viernes, 7 de noviembre de 2014

HORACIO OYHANARTE - Una vida al Servicio de la causa Nacional

Hablar o leer sobre Oyhanarte para quien además de ser Radical es Yrigoyenista produce una inmensa admiración y respeto, puesto que este insigne valuarte de la dirigencia de la Unión Cívica Radical fuera entre otras cosas aquel defensor de la causa Yrigoyenista hasta sus últimos días.
Horacio Bernardo Oyhanarte nació en Rojas, Provincia de Buenos Aires un 15 de marzo de 1885, fue abogado, recibido en la Universidad Nacional de La Plata en 1907, pero fundamentalmente se desarrolló como político y diplomático.
Su padre, Juan Oyhanarte, quien fue asesinado por los conservadores por razones políticas en 1896, también fue el presidente del primer Comité Radical de Rojas, y director del diario “La Verdad”, y luego sería dirigido por su madre, María Hegoburu. Toda la familia mantuvo siempre una relación de gran fidelidad a Hipólito Yrigoyen. Sus hermanos fueron Raúl, Juan, Rodolfo y Nicasio.
Se incorporó desde muy joven a las filas del Radicalismo siguiendo los pasos de su padre y abrazando la causa Radical Yrigoyenista.
Fue un hombre de acción, y el destino lo puso frente a Hipólito Yrigoyen, quien sería su conductor y su ejemplo. Será el hombre que supo unir su extraordinaria capacidad de acción, su desbordante energía, su pasión, con ese genio, con esa dosis de intelectualidad absolutamente necesaria para distinguirse y diferenciarse del resto. Se transformará en un orador claro y profundo, que despertaba el entusiasmo de quienes lo escuchaban, en sus discursos se imponía por sobre todo el contenido.
Participó en la Revolución radical de 1905. En 1914 fue elegido Diputado Nacional representando a la Unión Cívica Radical. Es histórico su discurso inicial como diputado cuestionando por fraudulenta la elección de la Provincia de Buenos Aires. En 1909 era secretario del Comité de la Juventud y posteriormente integró, entre otros cuerpos, la Convención y el Comité nacional.
                Durante la Primera Guerra Mundial defendió en el Congreso la posición de neutralidad. Solía actuar violentamente y batirse a duelo; en 1915 mantuvo un famoso reto a duelo con Alfredo Palacios, que no llegó a concretarse, pero que significó para este último su expulsión del Partido Socialista.
                Brindó toda su vida a los postulados que dieron origen, esencia y fundamento a la Unión Cívica Radical, entre ellos, abrazó la causa Yrigoyenista, la emancipación nacional, el sufragio libre, la reivindicación nacional, el respeto a la constitución y todo ello con un gran sentido ético y moral digno de aquellos Dirigentes que hicieron grande a la Unión Cívica Radical.
                Hizo un culto de la lucha contra el “régimen falaz y descreído”, aquel régimen oligarca, fraudulento, petulante y desvergonzado como él lo llamaba.
En la campaña electoral para las elecciones presidenciales de 1916, escribió su libro El Hombre, sobre la vida de Hipólito Yrigoyen, que tuvo una influencia importante en la  elección para Presidente de la Nación.
                Durante la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930) desempeñó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores. En su gestión se destaca el acuerdo D'Abernon - Oyhanarte con el Reino Unido, de compra directa de material ferroviario de gobierno a gobierno, y las negociaciones con la Unión Soviética para comprar petróleo crudo a menor precio. Esta última gestión ha sido mencionada entre las causas directas del golpe militar del 6 de setiembre de 1930, ya que esto significaba el fin absoluto de la dominación petrolera estadounidense y británica en nuestro País.
En el momento del golpe militar que derrocó a Hipólito yrigoyen, fue Oyhanarte quien se mantuvo en todo momento al lado del Presidente, intentó organizar la defensa y finalmente fue él mismo quien lo protegió y logró la huida de Yrigoyen, lo trasladó en su automóvil a La Plata. Luego, refugiado en Uruguay, el gobierno militar solicitó su extradición para ser enjuiciado en Argentina por corrupción, extradición que fue rechazada por el gobierno uruguayo.
                Al morir Yrigoyen en 1933, Oyhanarte volvió a Argentina siendo inmediatamente detenido. Estuvo preso durante seis meses en la cárcel de Devoto (Ciudad de Buenos Aires), siendo luego liberado sin acusación, instalándose en París hasta 1944, año que vuelve a Argentina y es recibido por el radicalismo como un símbolo del partido. Perón le ofreció ser su vicepresidente, ofrecimiento que rechazó. Sin embargo, poco después renunció también a su cargo en el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical en discrepancia con la formación de la Unión Democrática. Lo hace el 3 de enero de 1946, pero hombre de partido, no hace pública su determinación hasta dos meses después de los comicios del 24 de febrero, en que triunfa el entonces coronel Perón. Aun en la fuerte discrepancia no quiso perjudicar a la U.C.R. En esa renuncia (que fue su último documento político) Oyhanarte habla claro y habla fuerte: acusa al Comité Nacional de ser el responsable de lo que en efecto ocurrió, es decir la confusión popular por haberse apartado de la histórica línea de la intransigencia radical. Sostiene que el destino radical, en el gobierno o en el llano, está en preservar el futuro. Aconseja, conmovido, que la U.C.R. esté unida “...con fe en su ética y en su porvenir... Y así a de ser porque la Providencia nos ha brindado la adversidad, pero nos ha excluido de la indignidad.”
                Una dolorosa enfermedad lo aqueja y le impide desplazarse normalmente. Muere, a los 61 años, el 7 de noviembre de 1946. Su cuerpo es velado en su casa de la calle Arroyo, en una sala presidida por un gran retrato de Hipólito Yrigoyen. Una multitud de radicales y su familia lo llevan a pulso hasta su destino final, el único posible para un luchador de su talla: el Panteón de los Héroes de la Revolución del 90, en La Recoleta. Allí está junto a Alem, y junto a Yrigoyen.

Pablo Eduardo Vázquez

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