unión Cívica Radical que si bien propulsaba, fomentaba y acompañaba ciertos cambios que el partido ansiaba para la Nación, no acordaba con el partido en su totalidad ideológica, estos sectores conservadores o mejor llamados “moderados” dentro del partido tuvieron influencia como dijimos acercando posturas entre el partido y los sectores de la iglesia y aquellos otros más tradicionales que veían al radicalismo con desconfianza y hasta con cierta antipatía y que en algún momento le valieron a la Unión Cívica Radical para aglutinar fuerzas de distintas vertientes ideológicas y transformarse en un partido Nacional y popular, donde convivían sectores de distintas extracciones y pensamientos.

                Arturo M. Bas, falleció en Buenos Aires el 22 de abril de 1935 siendo trasladados sus restos al cementerio de San Jerónimo, en Córdoba.






Pablo Eduardo Vázquez

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