martes, 2 de agosto de 2016

Mariano Candioti (“el rengo”) y la Revolución de 1893

 
                Mariano Nicanor Candioti Quintana, nació en Santa Fe el 5 de junio de 1857, sus padres eran: Laurentino del Corazón de Jesús Candioti Frutos quien había nacido el 3 de junio de 1818 en Santa fe y falleció el 6 de mayo de 1893 y María Tomasa Quintana Frías quien nació el 6 de marzo de 1825 también en Santa fe.
                Sus hermanos eran Ramón de la Cruz Silvano (1846-1878); José Desiderio de los Dolores, (1847); Laurentino Zacarías del Carmen (1849); Tomasa de los Dolores (1851); Francisco Epifanio del Rosario (1853); Isidoro Micolás, (1854-1855); Irene Vicenta (1855-1855); Dionisia del Carmen (1856); Tomás Máximo (1858-1859); Tomasa Dorotea (1860) y Filadelfo de la Trinidad (1861).
                Se casó el 10 de abril de 1886 con Amalia Fournier Pompidou y tuvieron un hijo: Alberto M. Candioti Fournier en 1888.
                Nieto paterno de Nicolás Candioti y Micaela Manuela Frutos, padre del embajador Alberto María Candioti. A juzgar por la ausencia de datos que se poseen, y en opinión de algunos investigadores, es muy probable que Nicolás Candioti fuera hijo natural de Francisco Antonio Candioti o de un hermano cura. De ahí la desvinculación de Mariano Candioti con la oligarquía santafesina procedente del clan de los Rodríguez del Fresno. Sin embargo, su vinculación con la oligarquía santafesina procedía por su madre, Tomasa Quintana, prima hermana de Toribio Gálvez y Quintana, y por tanto tía segunda del Gobernador José Gálvez Siburu.
                Participó en la fundación del pueblo de Santo Tomé, Una Comisión propiciaba la fundación y estaba integrada por: el Pbro. Dr. Manuel M. Zavalla como presidente, el Cnel. Hilario Zabroso como secretario, Antonio Frutos, como tesorero; Robinson Sánchez, Félix Frutos, Silvestre Frutos y Mariano Candioti como vocales. Esta comisión, el 14 de setiembre de 1871 se dirige al Gobernador Provincial solicitando las medidas para ser reconocido como Pueblo.
                Con el nacimiento de la Unión Cívica y luego la Unión Cívica Radical, Mariano Candioti se enrolo rápidamente en las filas del novel partido que surgía al clamor de la apertura democrática,  los comicios libres y la participación popular en la cosa pública. Caracterizado por ser un gran luchador, Candioti siempre estuvo dispuesto a la hora de las distintas revoluciones radicales, método que él mismo creía como él único posible para desterrar el contubernio y la oligarquía gobernante. De tal forma tuvo gran participación en las mencionadas revoluciones.
                En 1892, El presidente del país era Luis Sáenz Peña, había asumido en octubre de 1892 después de un proceso electoral fraudulento, para algunos el más escandaloso en un tiempo de fraudes frecuentes. Sáenz Peña era el presidente, pero quienes manejaban los hilos del poder detrás del trono eran Julio Roca y Carlos Pellegrini. En 1893, Alem es la figura que nuclea una fuerza temible, exige moral republicana y condena la política de acuerdos con el Gobierno Nacional.
                La UCR se fortalece alberga en su seno las demandas y las necesidades históricas de toda una sociedad. A esto se debió en gran medida la fortaleza y el rápido crecimiento de la UCR en sus orígenes.
                El radicalismo allá por 1893, ya convergía en una serie de acciones políticas con importantes sectores sociales de nuestro país, en este caso con los colonos santafesinos que reclamaban tanto derechos políticos como así también mejoras laborales, al ser estos reducidos por el gobierno y la oligarquía, al simple papel de braceros. Los conflictos no tardaron en aparecer, y el radicalismo mostró rápidos reflejos al incorporar las demandas de los inmigrantes. Los hechos ocurridos en Santa Fe son muy significativos dado que se inscriben en la lucha por la democratización política.
                Era evidente la crisis en el gobierno nacional día a día crecían las especulaciones financieras y oscilaban las cotizaciones en la Bolsa; se aceleraba el proceso inflacionario y con la pérdida del poder adquisitivo aumentaban las protestas de los trabajadores. Un severo ajuste que afectaba a las clases populares y a amplios segmentos de las clases medias y altas, generó un clima turbulento, en especial en la provincia de Santa Fe.
                En aquella provincia, las dificultades económicas y financieras eran cuantiosas y generaban un clima perturbador en la sociedad. A pesar de las restricciones presupuestarias, fue necesario generar nuevos impuestos, con las inmediatas reacciones de los sectores agrícolas que se manifestaron principalmente en las localidades de Humboldt y San Jorge, iniciándose así las primeras insurrecciones en febrero de 1893.
                Se conformó la Unión Agraria con la intención de organizar la lucha y la articulación entre las distintas colonias; el gobierno provincial cederá a algunas demandas a los fines de apaciguar este movimiento, este se sofoca solo por unos meses. La unión Agraria se consolida y al frente de ella se encuentra un dirigente radical, Atanasio Paez.
               
Rifleros Suizos
En Rafaela,
el Gobierno había dispuesto un aumento del diez por ciento sobre las cosechas de trigo y maíz, que debía cobrarse a los agricultores, a través de recaudadores que visitaban las chacras. Lo mismo sucedía en localidades vecinas como Aldao, Humberto Primo y María Juana, a raíz de estas medidas, se producen manifestaciones abiertas contra las autoridades del pueblo y las de la Provincia. La tensión crecía, se ampliaba hacia el norte y el sur, culminando en el estallido de un movimiento revolucionario del que participaron empresarios, comerciantes y colonos, alzados en armas contra el Gobierno. La revolución se propaga por varios puntos de la provincia, Esperanza, Helvecia, Rafaela y su zona de influencia.
                Candioti es un infatigable animador de los intentos revolucionarios de los radicales de Santa Fe. En Rafaela, es tomada la Jefatura de Policía, en ese momento, era Jefe de Policía el Sr. José María Aragón el que es reemplazado por don Federico Maurer (líder de la revolución) y hermano de Lamberto Maurer, los revolucionarios entre los que se contaban los Sres. Demetrio Iturraspe, Federico Maurer, Angel Román, Angel S. Caballero, Alfredo Fava (director del Diario "El Liberal"), Pedro Cardetti, Roque Mendoza (que era procurador), Vicente Rescoy (Escribano Público), Carlos Pudicomb, Hugo Wagner (miembro de la Comisión de Fomento), César Gauchat, José y Julio Bretón, Vicente Vianco, Francisco J. Barco y otros, tomaron la Jefatura de Policía, también participaron de la toma de otros establecimientos, Francisco J. Barco (que en ese entonces era Gerente del Molino de Bruhl y Silva, después Molino Frossi).
                Mientras tanto, en Rosario, el 29 de julio de 1893 se produjo la primera rebelión de los militantes radicales contra el gobernador Juan M. Cafferata, organizada por Leandro Alem, Lisandro de la Torre, Agustín Landó y Fermín Lejarza, entre otros.
Algunos hasta entonces eran integrantes del autonomismo; otros del Partido Liberal que lideraba Nicasio Oroño, resultando evidente la presencia de caudillos rurales que eran apoyados por algunos colonizadores extranjeros. Aristóbulo del Valle los apoyaba desde el ministerio del Interior.
Los conspiradores decidieron atacar la Jefatura de Policía y durante dos días resistieron los leales al gobierno, que estaban a las órdenes del jefe Manuel Cilvetti; se registraron 104 muertos y 268 heridos. Entre los sublevados estaba el Coronel José Urbano Fernández. Vencida la resistencia en Rosario, los radicales mediante una confabulación lograron detener en Baradero al ministro santafesino Luciano Leiva, quien regresaba de Buenos Aires en tren para conducir la defensa en el territorio provincial.
                Los conspiradores de Rosario estuvieron apoyados por fuerzas de Cañada de Gómez, San Lorenzo y Melincué, aproximadamente cinco mil voluntarios cívicos lucharon hasta el 30 de ese mes, instalándose allí Leandro Alem.
Después de derrocar a las autoridades locales, en Esperanza se constituyó la junta radical integrada por Martín Rodríguez Galisteo, Mariano Candioti, Carlos F. Gómez, Demetrio Iturraspe y Manuel M. Cervera, entre otros. Esa “Junta Revolucionaria del Norte” era apoyada por los colonos suizos que habían fundado la colonia de la Esperanza y que estaban armados porque así se los autorizó al acordar la inmigración y acompañaron a “los radicales” en la marcha hacia la capital santafesina.
En Rosario el movimiento fue dirigido por Lisandro de la Torre. Lisandro y sus hombres armados con bombas y fusiles aportados por oficiales radicales de Zárate, tomaron la Jefatura de Policía y lograron que la ciudad cayera en manos de los rebeldes. La rebelión se extendió a Santa Fe, donde el lugarteniente de De la Torre, Mariano Candioti, al frente de unos 300 hombres tomó los principales edificios del gobierno provincial expulsando a tiros a los roquistas.
                Los grandes dirigentes de la jornada fueron Lisandro de la Torre, en Rosario, y Mariano Candioti en Santa Fe. Criollos e inmigrantes, colonos en armas y paisanos avanzaban sobre las ciudades. Como consecuencia de la movilización, el gobernador Juan M. Cafferata renuncia, asume José Elías por ser el Vicegobernador. El 31 de Julio Elías no puede retener el avance revolucionario y entrega el poder a una junta integrada por Mariano Comas (Presidente del Senado) y Bernardo e Ignacio Crespo (políticos de la oposición). El 3 de agosto de 1893, el vicegobernador José Gollán rinde la ciudad de Santa Fe y presenta su renuncia. La revolución radical había triunfado.
                Candioti se hizo cargo del poder como gobernador de la provincia. Una frase suya expresa el ideario de los revolucionarios: “Marcharemos para reclamar por nuestros derechos con la Constitución en la mano y el revólver en el cinto”.
                En su gobierno, llamado de los veintiún días, porque ése es el tiempo que duró, lo secundaron Agustín Landó como vicegobernador, Fermín Joaquín Lejarza como Ministro de Hacienda, Rodríguez Galisteo, ministro de Gobierno, Lisandro de la Torre en el Ministerio de Justicia, Instrucción Pública y Agricultura y el doctor Manuel Cervera como secretario. El 24 de agosto de 1893, el gobierno de los 21 días llegó a su fin ante la rendición de las fuerzas radicales y la intervención Nacional y la provincia quedó, nuevamente, bajo la  hegemonía de Luciano Leiva. Los radicales se exiliaron y continuaron insurreccionándose en todo el país.
                El 7 de septiembre de 1893, Mariano Candioti y el radicalismo santafesino, a través del doctor Joaquín Cullen presentó una demanda declarando inconstitucional la Intervención federal que se había impuesto sobre su gobierno, amparándose en el artículo 81 de la Constitución Nacional: Art. 81.- Ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las Cámaras podrá repetirse en las sesiones de aquél año. (El proyecto había sido desaprobado por la Cámara de Diputados y vuelto a tratar y aprobado días después). La objeción hecha por el Dr. Cullen se refiere a la forma en que fue llevada a cabo la intervención, ya que viola un artículo de la Constitución. El Dr. Cullen al solicitar el accionar de la Corte Suprema no se refería al fondo de la ley misma, sino a la inconstitucionalidad de dicha ley. Además, reconoce en el Congreso la facultad de sancionar leyes de intervención.
                La segunda insurrección encabezada por Alem estaba deficientemente organizada y carecía de plan. El 7 de septiembre el comandante radical Bello sublevó sus tropas en Tucumán e impuso un gobierno revolucionario al mando de Eugenio Méndez. El gobierno nacional decidió responder con firmeza y envió un poderoso ejército al mando de Carlos Pellegrini que obtuvo la rendición de los revolucionarios el 25 de septiembre.
Buque ARA Los Andes
               El 24 de septiembre Mariano Candioti con un ejército cívico-militar volvió a levantarse en armas en la Ciudad de Santa Fe y luego de dos días de combate fueron derrotados. Ese mismo día Alem llegó a Rosario escondido en un buque de carga. La población lo recibió como un héroe y fue proclamado presidente de la Nación en una gran asamblea popular. Inmediatamente se organizó un ejército popular de 6.000 hombres, aunque escaso de armas. En el puerto de Rosario, el buque "ARA Los Andes" de la Armada, al mando del teniente de fragata Gerardo Valotta se plegó a la revolución y participó en el Combate naval de “el Espinillo” donde se enfrentó al Capitán Manuel García Mansilla, lo mismo hizo la torpedera Murature en el Tigre, que fue destruida por las tropas leales al gobierno.
                Vencida la revolución en todo el país, las tropas del gobierno nacional, al mando del general Roca se concentraron sobre Rosario. El buque revolucionario Los Andes, al mando del teniente de fragata Gerardo Valotta, salió a enfrentar los buques que traían el ejército leal por el río Paraná; en el combate naval fue vencido por el acorazado Independencia y la cañonera Espora.
                La situación de Leandro Alem se volvió desesperada. Roca amenazó con bombardear la ciudad si los revolucionarios no se rendían. Haciendo gala de su intransigencia, Alem decidió inicialmente resistir a todo trance, pero las mujeres y las comisiones de vecinos le piden que salve a la Ciudad. Alem decidió entonces no combatir y permitir que las tropas del gobierno reconquisten Rosario. El 1 de octubre Alem fue capturado y encerrado con cientos de revolucionarios, permanecerá preso durante 6 meses. Candioti y otros tantos líderes revolucionarios deberán exiliarse y o sufrir la prisión.
                Aunque la revolución terminó siendo derrotada en todo el país, el radicalismo logró su objetivo de consolidarse como una fuerza joven de alcance nacional capaz de receptar las necesidades históricas de la sociedad de la que era parte. El vínculo entre el inmigrante y el nativo quedará sellado a fuego y se expresará desde ese momento en la Unión Cívica Radical.
                Poco o nada se sabe de Candioti posterior a la revolución pero podemos afirmar que llevo adelante los principios ideológicos de la Unión Cívica Radical con gran firmeza y convicción en pos de un futuro mejor por la patria y la República a fin de desterrar el germen de la oligarquía que gobernaba en un contubernio fraudulento a espaldas del pueblo.
              Su vida se pagará finalmente en el olvido de la historia, y que hoy tratamos de rescatar, el 2 de agosto de 1912.
Pablo Eduardo Vázquez
 
 
 
 
 

 
 
 
 

 
 
 

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